BETTY VE TELENOVELAS

William Levy, Maite Perroni y otras razones para sucumbir al 'Triunfo del amor' en Nova

William Levy es el actor del momento y te contamos muchas más razones por las que ver 'Triunfo del amor' en Nova.

Hace algo más de 30 años 18 millones de españoles se sentaron una tarde ante su televisión para ver el final de una telenovela. Era 'Cristal', todo un fenómeno de la época. Hoy en día esos datos de audiencia son prácticamente inalcanzables, pero siguen existiendo fenómenos que acaparan conversaciones, búsquedas en Google y hashtags en redes sociales.

Y en 'Triunfo del amor', la nueva telenovela de las tardes de Nova, confluyen varios de esos fenómenos. En primer lugar, es un remake de 'Cristal', con lo que los nostálgicos podrán recordar (y comparar) los amores y desamores de Cristina y Luis Alfredo con los de Maximiliano y María Desamparada.

En segundo lugar, su protagonista masculino es William Levy, que se ha convertido en el galán de moda tras su regreso a las telenovelas tras años dedicado a otros formatos y, además, se ha convertido en imagen de una de las marcas de moda más conocidas.

En tercer lugar, el protagónico femenino le corresponde a Maite Perroni, quien fue coprotagonista hace casi dos décadas de otro de los grandes fenómenos telenoveleros de la historia: 'Rebelde', donde no solo interpretó a uno de los personajes principales, sino que también fue parte de aquel grupo musical que marcó a toda una generación.

Pero, ‘Triunfo del amor’ no solo es la conjunción de varias circunstancias ‘fenomenales’, sino que también reúne otras muchas razones para sucumbir ante ella.

Max, el galán irresistible

A estas alturas los buenos aficionados al género de las telenovelas saben que William Levy es una apuesta segura en cualquier proyecto. Y su Maximiliano Sandoval no es una excepción.

Aparte de su más que evidente atractivo físico, Max también resulta interesante como personaje. No tiene sonrisas suficientes para cuanta mujer se le cruza en el camino, pero llega un momento en el que solo tiene ojos para una joven muchacha.

Si nos quedamos con la primera impresión, Max nos ofrece cierta desconfianza por su facilidad para dar confianza a toda mujer que se le acerque. Sin embargo, hace que nos replanteemos esa percepción inicial cuando afirma, firme y seguro, que cuando conozca a la mujer adecuada, cuando en su camino se cruce la mujer indicada, cuando se encuentre con una mujer especial, toda su vida girará en torno a ella. ¿Será María Desamparada esa mujer?

A mayores, resulta muy interesante la relación que hay entre Max y Victoria. Ella es su madrastra, pero ante ambos existe una complicidad muy especial. Existe el cariño de madre e hijo, pero ella también es inflexible como jefa. Y no se deja camelar por los encantos de su hijastro. Cuando se fija una reunión a una hora es a esa hora y no diez minutos después. ¿Cómo afrontará Victoria que su heredero ponga sus ojos en una humilde huérfana?

María Desamparada en busca de amparo

Mientras Max conduce su vida segura a bordo de un vistoso deportivo verde, María Desamparada vive de sueños. Vive del sueño de conocer a su admirada Victoria Sandoval y del sueño de ser modelo. Es dulce, tierna, cariñosa, inocente… ¿podrá adaptarse al nuevo mundo que se abre ante ella?

Pero María Desamparada no solo va a enfrentarse a la lucha de encontrar amparo laboral, sino que en ese camino va a encontrar el amparo sentimental. Su primer cruce de miradas con Max es de los que no se olvidan, pero ¿será capaz de confiar en ese atractivo mujeriego? ¿Podrá dejar de lado su férrea educación católica para darle una oportunidad al amor con alguien que no parece pisar demasiadas iglesias?

Además, no podemos perder de vista que la pareja William Levy - Maite Perroniya demostró su buena conexión y la química que logran transmitir juntos en ‘Cuidado con el ángel’.

Y, además, María Desamparada arrastra el trauma de no saber quién es su madre. De no conocer su origen. De desconocer si fue abandonada o perdida. ¿Cómo reaccionará cuando conozca la identidad de su progenitora? ¿Le pasará factura su vinculación con Victoria a su relación con Max?

Dos grandes damas de la historia telenovelera

Si bien los protagonistas principales de ‘Triunfo del amor’ son dos grandes nombres propios del género, a su lado aparecen otras dos grandes damas de la historia telenovelera. Daniela Romo y Victoria Ruffo son dos rostros más que conocidos y admirados.

En este caso, Daniela Romo interpreta nuevamente a una matriarca de fuerte carácter. Es tan devota, tiene tanta fe que no duda en empujar (casi literalmente) a su único hijo para que consagre su vida a la iglesia como sacerdote. A Bernarda le importa entre poco y nada lo que quiera Juan Pablo. Ella quiere asegurarse una buena posición a ojos de Dios. Es más, no siente orgullo de que su hijo se esfuerce por hacer el bien y ayudar a los demás. Para Bernarda lo más importante es que Juan Pablo rece única y exclusivamente por ella y por la salvación de su alma. Será, quizá, porque tiene demasiados pecados de los que dar cuenta.

