Una vez en casa con la moqueta cortamos a la medida para que encaje perfectamente. Si las esquinas no están a escuadra utilizaremos una cuchilla y una regla. Más tarde aplicaremos pegamento para que no se deshilache. Con una cinta adhesiva fijaremos la moqueta al suelo. Esta cinta nos permitirá que en un futuro cuando los peques crezcan podamos quitarla sin estropear el suelo. Se acabaron los ruidos en el rincón de lo peques gracias a este briconsejo.