ROMPE SU SILENCIO
La empleada de José y Kitty Menéndez cuando fueron asesinados por sus hijos se posiciona a favor de Lyle y Erik, recuerda cómo se portaba la familia en su presencia y el gesto que tuvieron los hermanos con ella.
En la tarde del 20 de agosto de 1989, Lyle y Erik Menéndez, de 21 y 18 años, asesinaron a sus padres, José y Kitty, a tiros en su casa de Beverly Hills. Los jóvenes fueron condenados a cadena perpetua tras dos juicios que se convirtieron en todo un fenómeno popular en Estados Unidos. Durante el proceso legal, los hermanos argumentaron que sufrieron abusos sexuales de su padre en repetidas ocasiones ante la indiferencia de su madre.
Después de 35 años entre rejas, los hermanos Menéndez ven más cerca que nunca su libertad, tras apoyos mediáticos, giros judiciales y el respaldo del fiscal del distrito de Los Ángeles, George Gascón, que recomendó una nueva sentencia para su caso.
Su historia está de nuevo en el ojo público tras el estreno en Netflix de la temporada 2 de Monstruos, de Ryan Murphy, generando una ola de debates entre los que se posicionan a favor de ellos y su puesta en libertad y los que mantienen que cometieron un terrible crimen sin pruebas que lo justifique.
La última en unirse ha sido la empleada del hogar que convivió con los Menéndez 8 meses, de lunes a viernes, hasta el momento del asesinato de José y Kitty. Ahora Flor de María Suria ha roto su silencio en una entrevista para Univisión. La mujer, que testificó en los mediáticos juicios de los 90, llegó a la casa familiar el 21 de agosto de 1989 para una nueva semana de trabajo, pero se encontró la vivienda rodeada de policías.
"Yo llegué el lunes, a las 10 de la mañana me tenía que presentar y me dijeron que no podía pasar porque habían matado a los señores", explicó, confesando que nunca vio peleas entre ellos, aunque "el señor sí hablaba fuerte", y que siempre cenaban juntos. Sobre cómo se portaban los padres con ella, aseguró que "muy bien" y que "la señora era muy buena persona conmigo".
Cuando se enteró de lo sucedido, no pudo evitar sentir lástima por Lyle y Erik. "Pobrecitos, si hicieron lo que hicieron por...", señaló en la entrevista en referencia a los supuestos abusos que sufrieron.
La relación que tenía con los hermanos era buena. De hecho, Flor de María ha recordado que "la única vez que ellos cocinaron espaguetis, llamaron a mi puerta y me dijeron ven a comer".
Sobre la posibilidad de que los hermanos Menéndez puedan salir de prisión, Flor de María ha sido muy clara: "Sí, estoy de acuerdo si los dejan salir o lo que hagan por el bien de ellos".
El próximo 11 de diciembre, se celebrará una audiencia crucial para los hermanos. La decisión del juez podría cerrar un caso que se extiende a lo largo de cuatro décadas.