Es que en sus profundas convicciones religiosas ha olvidado alguno de los principios básicos de la fe que dice procesar. En alguna parte del camino se dejó aquello de “amaros los unos a los otros como yo os he amado” y, sobre todo, la piedad, la compasión y la comprensión que predica la iglesia a la que tanto quiere servir. No sólo trató a patadas a Victoria cuando no era más que una muchacha, sino que en el futuro no dudará en utilizar todas las herramientas en su mano para incidir en el dolor infringido. Bernarda hará todo cuanto pueda para evitar que ningún escándalo pueda mancillar la carrera de su hijo y, obviamente, una hija no es una buena carta de presentación para alguien que aspira a ocupar lugares de alta responsabilidad en el clero, aunque él tenga más vocación de misionero que de cardenal.

En cuanto a Victoria Ruffo, en esta ocasión interpreta a Victoria, una mujer de la que podríamos decir que tiene una personalidad un tanto ambigua. Vive con el resentimiento y el dolor de haber tenido que entregar a su primera hija. Esa circunstancia la ha convertido en una mujer dura, pero, al mismo tiempo, ha sabido canalizar ese frustrado amor maternal hacia Max, el hijo de su marido.

Es muy curioso que en un momento esté llorando desconsoladamente (no sería Victoria Ruffo si no derramase un mar de lágrimas en cada capítulo) por no ser capaz de encontrar a su hija y que al momento siguiente esté humillando a una muchacha que ha vivido lo mismo que esa hija perdida que tanto extraña.

Y, además, también tenemos en la mente el recuerdo de que no es la primera vez que Victoria Ruffo interpreta a un personaje que tiene una hija con un sacerdote. ¿Cómo olvidar a la sufrida Macarena y su romance con el padre Juan Cristóbal en ‘En nombre del amor’?

Al margen de todo esto, Victoria es una mujer que ha peleado tanto por ocupar una privilegiada posición social que no va a permitir que nada ni nadie irrumpa en el reino que ha logrado consolidar. Y ese nada ni nadie incluye a una humilde muchacha que ha tenido la osadía de enamorarse del príncipe heredero.

A Victoria no le va a temblar la mano para apartar a esa arribista de su camino y, sobre todo, del de su hijo. Y, curiosamente, va a cometer el mismo error que cometieron con ella. Va a decidir ella por Max, exactamente igual que hizo Bernarda con Juan Pablo.

Pero, ¿qué sucederá cuando descubra la verdadera identidad de María Desamparada? ¿Seguirá pensando que no es la idónea para Max? ¿Logrará que su hija olvide todas las humillaciones recibidas?

Y, por otro lado, ¿cómo será el reencuentro entre esas dos mujeres? Bernarda conserva toda la soberbia y engreimiento del pasado, pero Victoria ya no es la humilde sirvienta que era. Ahora está acostumbrada a que se cumplan sus órdenes, ¿le cobrará el rencor del pasado?

Dos galanes reinventados

Y junto a estas dos grandes damas de las telenovelas, aparecen dos galanes que se han ido reinventando.

En el papel del sacerdote Juan Pablo tenemos a Diego Olivera, en un personaje totalmente diferente al que podemos ver cada tarde en ‘Amarte así, Frijolito’.

Juan Pablo parece condenado a vivir una vida en la que otros toman las decisiones por él. Bernarda decidió que fuera sacerdote y, por supuesto, ocultarle que es padre. Sin embargo, a pesar de no saber toda la verdad, arrastra el remordimiento de haber lastimado a Victoria. Sabe que actuó mal y no duda en preguntar una y otra vez por la muchacha que hizo tambalear su vocación.

¿Volverá a cuestionar su vocación cuando sepa toda la verdad? ¿Cómo reaccionará con Bernarda cuando sepa que le ocultó algo tan importante? ¿Actuará como Victoria iniciando una búsqueda de su hija o hará como que no ha pasado nada? ¿Qué sucederá cuando se reencuentre con Victoria? ¿Su relación es un capítulo cerrado del pasado o pueden resurgir viejas pasiones?

Mientras Juan Pablo se consagraba a la iglesia y a hacer el bien por los demás, Victoria siguió adelante no solo empoderándose como mujer en forma de empresaria de moda, sino también como esposa. Se casó con Osvaldo Sandoval (Osvaldo Ríos), un famoso actor de telenovelas. Parece que se quieren, pero es evidente que en su matrimonio hay algunas grietas.

Osvaldo está acostumbrado a ser el centro de atención cada vez que hace acto de presencia ya sea en un gimnasio, en un restaurante, en un casting o en un ascensor y no lleva del todo bien que su mujer preste atención a otras cuestiones que no son él. ¿Hasta qué punto está en crisis ese matrimonio? ¿Será Victoria capaz de confesarle a su marido ese secreto que le ha ocultado durante tantos años? ¿Cómo reaccionará él?

En definitiva, en ‘Triunfo del mar’ confluyen todos los elementos necesarios para mantenernos atentos a la pantalla cada tarde. Tenemos el romance de Max y María Desamparada, tenemos la búsqueda de Victoria, tenemos los remordimientos de Juan Pablo, tenemos la oscuridad de Bernarda, tenemos el egocentrismo de Osvaldo… No hay duda de que será muy interesante ver cómo se van combinando todos esos ingredientes.