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Final de 'Amor prohibido', con Beren Saat y Kivanç Tatlituğ: La historia de una traición

'La historia de un amor' es una canción que puede servir de banda sonora para cualquier telenovela, pero en el caso de 'Amor prohibido', protagonizada por Beren Saat y Kivanç Tatlituğ, ese conocido bolero debería versionarse como un tango titulado 'La historia de una traición', porque ese ha sido el eje central de la serie más vista de la historia de Turquía y que ahora ha dicho adiós en Nova. Si te lo perdiste, ya puedes verlo en ATRESplayer.

Bihter, víctima de sí misma

Bihter ha sido la gran protagonista de esta historia y también ha sido un personaje que nos ha permitido corroborar lo que ya sabíamos: que Beren Saat consigue dotar de personalidad propia a cada uno de los papeles que interpreta. En estos meses hemos visto a Bihter reír, llorar, emocionarse, enfadarse, decepcionarse y en todas y cada una de esas facetas ha logrado emocionarnos. Es más, en los capítulos finales transmite un abandono y casi deterioro físico que complementa perfectamente el proceso emocional que está atravesando.

Nos fascinó su juego de seducción con Behlül. Aquellos cruces de miradas, aquel decir sin decir, aquellas huidas que buscaban un acercamiento. De hecho, hasta dejamos pasar por alto que estaba engañando a su marido y sonreímos pícaramente cuando la pareja se encontró en el invernadero.

Bihter ha sido la traidora, la adúltera, la mujer que engañaba a su marido. Sin embargo, si profundizamos un poco más llegamos a la conclusión de que Bihter, la presunta gran traidora, fue el personaje más traicionado de toda esta historia.

La primera persona que la traiciona es su madre. Desde el primer capítulo Bihter ha sido una víctima de Fatma, de su ambición, de su avaricia, de su codicia, de su afán de poder, posición y dinero. Y, más adelante, cuando parecía que la relación materno-filial evolucionaba como debiera, llegó la segunda gran traición: los tejemanejes de Fatma para provocar el acercamiento entre Nihal y Behlül.

Tal vez Fatma tuviera razón y fuera eso lo mejor para su hija, pero, mire como se mire, traicionó a su hija al golpearla donde más le dolía: el corazón. Y, además, no olvidemos que Fatma no maniobró para alejar a Behlül de su hija por el bien de Bihter. No. Fatma lo hizo por su propio interés porque sabía que si Adnan descubría la verdad, las puertas de la mansión Ziyagil se cerrarían para siempre con ella fuera. Y las tarjetas de crédito se quedarían dentro.

No fue Fatma la única que traicionó a Bihter. Adnan, el gran traicionado, el engañado, el humillado, también se convirtió en verdugo de su mujer. No sólo la forzó, sino que nunca le dio el lugar que le correspondía. Bihter fue la mujer de Adnan, pero nunca fue su esposa y, desde luego, nunca logró ser la señora de la casa. Es difícil contar todas las veces que Adnan escuchó a Deniz amntes que a su mujer o las veces que desautorizó a Bihter ante los ojos de los criados.

Pero, sin duda, la traición más dolorosa para Bihter fue la de Behlül. Ella estaba dispuesta a dejarlo todo por él, a renunciar a su orgullo, a su dignidad, a todo, pero él dijo no. Él prefirió otro camino y cuando él le dio la espalda, Bihter se perdió definitivamente.

Bihter cometió muchos errores. Casarse con Adnan. Enamorarse de Behlül. Pero también ha sido víctima de las decisiones de otros. Ha sido víctima de Fatma, de Adnan, de Behlül. Así pues, puesto en una balanza ¿qué pesa más? ¿Su traición a su marido o la suma de las traiciones sufridas?

Pero, sobre todo, Bihter ha sido víctima de sí misma. De su búsqueda constante de la felicidad. De su lucha desesperada contra la soledad. Y esas dos batallas han determinado el resultado de la guerra final. Bihter luchó contra la soledad casándose con Adnan y fracasó. Bihter buscó un hogar en la mansión Ziyagil y fracasó. Bihter buscó la felicidad con Behlül y fracasó.

Y, finalmente, cuando se vio sola, dejó que toda su desesperación saliera a luz provocando la más virulenta de las tormentas, pero, en medio de esa tempestad, Bihter logró su objetivo: romper las cadenas que la aprisionaban y la atenazaban.

Behlül, el galán cobarde

Behlül ha sido el otro protagonista de la gran traición de 'Amor prohibido' y Kivanç Tatlitu? ha conseguido lo que parecía imposible: que los espectadores llegásemos a detestar al galán porque, sin duda, se ha salido de lo convencional.

Al principio, Behlül siguió el manual. Sus primeros pasos fueron los de un seductor. Cada vez que se acercaba a Bihter, nos hacía suspirar detrás de la pantalla. Y nos lo creímos. Nos creímos sus recelos iniciales, nos creímos sus intentos de alejarse y nos creímos su amor por la mujer de su tío.

Hasta que un día la magia se rompió. Porque a los espectadores Behlül se nos cayó del pedestal mucho antes que a Bihter. ¿Cuándo pasó eso? Es difícil de ponerle un momento exacto. Fue su decisión de no huir con Bihter cuando estaban el aparcamiento del aeropuerto maleta en mano. Fue la frialdad con la que la recibió cuando buscó refugio en sus brazos tras ser violada por su marido. Fue cuando sucumbió a las maniobras de Fatma para acercarse a Nihal. Fue cuando cedió a la presión familiar y le puso un anillo en el dedo a su prima.

