El sonido más aterrador del mundo
Aviso para asustadizos: Sergio Dalma toca... ¡el silbato de la muerte azteca!
Tras sorprender con el desafío de la gravedad, el colaborador ha confesado que traía uno de sus experimentos favoritos "de toda la historia de El Hormiguero".
Desafío de gravedad
Hemos elaborado un experimento para comprobar que se cumplen las leyes fundamentales de Newton y la ley de la Gravedad.
La primera ley de Newton establece que un cuerpo permanece en su estado de reposo o movimiento uniforme en línea siempre y cuando la resultante de las fuerzas que actúan sobre el mismo sea nula.
En en nuestro sistema tenemos la pelota en reposo a cierta altura, ya que se compensan la fuerza de la gravedad (hacia abajo) y la fuerza normal (hacia arriba) ejercida por la superficie que sostiene la pelota.
En el momento que retiramos el apoyo de la plataforma, la pelota se verá afectada exclusivamente por la atracción gravitatoria, y describe un movimiento vertical uniformemente acelerado, cuya aceleración es la de la gravedad.
A su vez, la plataforma cae debido a la acción de la gravedad también, pero al tener uno de sus extremos fijado al suelo, la cesta describe una trayectoria con forma de arco hasta que coinciden en el suelo, logrando la canasta.
Al someter un cuerpo únicamente a la fuerza de la gravedad este experimenta un movimiento de caída libre totalmente vertical.
Silbato de la muerte azteca
El “silbato de la muerte azteca" es un artefacto arqueológico único y escalofriante asociado con la civilización azteca, que existió en lo que hoy es México en los siglos XIV al XVI. Estos instrumentos, a menudo esculpidos en arcilla, tienen la forma de cabezas de calaveras u otros diseños macabros, con dos o más flautas que emiten un aullido inquietante, similar al de un ser humano, cuando se sopla en ellos.
La morfología de estos silbatos es variada, pero suelen representar elementos asociados con la muerte, como calaveras. Funcionaban como instrumentos de viento, y cuando se soplaba en ellos, producían un sonido estridente y aterrador.
Se descubrieron en excavaciones arqueológicas en los años 90, pero no fue hasta 15 años más tarde que los expertos se percataron de que era un silbato, y que emite ese sonido tan peculiar.
El propósito exacto y la significancia cultural de los silbatos de la muerte aztecas siguen siendo tema de debate entre historiadores y arqueólogos. Algunas teorías sugieren que podrían haberse utilizado en contextos religiosos o rituales, como en ceremonias de sacrificio, para imitar los gritos o lamentos de las víctimas sacrificadas o para simbolizar la presencia de los dioses. (veremos una imagen de uno encontrado junto a un esqueleto…sin cabeza)
Otra teoría plantea que estos silbatos podrían haber tenido un propósito psicológico o de intimidación en el campo de batalla, ya que el sonido inquietante que producían podría haber sembrado el miedo en el corazón de los enemigos. Imaginemos muchos de estos sonando a la vez en la noche de la selva….
Independientemente de su uso preciso, los silbatos de la muerte aztecas son artefactos fascinantes que ofrecen una visión de la cultura y las prácticas únicas de la civilización azteca. Estos silbatos se han vuelto populares en los últimos años debido a su sonido inusual y distintivo, y se han convertido en objetos de colección y curiosidades para aquellos interesados en la historia y la arqueología mesoamericanas.
¿Por qué suena así?
Las cavidades internas del silbato imitan bastante fielmente la laringe humana. Además, emite una frecuencia de entre 1000 y 2000 Herzios, que coincide justo con las frecuencias más empleadas por los humanos al gritar, particularmente de miedo. Cuando gritamos por otros motivos, las frecuencias no están tan concentradas alrededor de este rango.
Además, al ser un sonido disonante por tener muchas frecuencias a la vez que no se encuentran en armonía, genera una sensación de desasosiego en nosotros, como todos los sonidos disonantes, muy empleados en series de miedo, películas, etc.
La mala experiencia de Sergio Dalma con el bótox
Durante la entrevista, Sergio Dalma ha presentado su nuevo disco, titulado Sonríe porque estás en la foto. Con sonidos ochenteros y y pegadizos en sus canciones, Pablo Motos le ha preguntado por esta juventud en lo musical... y en lo estético. De hecho, ha querido saber si, a sus 59 años, se ha puesto bótox.
El cantante ha confesado que sí, aunque no guarda buen recuerdo: "Me pusieron de todo y a los dos días parecía Carmen de Mairena", ha afirmado. En su opinión, "hay un momento en la vida en el que ya no puedes ir contranatura".