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Una vez más, la realidad supera la ficción. Ada Lovelace (1815-1852), la hija de lord Byron, está considerada la primera persona programadora de ordenadores de la historia ya que descubrió el primer logaritmo procesado por una máquina. En el Día de la Mujer reivindicamos a esta pionera a través de ocho mujeres hackers de las series de televisión.
"¿Alguno de vosotros ha cogido mi tarjeta de memoria? Tiene la foto de una vagina".
En esta comedia ambientada en un centro de ciberseguridad en Londres, Gana Bayarsaikhan interpreta a una de las hackers más famosas de Europa a la que el gobierno de Reino Unido ha fichado en su lucha contra el delito cibernético. Nadie mejor que esta peculiar y excéntrica rara avis para atrapar a los hackers más escurridizos. Cuando un patoso agente de la NSA de EE UU (David Schwimmer, ‘Friends’) llega a la oficina para trabajar con ellos de enlace es Tuva la única que destaca entre sus ineptos compañeros al aprobar un test de aptitud. Al igual que la mayoría de hackers de la ficción, su look es agresivo y rebelde: vaqueros rotos, piercing en la nariz, boina guerrillera y labios negros. Que su mascota sea un lobo dice mucho de su aptitud solitaria y algo siniestra. Cuidado con ella.
"Me niego a construir otra caja beige y aburrida".
Para Cam, Ada Lovelace es una heroína. Con el físico espigado de la actriz Mackenzie Davis, esta joven veinteañera aspira en los años 80 a convertirse en programadora en un mundo dominado por los hombres. Contratada por la empresa Cardiff Electric, Cam huye de la estética aburrida de IBM imaginando el videojuego del futuro. Así es como pasa de ser una camarera que se tira las horas muertas jugando a los marcianitos a la impulsora de una nueva era. Cam triunfa porque es atrevida, como lo es su inestable estilo de vida. Escucha a los Clash, se alimenta de sandwiches y duerme en la oficina. En su armario, un uniforme: mono verde, camisetas y botas militares. Y un corte de pelo a lo chico que remata su apariencia andrógina. A base de ignorar las órdenes y de provocar el caos a su alrededor consigue encerrarse en su mundo, un mundo en el que la codificación es un desafío y su única certeza.
"¿Hombres o mujeres? Me especializo en relaciones apasionadas y destructivas".
Ambigua en el terreno sexual esta mujer imponente de larga melena rubia y porte atlético muy de los años 70 es la antiheroína en un Nueva York sometido por sanguinarios vampiros. Adaptando su propio cómic, Guillermo del Toro se sacó de la manga a esta hacker interpretada por la inglesa Ruta Gedmintas que no existía en la versión original. Todo un acierto. Al inicio es malísima ya que ayuda a un drácula ex nazi a sabotear la red de internet la ciudad. Al ver que la Humanidad está en peligro, se arrepiente y se une a los buenos para dar caza al Amo, el megachupasangres total que pretende propagar una infección letal. Todo lo que sabe Dutch lo aprendió de su padre que trabajaba en ciberseguridad. Él le enseñó una de sus máximas: los hackers son más curiosos que maliciosos. Ella se dará cuenta a marchas forzadas.
"El amor me da pereza. Es una droga peligrosa que mata más cerebros que la metanfetamina".
La actriz Tina Marjorino bordó su papel de Cindy Mackenzie, alias Mac (por aquellos de su ordenador personal Macintosh), una estudiante que se infiltraba como nadie en los ordenadores de los estudiantes pijos del instituto Neptuno. La intrépida detective Verónica Mars supo sacarle partido a sus conocimientos de pirateo informático para investigar los casos en los que se veía involucrada, desde aquella primera vez que le ayudó a descubrir quién le había robado la contraseña. La serie mostró una de las amistades femeninas más interesantes donde la lealtad lo era todo. Mac, que comenzó como invitada en las dos primeras entregas y se haría muy popular en la tercera, pasó a convertirse en una especie de Q para la protagonista, una broma interna que hacía referencia al creador de los gadgets de espionaje de James Bond.
