'¿Quién es Anna?': Dónde está ahora la protagonista de la historia real, Anna Delvey
NÚMERO DE SERIE
FOX ha dado en la diana. Si su serie estrella de la fall season ha sido ‘Gotham’, su serie top para la midseason es, desde ya, ‘Empire’. Tras su segundo episodio, que ha logrado más audiencia que el primero, se ha convertido en la ficción más vista de la cadena y la renovación ha sido tan lógica como automática. ‘Empire’ ha resucitado lo mejor de las series musicales con lo mejor de las soap opera de los 90.
‘Empire’ tiene dos líneas fundamentales sobre las que se sustenta el argumento y las dos funcionan extraordinariamente bien: por un lado la música (producida por el mismísimo Timbaland) y por otro lado, unos personajes muy bien diseñados.
De este modo, tenemos al padre todopoderoso y tirano (Lucious), a la mujer abandonada que retorna con ambición ilimitada de poder (Cookie), al hijo homosexual (Jamal), al hijo bala perdida (Hakeem) y al hijo intrigador (Andre). Si a estas relaciones familiares le añadimos una enfermedad mortal (Lucious es diagnosticado con ELA), asesinatos y luchas de poder, la serie se convierte en una ficción irresistible.
Desde el primer instante ‘Empire’ ofrece al espectador una historia atractiva, adictiva y frenética. No tienes tiempo ni de pestañear con esta serie en la que, gracias a su buen ritmo y sus múltiples localizaciones, no te aburres ni un solo segundo. ‘Empire’ no es una obra maestra, pero sí es una serie pensada para entretenerte al máximo, para que disfrutes con una serie que sabe mezclar música, drama y buenos personajes con absoluto desparpajo.
En el lado negativo está el excesivo empeño de la serie en exagerarlo todo y en poner de relieve los estereotipos más manidos sobre los negros. Pero la serie es la que es, se emite en abierto y está dirigida a un público más que amplio. Y consigue que, a pesar de sus defectos, caigas en las redes de sus virtudes, que no son pocas, para engancharte y querer ver el segundo episodio. Como reza en el cartel promocional de la serie: música, familia y poder. Sólo falta la palabra amén.