BETTY VE TELENOVELAS
Onur Seyit Yaran (Doruk en ‘Hermanos’) ha visitado recientemente nuestro país y la casualidad ha querido que su viaje coincida con el punto de inflexión que ha vivido la serie que emite Antena 3.
Si hace unos días era Cansu Dere quien elegía nuestro país para disfrutar de unos días de vacaciones, ahora ha sido su compatriota Onur Seyit Yaran, quien nos ha visitado. Y, al igual que en el caso de la protagonista de 'Infiel', tampoco es la primera vez que el actor que interpreta a Doruk Atakul en 'Hermanos' está en España.
De hecho, Onur Seyit Yaran está camino de ser un experto en nuestro país y su geografía. Si hacemos memoria, el pasado verano estuvo en Barcelona y en diciembre viajó a Madrid para tener un encuentro con fans en la sede de Atresmedia. En ambas ocasiones ya dejó claro el cariño que siente por nuestro país, su admiración por Mario Casas y Pedro Almodóvar, su progreso con nuestro idioma y su deseo de trabajar aquí.
Unos meses después el destino elegido por este actor turco fue Málaga, donde disfrutó del sol y del mar en Puerto Banús, y ahora se ha decidido por Valencia, para, entre otras actividades, visitar la Ciudad de las Artes y las Ciencias.
La casualidad ha querido que este último viaje coincida con el punto de inflexión que han vivido gran parte de los personajes de 'Hermanos' en los capítulos emitidos esta semana.
Una de las señas de identidad de los hermanos Eren, a parte de su tendencia a visitar regularmente el hospital, es que su lugar de residencia era un gallinero, que, como han podido, han ido adaptando hasta convertirlo en algo parecido a un hogar. Es cierto que el tejado no soporta bien las tormentas, que las ventanas actúan más como ventilador que como paravientos, que necesitan ingentes cantidades de leña para calentarlo y que la despensa no necesita ser ampliada porque rara vez está llena. Pero, a pesar de todo eso, ha sido el lugar en el que han reído y llorado desde que perdieron a sus padres.
Si somos meticulosos, la verdad es que la cantidad de lágrimas derramadas supera por amplia mayoría las carcajadas. Entre esas cuatro paredes han enfermado, han pasado hambre, han sentido frustración y también han despedido a Kadir.
Si esas paredes desvencijadas hablaran, nos contarían el miedo de Emel a quedarse sola; la capacidad de sacrificio de Asiye, que nunca tiene hambre, o la desesperación de Ömer al verse desbordado por los problemas.
Fuera como fuese, los hermanos han ido superando poco a poco todas y cada una de las dificultades que se les han presentado (que han sido incontables). A veces han recibido ayuda, a veces han tenido que arreglárselas solos. Pero, siempre, aunque fuera en el último segundo del último minuto han visto algún pequeño rayo de luz.
Su última gran crisis ha sido provocada, curiosamente, por quien agravó la primera. Si hacemos memoria, cuando los huérfanos fueron desahuciados de su hogar y buscaron cobijo en casa de sus tíos, fue Sengül quien lanzó un ultimátum que provocó su realojo en el gallinero.
Y ahora ha sido nuevamente Sengül, quien, cegada por el odio, la rabia y el egoísmo, ha vuelto a poner a sus sobrinos en la calle.
Pero, a veces, el karma demuestra con hechos su existencia. Los Eren parecían condenados a una nueva etapa de angustia y desesperación. Pero, esta vez, el destino parece haberse apiadado de ellos. Esta vez su bondad y su generosidad ha sido respondida con bondad y generosidad. Esta vez no han tenido que buscar refugio en un gallinero.
Esta vez tienen una casa con su tejado en buenas condiciones, sus ventanas bien aisladas y sus habitaciones independientes. Nos falta saber cómo van a hacer frente a los gastos, aunque es lógico pensar que Sevgi habrá aleccionado bien a Ismail para que su nieto y sus hermanas no tengan que contar cada lira como si fueran billetes de 500 euros.
Eso sí, su nueva situación también nos lleva a pensar en la reacción de Ömer cuando descubra qué papel juega Sevgi en su vida. ¿Será esta mudanza el fin del túnel para los Eren? ¿Qué pensará Sengül cuando descubra la buena suerte de sus sobrinos? ¿Se adaptarán a su nueva vida?
Por cierto, ¿cómo reaccionará Suzan cuando sepa que Sevgi ha vuelto a la vida de su hijo? ¿Seguirá siendo una madre ausente o intentará estrechar lazos? ¿Asumirá de una vez su maternidad o seguirá observando desde la distancia los problemas que enfrenta y afronta Ömer?
