TRAGEDIA EN UN INSTITUTO DE BARCELONA

Accedemos a un centro de menores para trastornos psiquiátricos

La llegada es el primer y más difícil paso para aquéllos menores con trastornos pisquiatricos, de conducta o personalidad al ingresar en centros especializados en su resocialización. Una tarea costosa para el menor y para sus familias.

Alejandro recuerda perfectamente cuando hace casi un año y en contra de su voluntad, entro en este centro. "Estas en una cárcel, es tu primera sensación", asegura. Una sensación que fue borrando poco a poco, hasta lograr casi haber reconducido su vida. Ha abandonado un pasado lleno de violencia en casa y en la calle, robos, hurtos y drogas. "Lo peor que he hecho es dar miedo a mi hermana y a mi madre".

Aquí se les ofrece un programa terapeútico individualizado, que comienza por un periodo de adaptación al centro, algo que suele durar un mes. Un día a día que pasa por cumplir normas cotidianas y sencillos objetivos. Una vez superada esa etapa, recuperan sus actividades cotidianas como ir a clase. Después vendrá el trabajo más difícil como tratar de relatar su historia, sus vivencias y reconducir conductas. Todo bajo un régimen establecido de pautas y horarios. "Cuando llegan están 15 días sin contactar con su familia. La idea es que se echen de menos", nos dice un educador. Recuperar la autoestima, corregir errores y ser capaces de ponerlos en común en sus horas de encuentro con las educadoras, psicólogos y psiquiatras que tratan rigurosamente el problema que padecen.

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