Erika Eleniak, irreconocible con los brazos tatuados y muy cambiada desde su aspecto en 'Los vigilantes de la playa'
LA MUJER DEL PROGRAMADOR
En menos de cuatro años en antena '¡Boom!' se ha convertido en un clásico moderno de nuestra televisión que ha cerrado la mejor temporada en audiencias de su historia. Uno de los ingredientes de su éxito han sido Los lobos, cuya colección de aullidos ha sido escuchado en casi 300 programas consecutivos, en los que se han acercado a un vertiginoso bote de casi tres millones de euros.
Pero el alma máter del concurso esJuanra Bonet, polifacético comunicador catalán que se crió en el barrio de Horta-Guinardó y que se fogueó durante más de una década en la radio, en el teatro y en infinitas series de ficción. Ahora, ya asentado como presentador televisivo, celebra que su concurso que haya convertido en el inamovible líder de las tardes con audiencias que rondan un sobresaliente 16% de share.
Bonet se niega a definirse como presentador, cómico o actor, tal y como les explicó a los compañeros de T-P: "Me gusta hacer el payaso, toda la comedia, y me da igual dónde. Solo cambia el escenario". Eso sí, en el escenario siempre se muestra autoexigente: "Me mata ese exceso de perfeccionismo. Y si te va bien aún es peor, te pones el listón más alto y generas más ansiedad. Por eso me muerdo las uñas, vuelvo a fumar siempre que lo dejo, me harto a cafés o a chicles…".
Este showman nunca ha dejado de ser un chico grande, parecido al que creció entre comics, cintas de rock y películas de ciencia ficción. Ese que se deslumbró con el mítico '1984' de Orwell. Pero siempre con el prisma de la comedia, género en el cual se ha enamorado del talento de El Mundo Today, blog satírico que ha adaptado en la televisión, la radio o el teatro.
Pero por ahora Bonet se queda con la televisión, tal y como explicó en El Periódico de Catalunya, y con '¡Boom!', cuya clave de su éxito es sencilla: "Tiene algo que le gusta mucho a los niños: el hecho de descartar cables de colores, que haya explosiones y que haya adultos manchados. Por lo demás, son preguntas y respuestas, y el dispositivo aquí es la bomba. Y, luego, claro está, el programa se preocupa de buscar concursantes listos, simpáticos y con ganas de jugar. Yo hago de maestro de ceremonias y me ocupo de que sea ágil".
La agilidad se la dota con una implicación que le lleva a patinar "con alguna pregunta porque, mientras leo, estoy jugando yo. Es que las preguntas no me las sé; no me las leo, no me las estudio antes del concurso, porque en cada programa igual hay 50. Por eso, muchas veces estoy leyendo y jugando. Me implico... y, entonces, explota la bomba... y, en la posición en la que estoy, acabo pringado".
También acaban pringados Los lobos, que cuentan con un elemento diferenciador, tal y como explicó el presentador a Ecoteuve: "De alguna manera se puede decir que han hecho del concurso un oficio y son realmente buenos. Son un equipo muy compensado y muy compenetrado. Además, cuentan con la experiencia en otros concursos, como Saber y ganar, y conocen el medio. No solo tienen los conocimientos de cultura general para ir avanzando sino que en un momento dado te pueden dar contenido televisivo".
Y eso hace que para "el espectador sea más fácil empatizar. En un programa que hay nueve personas en pantalla, cuanto más conocidos sean, más fácil. Pero estoy seguro que hay gente que lo ve porque le cae bien uno y otro le cae mal y quiere que pierda. Lo bonito es ver cómo juegan, más allá de que puedas conectar en lo personal porque aquí concursan en grupo". Un grupo que ha hecho vivir tardes de gloria a los fans de '¡Boom!', concurso que no deja de crecer y que lleva camino de convertirse en la revelación del verano.