BETTY VE TELENOVELAS
Si nos hubiésemos dejado llevar por la primera impresión de 'El hombre equivocado', hubiésemos pensado que estábamos ante una historia intrascendente entre un vividor y una soñadora. Pero estábamos equivocados.
Cuando empezamos 'El hombre equivocado', él era el ejemplo perfecto del hombre con el que vivir el presente sin plantearse ni por un segundo un futuro en común. Ella era el ejemplo de una mujer que aspira a un futuro de color rosa en vez de vivir el presente tal cual se presenta.
Sin embargo, capítulo a capítulo, Can Yaman y Özge Gürel nos han confirmado que no podemos fiarnos para nada de las primeras impresiones y, sobre todo, que las apariencias engañan. Ni él era un sinvergüenza como se nos intentaba presentar ni ella era una ingenua que vivía en un mundo de fantasía. Simplemente eran un hombre y una mujer que habían vivido su vida en base a sus deseos, sentimientos, principios y puntos de vista.
Si hacemos memoria, el apelativo de hombre equivocado se lo adjudicó a Özgur una ex amante rabiosa. Y lo hizo por todo lo alto: en la portada de una revista. Dejando a un lado la total y absoluta falta de profesionalidad de esa presunta periodista, que antepuso su ego herido a su función informativa, ¿qué convierte a un hombre en un hombre equivocado?
Probablemente cada mujer tenga su propia perspectiva sobre eso, pero, si nos centramos en Özgur, podríamos resumirlo en su nulo deseo de mantener una relación estable y en su constante búsqueda de nueva compañía femenina. Desde este punto de vista, está claro que no es el candidato ideal para formar una familia.
Sin embargo, justo es reconocer que Özgur siempre fue sincero y leal con su forma de vida. A ninguna de sus compañeras nocturnas les prometió nada. A ninguna la llevó obligada a su espectacular ático. A ninguna le juró amor eterno. A ninguna le dijo que era única y especial. Por lo tanto, Özgur no es un sinvergüenza ni un mentiroso. Simplemente es alguien que vive su vida en base a sus reglas y que, además, se las deja muy claras a quienes se acercan a él.
Pero, es más. Poco a poco fuimos descubriendo que esa fobia de Özgur al compromiso no se debía a una incapacidad para querer, sino al miedo a resultar herido. Özgur necesita encontrar a una mujer en la que confiar y que confiara en él. Una mujer que lo viera como era en realidad y no como todos decían que era.
Por eso se enamoró de Ezgi. Porque ella nunca fue una conquista más de una noche. Porque ella no se dejó deslumbrar por el hombre de éxito.
De la amistad al amor
Porque Ezgi encontró en Özgur al amigo, al compañero, al cómplice, al asesor, que necesitaba en el peor momento de su vida. En Özgur encontró consuelo, comprensión, consejo y un hombro en el que apoyarse cada vez que se tropezaba y se daba de bruces contra la realidad.
Al margen del presunto flechazo que presuntamente sucedió en su primer encuentro en aquel taxi, Özgur y Ezgi pasaron por sucesivas etapas que los ayudaron a avanzar hacia una relación sentimental sólida, firme y consolidada.
Fueron conocidos. Fueron aliados. Fueron amigos. Fueron pareja. Y todas y cada una de esas etapas les sirvieron para conocerse mejor porque entre ellos nunca fingieron ser quienes no eran. Nunca ocultaron sus respectivas debilidades. Nunca maquillaron sus defectos. Simplemente fueron ellos mismos dejándose llevar ya fuera en un yate en medio del mar, en una isla desierta rodeados de cabras, bailando un tango en el centro de la pista o fingiendo ser la pareja ideal en una boda familiar.
El hombre equivocado
Es irónico que Ezgi encontrara al hombre adecuado en el hombre equivocado que tenía la función de ayudarle a conquistar al hombre adecuado que resultó ser el hombre equivocado. Porque, una vez más, la primera impresión no fue la adecuada y las apariencias volvieron a engañarnos.
Serdar era, a priori, el príncipe azul con el que toda mujer sueña. Atractivo, exitoso, brillante profesional, educado, galante, todo un caballero. O, como dirían las madres, todo un partidazo. Y Ezgi también se dejó deslumbrar por el aura que emanaba su perfección. Después de haber besado tantas ranas, quería encontrar ya a su príncipe azul y creyó hallarlo en Serdar.
Y Ezgi puso todo de su parte para vivir el cuento de hadas. Siguió todos y cada uno de los consejos de su coach emocional, aunque en algunas lecciones no se esforzó lo suficiente y rozó el suspenso.
