'¿Quién es Anna?': Dónde está ahora la protagonista de la historia real, Anna Delvey
NÚMERO DE SERIE
1965. En este año comienza ‘Masters of Sex’ su tercera temporada, dando un salto de casi una década con respecto a la segunda. Es lógico que la serie, que basa su argumento en la historia real de los doctores Masters y Johnson, tenga que realizar un recorrido por los hitos históricos de su investigación sexual y del impacto que tuvo en la comunidad científica. Ahora bien, una cosa es seguir el esquema de una serie con base histórica y otra es poner patas arriba la estructura de la ficción con cada nueva temporada que pasa.
Tras ver la premire de la tercera temporada, tienes la impresión de estar viendo un tercer piloto, por lo que la desorientación y la desgana del espectador son inevitables. Una serie no puede estar recomenzando continuamente y ‘Masters of Sex’ ya ha agotado todos los reinicios posibles. ¿De qué sirve, entonces, que Libby tuviese un 'affair' al final de la segunda temporada? ¿Por qué se produjo el salto temporal a mitad de la temporada anterior tras la muerte de la doctora Lillian? Preguntas que solo se responden cuando no sabes qué hacer con una serie que se te escapa por todos lados y tienes que cerrar tramas a golpe de salto temporal. Enorme error.
Ante este panorama, la tercera temporada comienza cuando William y Virginia ya son dos investigadores sexuales consolidados y los hijos de ambos han crecido sobradamente. En medio de ambos se encuentra Libby, que se medica contra la ansiedad y que sabe sobradamente que su marido mantiene una aventura con Virginia desde hace años. Por lo demás, el episodio transcurre como una mera introducción de lo que veremos en el resto de los capítulos y salvo el embarazo de Virginia, trama que durará toda la temporada, no hay nada sugerente.
Es una pena que una serie que tenía mucho músculo y que tuvo una primera temporada muy destacada (fue de las mejores series de 2013) haya comenzado tan a medio gas y con tan poco que contar. Si algo aportó ‘Masters of Sex’ fue un tratamiento del sexo que no habíamos visto nunca en una ficción televisiva, algo que de lo que ya no queda casi nada en esta tercera y alicaída temporada. Quién sabe si puede mejorar a lo largo de los siguientes capítulos, pero dados los pobres resultados de audiencia, parece que los espectadores no están por la labor de descubrirlo.