"Es curioso lo que puede ocurrir cuando alguien cree en ti".
Es de bien nacido ser agradecido. En efecto, esta 'hacktivista' como le gustaba que la llamaran, reconocía la infinita ayuda de su mentor Phil Coulson al creer en ella y reclutarla para la agencia de inteligencia SHIELD. Algo que no fue fácil, pues la desconfiada Daisy Johnson, alias Skye, había crecido en lugares de acogida y se había curtido como hacker en Rising Tide, una organización ciberactivista. Olvidado su pasado criminal, esta fan de la saga 'Harry Potter' (curiosa afición) se convertía en una valiosa y leal agente secreto, que sabía cuidarse de sí misma y usaba la ironía como escudo. Interpretada por Chloe Bennet, Skye no es solo hacker también tiene el poder de provocar terremotos. En el comic su aspecto se inspiró en el de Angelina Jolie en la película 'Hackers', todo un referente cinéfilo.
"Mi madre me dijo que hiciera caso de mi talento y que soy buena en lo que hago".
No solo es capaz de atacar la red informática –llegó a infectar más de siete millones de ordenadores en todo el mundo en menos de una semana–, Samantha Groves, alias Root, es una ex asesina a sueldo obsesionada con el protagonista de la serie, Harold Finch (Michael Emerson). Lo tiene todo: tiradora experta, es temeraria y fuerte, capaz de aguantar todo tipo de torturas. Su fama le precede. Asegura que no disfruta matando pero tampoco se siente mal por ello. Tras pasar por un psiquiátrico le apodaron ‘Nido del cuco’, en alusión a la película protagonizada por Jack Nicholson. Esta mujer fría y agresiva encarnada por Amy Acker reconoce que todo lo que sabe de tecnología se lo debe a su madre y que la relación con los ordenadores ha sido más estrecha que con cualquier persona. De ahí que una de sus obsesiones sea encontrar a alguien que comparta con ella su pasión por la tecnología.
"Estoy viviendo mi vida y un hombre no la define".
Mujer feminista y de fuertes convicciones, Eye Candy (Victoria Justice) se juega la vida por su hermana. Esta desaparece y con su alias en internet (Eye Candy) la joven hacker recurrirá a sus antiguas habilidades informáticas para encontrarla. Algo que no debería hacer pues fue sentenciada por ello. A través de una aplicación online de citas a ciegas se topará con un acosador cibernético que la pondrá a prueba, un desconocido que resulta ser un asesino en serie. "Internet es el regalo de dios a los psicópatas", le llega a decir. La empoderada Eye Candy ama los retos como cualquier hacker que se precie de serlo y más aun cuando se trata de su propia familia. Capaz de desbloquear el bloqueo que hace el criminal de su coche y tantas otras cosas, Eye Candy no parará hasta encontrarle y ajustar cuentas con él.
"Hoy en día es peor no sufrir ataques de pánico. ¿Desde cuando fingir que todo va bien se ha convertido en una norma todopoderosa?".
En una ficción en la que prácticamente el hackeo es el protagonista, Darlene (Carly Chaikin) destaca de entre todos los personajes por su cinismo y apatía. Con un pasado turbio, sufrió abusos de su madre y fue secuestrada con cinco años, los mismos que tenía cuando su padre murió. Esta valiente pirata informática se preocupa por su hermano Elliot (Rami Malek) y le ayuda en su lucha antisistema, formando parte de 'fsociety', un grupo de hackers de Coney Island, en Nueva York, que lidera el misterioso Mr. Robot y que quiere acabar con la deuda en el mundo. Darlene no tiene pelos en la lengua y se mete en mil líos porque la privacidad no significa nada para ella. Su evolución es similar a la de otras hackers de la ficción, pues acabará siendo reclutada por el FBI, algo que solo ocurre cuando se es alguien excepcional, y ella lo es. Como todas estas mujeres hackers de la ficción.