CON DANNY DEVITO
Corría el año 2005 cuando una sitcom modesta comenzaba su andadura en el canal FX. Ahora, 20 años después, sigue en emisión y cada temporada es más loca que la anterior.
El mundo sitcom es uno de los más explotados en la industria de la televisión. Series que se desarrollan en los mismos espacios y cuyos episodios, siempre de comedia, se pueden disfrutar independientemente del momento en el que uno se enganche a la ficción. Seifield, Friends, Big Bang, The Office o, por supuesto, la española Aquí no hay quién viva. ¡Hay sitcoms de todos los colores y tiempos!
Sin embargo, un 4 de agosto de 2005 empezaba la serie que ostenta hoy en día el récord de ser la sitcom más larga de todos los tiempos. Colgados en Filadelfia o, en su título original, It's always sunny in Philadelphia, continúa en emisión 20 años después con 17 temporadas estrenadas y una más ya confirmada.
Glenn Howerton como Dennis, Rob Mac como Mac, Charlie Day como Charlie, Kaitlin Oslon como Dee y, por supuesto, Danny DeVito como Frank componen el elenco de personajes más desnortado de la pequeña pantalla. Los propios Glenn, Charlie y Rob son los creadores de la serie, escribiendo episodios como si en un pub irlandés con amigos estuvieran.
La primera temporada ya apuntaba maneras. Todavía sin DeVito, mantenía cierta esencia y pulcritud común a las sitcom de la época. Por aquel entonces, como bien lo era Lily en Como conocí a vuestra madre, Dee actuaba como la voz de la razón en el grupo (nada que ver con la Dee actual). Ahora bien, ciertos capítulos jugaban sutilmente con los límites del humor, abordando tramas que dejaban entrever que no era una comedia al uso.
Con la llegada de DeVito en la segunda temporada, todo empezó a cambiar. Para llegar a las ya completamente alocadas tercera y cuarta temporadas. A partir de entonces, la serie se convirtió en lo que el mismo DeVito definió en una entrevista con Variety "como Te quiero, Lucy, pero puesto de ácido".
Y no exagera (de hecho hay un episodio que es precisamente un viaje psicotrópico con un plano subjetivo desde el punto de vista Frank). Mientras que los adorables Chandler, Joey, Monica, Rachel, Ross y Phoebe demuestran su amor en cada capítulo, estos personajes hacen justamente lo contrario. Son una banda de sinvergüenzas amorales capaces de destruir todo a su paso, incluyéndose a ellos mismos. Una dinámica que se mantiene temporada tras temporada, llevando el humor a las situaciones más extremas.
No hay pelos en la lengua, ni falta que les hace. No quieren enseñar nada. No hay lecciones ni aprendizajes. Aunque, en las contadas ocasiones en las que juegan con el drama (el baile de Mac al revelar su orientación sexual o la relación de Charlie con su padre muerto) se hace el silencio para demostrar que saben tocar sensibilidades si se lo proponen.
Psicópatas, ladrones, estafadores, abusones... Cualquier adjetivo (des)calificativo es válido para definir a esta gente. No hay salvación para ellos y el espectador es ahí donde lo pasa en grande. Todo ello envuelto en una crítica social capaz de sacar los colores a todos los bandos.
Si hubiera que compararla con alguna otra producción, la única opción válida sería decir que es una especie de Padre de familia en acción real. Ese humor salvaje que lo único que quiere hacer es romper a su paso los esquemas de la audiencia. Y, lo más soprendente, es que 17 temporadas después lo sigue consiguiendo.
Colgados en Filadelfia no es para todo el mundo, eso está claro. No es una sitcom blanca más. Es negra. Muy negra. Sin embargo, quienes la disfrutan, lo hacen a lo grande. O la amas o la odias. Y, si tienes la suerte de amarla, pocas escenas te harán reír tanto como las de esta serie.
Todas las temporadas están disponibles en Disney+. 17 suena a muchas, pero son cortas y el total de capítulos no llega a los 180, de 20 minutos cada uno. Ideal para arrancar con una nueva comedia a la que engancharse (si no lo has hecho ya), cuando el resto de las sitcom se han visto hasta saberse de memoria.