LA FAMILIA MÁS FAMOSA Y POLÉMICA
A la par que TikTok le gana el pulso a Instagram, el reinado de las Kardashian empieza a parecer algo de una época pasada. Su reality, que cada vez da más pereza, es muestra de ello. Sin embargo, las nuevas incorporaciones de la familia pueden tomar el testigo.
Las brillantes letras con las que se escribe el nombre de las Kardashian en el tráiler de la nueva temporada de su reality show (que puedes ver arriba) nos dan una pista de dónde están ahora y por qué son cada vez menos interesantes como producto televisivo.
El glamour de la tipografía es la muestra de que el chonismo que las caracterizaba ha dado paso a una imagen estilizada (o al menos así lo pretenden) que ya no se corresponde con la de aquellas hermanas que se peleaban delante de la cámara y dejaban una mancha de maquillaje en la pared al terminar el asalto. Su programa actual, 'The Kardashians', que vuelve a Disney+ el próximo 25 de mayo, es la sombra de lo que en su día fue 'Keeping up with the Kardashian' porque, inevitablemente, ellas han evolucionado a... ¿algo mucho más aburrido?
No deja de ser admirable que, a lo largo de los años, las integrantes de la familia Kardashian se las hayan apañado para ser unas petardas en televisión mientras construían sus imperios y se convertían en personalidades de referencia: las primeras grandes influencers del mundo global. Ahora bien, a medida que su imagen se asocia al lujo y la exclusividad, a lo aspiracional, indefectiblemente se separan de lo mundano. Son términos antónimos, por mucho que ellas hagan malabares para unirlos.
Y eso se está reflejando en su programa televisivo. "SU LEGADO", dice el tráiler. Seamos serios, ¿a quién le importa el legado de las Kardashian?, ¿queremos ver una eterna publicidad encubierta de sus marcas y productos? No, nos hacía gracia cuando Kim le robaba la leche materna a Kourtney para usarla como loción corporal o cuando Kris le leía la cartilla a Kim tras su matrimonio de solo 72 días.
Su cultura de la dieta, un mal ejemplo
Cuando Kim Kardashian vistió para la Met Gala el vestido de Marilyn Monroe con el que cantó el cumpleaños feliz a John F. Kennedy, recibió una doble crítica. Por un lado, por poner en riesgo un vestido histórico (se le saltaron las costuras del uso) y, por otro, por el alarmante mensaje que lanzaba en cuanto a pérdida de peso. Kim aseguró que había perdido más de siete kilos en solo 21 días para entrar en el vestido, lo cual en 2023 se percibe, mucho más que antaño, como una declaración irresponsable que puede empujar a las jóvenes a seguir dietas para emularlas o impulsas trastornos alimenticios.
Por supuesto, no es la primera vez que la cultura de la dieta de las Kardashian se ve como un mal ejemplo. Ellas han sido, en cuanto a su imagen física, modelo a seguir para muchas personas y se rumorea, incluso, que utilizan medicamentos para la diabetes (tanto Kim como Khloe) para adelgazar. No son buen ejemplo. Y lo peor es que, además, suelen ser imagen de productos adelgazantes. No es nuevo, pues ya en 2012 tuvieron una demanda millonaria a cuenta de unas pastillas adelgazantes que anunciaban, pero cada vez hay más conciencia social sobre el tema.
Crisis de reputación por el cambio climático
A principios de 2020, Kim Kardashian tuiteaba "El cambio climático es real" junto a un emoji de corazón roto. En un primer momento podría aplaudirse que la empresaria usase su poder e influencia para el activismo ecológico, pero rápidamente se volvió en su contra porque la gente lo señaló como un acto de hipocresía o un intento de mejorar su imagen subiéndose a ese carro. Le pusieron la cara roja con datos porque si hay algo que a un famoso y rico le gusta más que el ecologismo es usar su avión privado: un informe detalló que en solo medio año Kim realizaba 57 vuelos, generando una excesiva huella de carbono. Además, se le afeó su consumo de agua: en plena sequía de California, Kim excedía los límites de agua permitidos en sus dos casas de Hidden Hills.
Su hermana Kylie Jenner también fue señalada, saliendo a la luz que usaba el jet privado en traslados de menos de veinte minutos. Por su lado, Kourtney fue nombrada "embajadora de sostenibilidad" de la marca de ropa Boohoo, la cual también fue acusada de "greenwashing" al proclamar que usaban materiales reciclados pero sin especificar en qué porcentaje.
La dificultad de adaptarse a los nuevos tiempos (y redes)
Según Kardashian Data Koalition, un grupo dedicado a monitorizar la influencia de las hermanas en las redes, el paso de la foto al vídeo no les ha sentado demasiado bien. Si antes Kim conseguía 3,2 millones de likes con una imagen en Instagram, ahora con un vídeo alcanza los 1,2 millones. Así, el cambio de tiempo afecta doblemente a las Kardashian, que penaliza tanto los valores sobre los que levantaron su influencia como su capacidad de adaptarse al nuevo formato. Si fueron las reinas de Instagram, no lo son de TikTok.
Pero si entre las hermanas es Kendall, y sus incursiones en las pasarelas, quien mejor aguanta el avance de los tiempos, a la familia Kardashian-Jenner aún le queda una esperanza muy prometedora: la nueva generación.
North y Saint West (hijos de Kim y Kanye West) o Stormi Webster (hija de Kylie Jenner y Travis Scott) están empezando a acaparar la atención en redes sociales y en los medios. De hecho, esta semana North apareció junto a su madre en la 7º edición de los Premios de Moda Daily Front Row y, según infinidad de medios, "la eclipsó". Las cifras de TikTok hablan por sí solas: Kim Kardashian tiene 8,2 millones de seguidores, pero la cuenta que comparte con su hija, @KimAndNorth, acumula 15,5 millones. Efectivamente, las nuevas Kardashian (aunque no lleven el apellido) vienen pisando fuerte. Lo de que los niños no deberían tener ese nivel de fama y atención, lo dejamos para otro día.