Pero no fue solo por eso que esta relación no fue viable. Ni siquiera la irrupción de Özgur en el corazón de Ezgi impidió que este romance prosperase. El problema estuvo en que Ezgi se ilusionó con una ilusión. Ezgi se propuso ser feliz planificando la felicidad y la felicidad no se puede planificar. Ezgi se enamoró del príncipe azul, pero no de Serdar.
La relación entre Ezgi y Serdar no era más que un castillo de naipes, por lo que cada ligera brisa que se levantaba iba derrumbando el proyecto. Cuanto más hablaban Ezgi y Özgur sobre Serdar, más se conocían, más confianza iban ganando y más se iban enamorando. Casi podría decirse que el procedimiento elegido por Ezgi para alcanzar su objetivo provocó que no alcanzase el objetivo.
Aunque, para ser más exactos, habría que matizar que el procedimiento sí alcanzó el objetivo porque el problema estuvo en el planteamiento inicial del objetivo.
Y, además, Serdar demostró en reiteradas ocasiones que no le llegaba a Özgur ni a la suela de las zapatillas. Es cierto que al principio parecía, si no la mejor opción, sí la más convencional, pero el tiempo vino a demostrar que él sí era un sinvergüenza porque, según el diccionario de la Real Academia Española, la definición exacta de ese concepto es: "Dicho de una persona: Que comete actos ilegales en provecho propio, o que incurre en inmoralidades", es decir, Serdar.
Tal vez al principio sí sintiera algo por Ezgi. Tal vez sí era verdad que le gustaba. Pero en algún momento esa ilusión, enamoramiento o como cada quien quiera llamarlo se convirtió en algo diferente. En algunos momentos parecía rozar la obsesión y en otros momentos parecía una guerra entre machos alfa. ¿Qué le molestaba más a Serdar? ¿Que Ezgi no lo quisiese o que quisiese a Özgur? ¿Fue el corazón roto el que lo llevó a actuar como actuó o fue el ego herido de verse rechazado?
Consejos vendo, para mí no tengo
Pero Ezgi y Özgur no solo tuvieron que enfrentarse al acoso sibilino de Serdar. También tuvieron que luchar contra los prejuicios y buenas intenciones de Cansu y Deniz.
No hay duda de que son buenas amigas y de que siempre han estado pendientes y preocupadas por Ezgi. Ellas querían lo mejor para su amiga. Querían que dejase de enamorarse de sanguijuelas y que conociese a un buen hombre que la hiciese feliz. Y desde el primer minuto cometieron el mismo error que Ezgi y nosotros: creer que Serdar era el hombre adecuado. Y la verdad es que pusieron todo de su parte para que esa relación prosperase provocando todos los encuentros y las casualidades posibles.
Y, además, también se encargaron de incidir una y otra vez en que Ezgi debía mantenerse lo más alejada posible de Özgur porque, dados sus antecedentes eligiendo parejas erróneas, era firme candidata a sucumbir a los encantos del hombre equivocado.
Afortunadamente Cansu y Deniz tuvieron un momento de lucidez. Es cierto que llegó después de hacerle daño, obviamente sin querer, a su amiga, pero al final comprendieron que lo que ellas pensaban, opinaban o consideraban que era lo mejor para Ezgi tal vez no fuera lo que Ezgi quería. Y, desde luego, no era lo que la hacía feliz.
Y justo cuando ellas dejaron que Ezgi tomase sus propias decisiones y las riendas de su vida, tanto Cansu como Deniz pudieron concentrarse en las suyas, que también han tenido sus aciertos y sus errores.
Cansu ha estado toda la serie viviendo una relación que todos sabíamos que no iba a ningún sitio. No es solo que Levant tuviese un pésimo sentido del humor, es que él sí tenía una auténtica alergia al compromiso y no Özgur. Levent ha buscado mil y una excusas para no darle el lugar que le correspondía a su pareja y, al final su indecisión ha provocado el hartazgo de Cansu.
En cuanto a Deniz, ella sin duda sí ha protagonizado un auténtico cuento de hadas. ¿Hay algo más romántico que encontrarte años después con tu amor de la infancia y volver a enamorarte de él?
Han quedado muchas preguntas en el aire. ¿Seguirá Serdar con sus maquinaciones para separar a Ezgi y Özgur? ¿Le dará una nueva oportunidad Cansu a Levent? ¿Dejará Tolga tranquilo a Özgur? Lo bueno de todas esas incógnitas es que cada uno de nosotros podemos darle la respuesta que nos parezca más conveniente y seguramente seremos muchos los que antes o después las pongamos en común en una cena entre amigos en la mesa de un buen restaurante como La Gabbia.