Y si todos los esfuerzos de los Eren han sido recompensados con un inmenso rayo de esperanza, todas las acciones de Akif han obtenido también su correspondiente reacción por parte del karma.
Aunque el manual de buena persona dice que nadie debe alegrarse del mal ajeno, el 99,99% de la audiencia de 'Hermanos' ha sonreído al ver al ex todopoderoso Akif Atakul sentado en un parque literalmente con lo puesto. Y seguro que otro altísimo porcentaje tampoco ha podido evitar exclamar un ¿perdona? cuando dijo textualmente que nunca había hecho nada malo. Menos mal que su amnesia fue breve y enseguida comprendió por qué el karma lo ha puesto donde lo ha puesto.
Akif ha sido el villano por excelencia de esta historia y, a la vez, ha sido el personaje que más buena suerte ha acumulado capítulo a capítulo. Mientras que los Eren parecían ser víctimas de una maldición interestelar, Akif, hiciera lo que hiciera, siempre salía airoso. Que mataba al padre de los hermanos, el pendrive probatorio siempre desaparecía. Que Melisa provocaba accidentalmente la muerte de Kadir, Akif recolocaba las piezas para que la familia saliera indemne. Que Nebahat amenazaba con el divorcio, él infravaloraba su relación con Suzan para salvar su matrimonio. Que los acreedores llamaban a su puerta, él le endosaba la deuda a su mujer. Así una y otra vez. Y siempre le salía todo como él quería.
Hasta que su dosis de buena suerte se agotó. Y, además, cortesía del sentido del humor del karma, ha caído en desgracia por méritos de las mujeres a las que tanto ninguneó. Para Akif, Nebahat, Ayla y Suzan eran unos bonitos jarrones que lucir en las fiestas y eventos pero sin ningún otro talento.
Aunque es cierto que han tenido que aprender a pasos agigantados conceptos básicos de gestión empresarial y, sobre todo, han necesitado mucho tiempo para quitarse la venda de los ojos sobre el "buen hombre" que era Akif, finalmente han logrado empoderarse gracias a un ejemplar ejercicio de sororidad. Nebahat y Suzan han sido enemigas acérrimas casi desde el principio, pero han comprendido que el causante de sus males no era ninguna de ellas sino que tenían un enemigo común y ya se sabe que los enemigos de mis enemigos son mis amigos.
Ahora la duda está en saber si Akif está definitivamente hundido en la miseria o si le queda alguna pizca de su característica buena suerte y logra remontar el vuelo. Además, habrá que estar pendientes de si ese posible nuevo Akif conserva los malos hábitos del pasado o si intenta reconciliarse con el karma siendo lo más parecido posible a una buena persona.
Mientras los Eren parecen haber descubierto los pétalos de rosas, sus primos están inmersos en las espinas. Afortunadamente Aybique ha superado su crisis emocional y ha comprendido que sus primos no son responsables de los actos de sus padres.
Sin embargo, otros dos frentes amenazan la estabilidad de los primos. Por un lado, aunque no ha dicho nada, parece que debemos interpretar el silencio de Orhan como positivo a su boda con Gönul, una mujer que ha demostrado ser metódica, habilidosa, estratega y persistente. ¿Llegaremos a asistir a esa boda?
Gönul cree tenerlo todo controlado con la telaraña que ha ido tejiendo en los últimos tiempos, pero un pequeño detalle ha escapado a su control: el embarazo de Sengül. ¿Qué hará la tía más odiada ante la sorprendente noticia? ¿Se lo dirá a Orhan para forzar una reconciliación? ¿Se callará? ¿Cómo reaccionarán Ogulcan y Aybique a la llegada de un hermanito?
Y, de cara al futuro, tampoco podemos perder de vista la nueva etapa que se abre en el colegio Ataman. Hasta ahora los Eren eran los pobres becados que vivían en un gallinero, pero en el nuevo curso escolar van a ser los protegidos de la dueña del colegio que viven en una mansión. ¿Cambiará su relación con sus compañeros? ¿Cesarán los problemas con Tolga o se verán incrementados?
Y, por supuesto, la gran pregunta que nos llevamos haciendo desde el primer día. ¿Llegará el día en que veamos a Emel yendo al colegio?
En definitiva, los 'Hermanos' están ante un auténtico punto de inflexión vital. Han abandonado el gallinero y sus expectativas de futuro en este momento son inmejorables. ¿Podemos confiar en que la buena suerte ha llegado para quedarse o debemos permanecer alerta ante la llegada de nuevas vicisitudes?