PROGRAMA 5 I CASADOS A PRIMERA VISTA CON 'SUPER FALETE'
Enrique, haz el favor de atacar a Vero
Laura y Mariano se han divorciado. Les dieron unas horas para pensárselo y solo usaron dos minutos, uno más del que utilizaron para pensar lo de casarse, porque hay que vivir al límite. Lo cierto es que, con este dato, ya podemos decir que el programa nos está dejando un dato desesperanzador: de cada cuatro parejas, tres y pico fracasan.
Porque en la pareja que parecía funcionar mejor, hemos visto a Enrique, que al ser un hombre del siglo XXI, prefiere jugar al fútbol en la Play Station antes que atender las necesidades de Vero. Y es que él dice que las cosas de sexo le dan vergüenza, aunque necesitará otra excusa, porque sabemos que es camarero y de Valencia. A ver si nos va a convencer también de que no sabe lo que son las drogas. O de que no fuma. Enrique, haz el favor de atacar a Vero. Y tú, Vero, ayúdale poniéndote un picardías o algo, que ya habrá tiempo para el pijama de felpa.
En Chiclana, Laurent taladra, pero solo hablamos de bricolaje. Compra y cocina para Toñi. Y menos mal que es así, porque ella reconoce que no tiene ni idea. No miente, porque confunde una carrillera con una carretera. Él se lo intenta explicar diciéndole que es un músculo de la boca de la ternera, pero al final le tiene que aclarar también que una ternera es una vaca y porque ha parado, que lo siguiente era decirle que una vaca es un mamífero. Y aún pareciendo despistada en temas culinarios, sigo pensando que Toñi estaría más en su ambiente en Top Chef que casada. A Laurent le aconsejamos que huya. Que regrese a Caravaca o, mejor, que se vaya a alguna aldea escondida de Bélgica y se acoja a un programa de protección de testigos.
Si hay que darle un premio a Laurent, a Salva habría que condecorarle porque es un héroe: no ha salido corriendo al entrar en la habitación que le ha preparado Gloria, con sus cuadros de niños vampiro. Resulta que Gloria tiene una biblioteca de hechizos que ya la quisieran en Hogwarts y unos cuadros de chupasangres adornando las paredes. Lo normal en estos casos. Y allí está Salva, con los tupper de sopa que le ha preparado su madre y su osito de peluche, haciéndose un hombre, como quien va a la mili.
De todos modos, creo que la mayoría optaríamos por dormir con un vampiro, aunque sea real y no pintado en un lienzo, antes que pasar un día con Toñi. Alguien tenía que decirlo.