NÚMERO DE SERIE
La icónica serie de los 90 ha regresado con la máxima expectación 25 años después, tal y como vaticinó el propio David Lynch en un salto en el tiempo en la ficción. Tras ver los primeros cuatro episodios de la nueva 'Twin Peaks', esto es lo mejor y lo peor de un revival televisivo que, eso sí, no dejará indiferente a nadie. El peculiar "estilo lynchano" continúa aquí y todavía se escucha la música en el aire… (sin spoilers).
LO MEJOR
Los dobles del protagonista.
Kyle MacLachlan interpreta hasta a tres personajes diferentes, una tendencia ésta del 2x1 que vemos en series como 'Better Call Saul' o la tercera temporada de 'Fargo'. Su desaparición hace más de dos décadas es uno de los reclamos de la nueva trama. ¿Qué pasó con el agente del FBI, Dale Cooper? Gracias a sus doppelgangers (doble fantasmagórico de una persona viva) disfrutamos de un Cooper villano (el señor C) y de un Cooper loser (Dougie Jones), lo que acentúa la confusión, pero, sobre todo, muestra al actor en otros registros, algo que encantará a sus fans.
Los guiños nostálgicos.
Si algo tiene de especial esta nueva 'Twin Peaks' es la oportunidad insólita de volver a ver en acción al reparto original, incluyendo a la señora del leño (Catherine Coulson) y al agente Albert (Miguel Ferrer), fallecidos poco después de rodar sus escenas y a los que se les dedica alguno de estos primeros episodios. Se echa de menos a Michael Ontkean que se negó a participar, y cuya ausencia se disimula afirmando que el sheriff Harry Truman está enfermo. Para el fan resulta emocionante ir descubriendo qué ha pasado con cada uno de los habitantes del enigmático pueblo durante este tiempo. ¿Quién no quería ver de nuevo a David Duchovny vestido de mujer?
Los divertidos cameos.
Además de, entre otros, Ashley Judd, Matthew Lillard, Naomi Watts, Balthazar Getty, Jennifer Jason Leigh o Richard Chamberlain, destaca, en estos primeros episodios, la aparición de otros actores a los que se les presupone fans de 'Twin Peaks' y cuyo anecdótico cameo resulta llamativo. Ése es el caso de Josh McDermitt (Eugene en 'The Walking Dead') y Ethan Suplee ('Me llamo Earl'), que interactúan brevemente con el agente Cooper en un casino. Pero si alguien se lleva la palma es Michael Cera, como el hijo, con cierto parecido a Marlon Brando, de Andy y Lucy.
LO PEOR
El protagonista amnésico.
Si bien es inquietante ver al protagonista desdoblado, también es cierto que eso conlleva a que el agente Cooper original ande muy perdido, pues sus 25 años alejados de la realidad le han pasado factura. Sin embargo, la agonía de esta especie de delirante Forrest Gump se hace exasperante en determinados momentos, como si nunca fuéramos a volver a ver a nuestro perspicaz sabueso en acción. ¡Le necesitamos tal y como era con una buena taza de café con tarta de cerezas!
Los simbolismos exagerados.
El estilo personalísimo de David Lynch es el mejor reclamo de 'Twin Peaks', su visión extraordinaria del mundo que no percibimos, pero también puede provocar el rechazo en el espectador menos acostumbrado a sus desmanes. Por ejemplo, Lynch obliga a su protagonista, el agente Cooper, a revivir una pesadilla onírica, en un viaje astral en el que las imágenes se rebobinan para adelante y para atrás, hay larguísimos silencios, personajes sin rostro, ruidos inexplicables y un sinfín de misteriosos números. La cara de póker de Kyle MacLachlan recuerda en algunos momentos a su guasón personaje de 'Portlandia'.
La narración redundante.
En una época en la que vamos a todo corriendo y parezca que nos falte tiempo, el director se permite el lujo de retrasar la acción con diálogos aparentemente superfluos o reiterativas alusiones a determinados detalles. La impertinente sordera de su personaje Gordon Cole o la exagerada ingenuidad de la secretaria Lucy son dos de sus momentazos zen, en los que importan más los silencios y leer entre líneas, aunque la broma pueda o no hacer la misma gracia que hace 25 años.