SEGUNDA TEMPORADA | 'CASADOS A PRIMERA VISTA'

SuperFalete analiza a los concursantes de 'Casados a primera vista'

En esta segunda temporada de 'Casados a primera vista' volvemos a contar con la colaboración de @SuperFalete. Antes de que el programa haya empezado, ha querido comentar lo que hasta ahora sabemos de los concursantes. ¿Te lo vas a perder?

Hoy me he asustado al recibir una llamada de las altas esferas de Atresmedia:

- SuperFalete, ¿quieres participar en Casados a primera vista?

- Sabéis que os tengo cariño, pero es que no quiero casarme así.

- No, me refiero a comentar el programa, como la otra vez.

Y como no sé decir que no, llevo varias horas recopilando información sobre los nuevos participantes, para saber lo que me espera.

Vamos a tener a Andrea, que es una veterinaria de Elche. Busca a una persona equilibrada y abierta de mente. Tiene tres hurones y un bulldog francés en casa, pero cree que todavía le cabe un marido. Quiere que su pareja tenga conversación fluida y “su misma energía y pasión por las cosas”. ¿Por todas las cosas en general? ¿Hay que tener pasión por una regadera o un mando a distancia? No lo sabemos todavía. ¿Es una intensa? Probablemente.

La otra chica se llama Sabrina y tiene 32 años, dice que es de Salamanca aunque nació en Zurich. Habla seis idiomas y es profesora particular de alemán. Afirma que no tiene problemas para ligar, pero es muy selectiva. Una soltera exigente que, de hecho, dice que los chicos que ha conocido son poco serios, poco formales o directamente aburridos. Es que lo queréis todo. Yo reconozco que no soy ninguna de las tres cosas.

Pedro tiene 51 años y es un arquitecto de Majadahonda que cree que ha alcanzado la serenidad necesaria para encontrar el amor. Parece que es una de esas personas que cree que hay un momento para todo. Como cuando inició la carrera de Arquitectura y luego la abandonó para montar un bar de copas y luego dejó ese mundo para volver a la Arquitectura, y finalmente decidió preparar la tesis doctoral para acabar dando clases en la universidad. Ha estado dos veces a punto de casarse, pero al final no lo hizo porque le surgiría otra cosa.

Jonathan tiene 35 años. Es de Benidorm, comercial y DJ. Busca a una chica a la que le guste el deporte y que respete su trabajo y sus decisiones. Está al día en música y es autodidacta en esto de ser disc jockey, por lo que ha logrado hacer bolos en “discotecas, bodas y eventos”. Afirma que es de los que se encapricha enseguida pero nunca se ha enamorado de verdad. Y luego sostiene que le encanta la idea de ponerse en manos de un gabinete de psicólogos que le ayude a encontrar pareja. Lo normal, vamos. Por eso quiere que su chica tenga valores y sea transparente, divertida, alegre, con la que poder hacer muchos planes y que sea guapa. Y millonaria, añado yo. Puestos a pedir, no te cortes.

También tendremos a Alberto, bailarín de 32 años (hizo cursos en Londres y Nueva York), sevillano residente en Madrid y acaba de finalizar la carrera de Turismo. No está seguro de haber estado enamorado alguna vez, pero acto seguido nos dice que a los 20 años conoció a su primer amor. No, pero sí. Quiere que su pareja “tenga un punto salvaje y loco”. Le podría presentar a más de veinte hombres y mujeres con un punto salvaje y loco (sobre todo esto) sin salir de Twitter. Que me hubiera preguntado antes.

Finalmente, he sabido que tendremos a un joven gaditano de 24 años que se llama Tito y es bailarín. Trabaja como gogó, pero lo que verdaderamente quiere es tener su propia pescadería en el barrio. Se confiesa enamoradizo y dice que es muy detallista. Y reconoce que busca a una mujer “que sea honrada, trabajadora y, sobre todo, limpia”, para tener muy pronto dos hijos a los que llamaría Romeo y Julieta. No estoy de coña, todo esto es cierto. Es de agradecer que los de Atresmedia me den el trabajo hecho,

- Mami.

- ¿Qué quieres, Julieta?

- Romeo dice que aquí huele a pescado.

- Pues será cosa de tu padre, que yo soy muy limpia.

Y no os cuento nada más por ahora. El lunes empieza.

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