Porque Behlül ha sido un gran inmaduro, un gran cobarde y una gran decepción. Y él mismo es consciente de eso. De hecho, su conciencia fue la que le obligó a dar pasos que su corazón rechazaba. Cada vez que Behlül calificaba su relación con Bihter de pecado entendemos su relación con Nihal. Behlül no aceptó casarse con Nihal por amor. Lo hizo como penitencia.

Behlül sabe que traicionó a ese tío que fue lo más parecido a un padre que tuvo y su forma de compensar el daño causado y la ofensa infringida fue hacer feliz a la princesa Ziyagil. Behlül pecó y él mismo se autoimpuso la penitencia.

El problema es que esa decisión fue unilateral y mientras él llamaba a las puertas del cielo para ser readmitido, Bihter caía a los infiernos. Y toda la culpabilidad que ya sentía Behlül no hizo más que multiplicarse exponencialmente cuando fue testigo del daño causado por su cobardía. Y no hay penitencia, ni rosa roja, ni reconocimiento de errores, ni confesión de amor que pueda borrar ese peso en la conciencia. Esa es la condena que siempre llevará sobre sus hombros Behlül y que tan bien escenificó Kivanç Tatlitu? en su última escena.

Adnan y Nihal, los traicionados

Adnan fue el primer gran damnificado del 'Amor prohibido' de su mujer y su sobrino. Creímos que era un buen hombre, pero poco a poco descubrimos detalles que no encajaban con ese perfil. Su constante ninguneo a su mujer como señora de la casa nos hicieron ver a un Adnan que quería a Bihter, pero no la tomaba en consideración. Era como un bonito adorno cuya única finalidad es ser admirado.

Y su actitud cuando las dudas aparecieron tampoco ayudó a reforzar su papel de víctima. Con Bihter todo eran dudas, pero a Behlül le entregó en bandeja a su hija. Si sospechaba de la una, lo lógico sería desconfiar también el otro ya que esta traición era cosa de dos. ¿Por qué su frialdad con su mujer y su ?aquí no pasa nada? con Behlül? Si sólo necesitaba que alguien confirmase sus sospechas, cómo comprender que le pidiera el divorcio a Bihter a horas de llevar a Nihal al altar para casarse con Behlül.

En cuanto a Nihal, evidentemente fue traicionada por Behlül que le prometió una vida de color de rosa mientras no podía dejar de pensar en otra mujer, pero esa traición fue una más de las muchas que sufrió el personaje interpretado por Hazal Kaya.

También la traicionó Fatma cada vez que halagaba sus oídos haciéndole creer que Behlül suspiraba por ella y la traicionó Beçir al no contarle la verdad. Tanto el chófer como su querida mademoiselle pecaron de sobreprotectores. Tanto quisieron proteger a la niña, tanto quisieron evitarle sufrimiento, tanto quisieron mantenerla lejos del dolor, que sólo provocaron que el golpe fuese aún más duro, aunque justo es reconocer que Nihal reaccionó bastante mejor de lo que auguraban sus antecedentes.

Porque Nihal siempre ha sido como una figura de cristal que se rompe en mil pedazos si sale de su burbuja. A Nihal no se le podía decir nada que fuera en contra de sus deseos, anhelos o ilusiones porque se corría serio riesgo de desmayo o caída por las escaleras.

Sin embargo, esa frágil Nihal no era tan sensible cuando lanzaba dardos envenenados. No le tembló la mano al borrar a Fatma de su lista de mejores amigas cuando dejó de alcahuetear su relación con Behlül y tardaremos en olvidar su frialdad al despedir a la mujer que la cuidó como una madre sólo porque le decía lo no quería oír: la verdad.

Nihal fue una víctima, pero eso no evita que en más de una ocasión ella misma se convirtiese en verdugo. Nihal siempre supo que Behlül no sentía lo mismo que ella, pero le convenía ignorar lo evidente para seguir viviendo en su mundo ideal. Nihal fue manipulada por Fatma y engañada por Behlül, pero ella se dejó manipular y engañar porque esas estratagemas, junto a sus ruegos y súplicas, la acercaban más a su felicidad soñada.

Y ¿qué decir de Fatma?

Traicionó y manipuló a su antojo a todos cuantos estuvieron a su alrededor, pero al final también pagó un caro precio por sus actos. Fatma ha sido víctima de esa avaricia que conservó hasta ese último momento cuando salió huyendo de la tempestad que estaba engullendo a su hija. Nada queda en los minutos finales de aquella Fatma altiva que aspiraba a ser la señora Ziyagil y que terminó siendo destruida por la señora Ziyagil, por esa hija, tan diferente y tan parecida.

En definitiva, el romance entre Bihter y Behlül será recordado como uno de los más apasionados, pero también como la historia de una traición. Bihter se va y Behlül desaparece, pero en los espectadores siempre quedará el recuerdo del 'Amor prohibido' interpretado por Beren Saat y Kivanç Tatlitu? porque, simplemente, ha sido un amor inolvidable.

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