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Mariló García

'Sobrenatural', así fue una despedida de lo más emotiva

Los hermanos Winchester se enfrentan en el último episodio de la longeva serie al peor de sus monstruos: la separación. [este artículo contiene spoilers del final de la serie]

"Salvar gente, cazar cosas". El mantra de los hermanos Winchester ha durado 15 temporadas. Nada menos que 15 años combatiendo el Mal (también las posibles cancelaciones y hasta un cambio de canal). Un absoluto récord para una serie que, sí, ha contado con monstruos de todo pelaje, pero que sobre todo ha mostrado la relación de estos dos hermanos, cómo se han hecho fuertes juntos, se han ayudado, han peleado y han sobrevivido a mil aventuras siendo dos tipos bastante normales. El 'último episodio, llamado 'Carry On’ (Sigue adelante), arranca así viéndoles hacer la cama sin mucha destreza, un contundente desayuno y conviviendo bajo el mismo techo. Hasta Sam se permite pegarle un tartazo en la cara a Dean. Son felices.

Lo que empezó como una pequeña gran venganza cuando su madre fue asesinada por un demonio, acabaría siendo el estilo de vida de estos chicos con camisa de franela y botas de montaña, siempre a bordo de su icónico Chevy Impala del 67 cazando monstruos a diestro y siniestro. Seguían los pasos de su padre interpretado por Jeffrey Dean Morgan, que en 'Sobrenatural' se sacrifica por sus hijos, nada que ver con su papel de macarra en 'The Walking Dead'. El último caso de la serie también le recuerda con ese cuaderno en el que anotaba todos sus casos, como el que ahora nos ocupa, un grupo de vampiros con máscaras siniestras que secuestra a unos niños y, obviamente, acaban sin cabeza. A la vampira jefa la reconocerán los fans de la primera temporada. Un guiño más a ese círculo que parece ir cerrándose a medida que avanza el episodio. Nos levanta la sonrisa ver que Sam y Dean se hacen pasar por unos agentes del FBI llamados Singer y Kripke, como el productor de la serie Robert Singer y su creador, Eric Kripke.

En este drama de fantasía y exploración metafísica han sido estos hermanos los superhéroes sin superpoderes que cualquiera querría a su lado, protegiendo al mundo del Mal y evitando que vampiros, demonios y cambiaformas implantasen su tiranía y el miedo en las calles. No se han rendido nunca, algo que le daba aun mayor expectación al último episodio con el que dice adiós esta longeva serie. ¿Cómo cerrar 'Sobrenatural' sin defraudar al personal que ha crecido con estos muchachos del medio oeste? Con un episodio emotivo en el que los hermanos lo dieran todo más allá de las peleas y venganzas que los ha curtido todo este tiempo. Y un mensaje final: que la bondad existe y que hay que seguir luchando por ello.

En efecto, muertos los vampiros descubrimos que Dean ha sido herido mortalmente de la forma más tonta. Llega su despedida en una escena dramática en la que los hermanos se confiesan, comparten sus sentimientos más profundos. Sam y Dean ya no estarán juntos nunca más, es el momento de enfrentarse al peor de sus monstruos: la separación. Y como hay que seguir luchando por sus ideales, Sam continúa la caza sin su hermano, y Dean, bueno, Dean acaba en el cielo, en un lugar en medio del bosque el que se reencuentran todos (aunque no los veamos, una pena), porque en este cielo que Dean se merece están todos sus seres queridos, se bebe cerveza y brilla una luz cegadora.

A finales de marzo del año pasado, Jared Padalecki y Jensen Ackles (que además ha dirigido seis episodios desde la sexta temporada) confirmaron en una convención en Las Vegas que esta entrega sería la última y que había sido una decisión tomada en equipo. Se acababa la serie favorita de muchos espectadores, tal vez porque estos chicos guapos y jóvenes pero muy sencillos hacían creíble que el mundo pudiera ser un lugar donde a pesar de todo el optimismo y la luminosidad ganaran la batalla. Aunque no fue una serie novedosa cuando se estrenó (antes estuvieron 'Buffy', 'Smallville', 'Embrujadas' y alguna más), el que fueran tipos bastante normales formaba parte de su encanto, también la química que transmitían sus protagonistas. Los humanos, como tú y como yo, podían salvar el mundo. Esta complicidad se aprovecha en este último episodio en sus últimos minutos. Mientras Dean recuerda a su padre, conduce alegremente su coche y echa de menos a su hermano en ese cielo, Sam ha sido padre de un niño al que, claro está, ha llamado Dean. La vida continúa, cada uno por su lado. Sam se hace mayor, lástima de peluca canosa y nulo envejecimiento en su rostro, es imposible creerse que Sam sea un anciano, pero qué mas da. Lo que queremos como espectadores es que estos dos se reencuentren aunque eso signifique que Sam muera.

El título del último episodio, 'Carry On', es un guiño a la canción 'Carry On Wayward Son' del grupo Kansas, que ha sonado al comienzo de cada final de temporada (excepto en la primera entrega que lo hizo en el penúltimo episodio). Para rizar el rizo, este tema de Kansas se publicó el 19 de noviembre de 1976, coincidiendo con el día de emisión del episodio en EE UU. Detalles todos con los que cerrar por completo una serie en la que Kripke ha probado de todo, desde un episodio en blanco y negro a otro rodado cámara en mano, tramas de universos paralelos o la misma muerte en bucle. Kripke no quería que el último episodio se pareciera a uno de la primera temporada, tenían que demostrar que las cosas habían cambiado para los hermanos, que han sufrido una evolución durante los últimos 15 años. Algo que el episodio consigue. Porque en apariencia, aunque los Winchester cacen monstruos, también reflexionan sobre temas universales como el amor, el miedo a la muerte, la soledad, la familia…

Sam regresa junto a Dean mientras suena 'Carry On'. Habrá paz cuando haya terminado. No llores más, dice la canción. Sam vuelve a ser joven. Como si no hubiera pasado el tiempo. Los protagonistas han reconocido que al rodar la última escena con la puesta de sol de fondo se habían mirado a los ojos y habían dicho que se sentían orgullosos. No querían emular a Paul Newman y Robert Redford en la mítica ‘Dos hombres y un destino’, o ser como ‘Thelma & Louis’ tirándose por un barranco. La idea según ellos era capturar ese último momento poderoso y conmovedor, con el que aseguraron los fans llorarían. Ese último segundo en medio de un puente sobre un río es sencillo, directo. Dos chavales sin nada que temer ya, en medio de la naturaleza, que podrán descansar en paz, juntos de nuevo. Pero, cuidado, que tras el fundido a negro, uno de esos momentos mágicos que solo consigue una serie tan larga en el tiempo. En esa misma secuencia, Jared Padalecki y Jensen Ackles rompen entonces la cuarta pared y se dirigen a los fans con un último mensaje de agradecimiento. Esto sí que es emotivo, con todo el equipo –la decisión de acabar con la serie se tomó, recordemos, en equipo y ahí están todos–, saludando desde ese puente que une la vida y la muerte, y escuchándose un último "¡corten!" del director. Un final que contentará a los fans, sin fuegos artificiales de fondo pero sí con mucha ternura y gratitud.

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