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NÚMERO DE SERIE

'ByAnaMilán', manual de supervivencia sin perder la sonrisa

Los divertidos directos en Instagram de la actriz Ana Milán durante el confinamiento se convierten en una emocionante serie en ATRESplayer Premium.

Siendo positivos, el confinamiento ha puesto en marcha la creatividad de unos y ha ocupado el tiempo de otros que buscaban entretenimiento. Ana Milán, simpática actriz, parlanchina y opinadora sin ofender (cosa harto difícil), obró uno de esos pequeños milagros: hacernos compañía con sus hilarantes reflexiones desde su perfil de Instagram, monólogos a cara de perro (pero sin perder la sonrisa) donde intentaba responder a cualquier pregunta, por muy impertinente o extraña que pudiera parecer (o, tal vez, por eso mismo). Esa voz refrescante –que no sé si será la voz de una generación (como alardeaba Lena Dunham en 'Girls'), me conformo con que sea el criterio de alguien que tiene algo que decir (y ella lo tiene)– se convirtió en fenómeno viral. Y ahora, con 'ByAnaMilán' –su alias en internet– salta de las redes sociales a la tele.

Al igual que otras ficciones autoparódicas como '¿Qué fue de Jorge Sanz?' o la más reciente 'El último show', la serie alterna realidad y ficción, trufando la trama principal de anécdotas personales de la actriz. Ana Milán ha trabajado en 'Paquita Salas', 'Física o Química' (regresará en el revival: 'FoQ: El reencuentro') y 'Veneno', donde interpretó a la gran Sara Montiel. Sus seguidores en redes aplauden su desparpajo a la hora de analizar y reflexionar sobre cualquier tema que le echen, algo que también ha compartido con su escritura en 'Sexo en Milán' o 'Voy a llamar a las cosas por tu nombre'. Estos chispazos de ingenio se aprovechan al máximo en esta comedia de ATRESplayer Premium, máxime cuando la odisea de la protagonista arranca al ser abandonada por su prometido.

No es una Bridget Jones al uso, Ana Milán elige el vestido de novia antes que el pijama, lo que le da un look (con esos guantes rosas que aparecen también en el cartel de la serie) de una moderna Lady Gaga. Lo que empieza como una broma de sus amigos (ponte esos guantes de fregar para la boda como pareció hacer la Gaga en los Oscar, le dicen) se convierte en realidad ante la ausencia de Mario (aquí más que cinco horas con Mario, son muchas más horas pero sin él). Y es el misterio en torno al hecho, pues en realidad Mario lo que hace es desaparecer sin tan siquiera explicar los motivos de su huida, lo que saca de casillas a la novia y mantiene la expectación en el espectador. ¿Por qué no contesta los WhatsApp Mario, qué le ha hecho cambiar de opinión?

El primer episodio se centra en presentar a la alegre Ana Milán, feliz y animada aún más si cabe por la posibilidad de participar en una nueva película, 'Madre Esperanza' (también tiene guasa el título), producida (ay) por su futuro marido. Una doble humillación cuando descubre que de rodar nada de nada. Todo sucede de una manera acelerada. La inicial sorpresa da paso al desconocimiento, a la duda, a sentir culpabilidad, a los reproches y a la absoluta desolación. Y si la serie tira por ahí, espero que intente analizar no solo cómo superar una ruptura y ese dolor al rechazo, sino (y lo más importante) cómo enfrentarse de nuevo a la soledad, a reencontrarse con una misma, algo de lo que hemos aprendido a marchas forzadas también durante el confinamiento. Con su amiga Rebeca y su moño plantado en la cabeza, Ana Milán buscará el apoyo en los suyos, en esa gente divertida, echada para adelante y llena de esperanza.

También tendrá sus cosas con Aurora, su vecina millenial, una joven que aspira a ser actriz y que se ha comportado muy malamente con su ex (algo que también saca de quicio a la despechada). Y que, además, no sabe quién es Ana Milán, algo que en positivo parece ponerle un poquito más los pies en la tierra. Porque Ana Milán verá elevarse su espíritu gracias a un joven que sospechosamente se parece a Lope de Vega, una fantasmal aparición que tiene lugar en una iglesia, un estupendo recurso para no verla hablando sola.

'ByAnaMilán' tiene pinta de ser un manual de supervivencia sin perder la sonrisa, una guía para aprender a priorizar necesidades, para saber cómo mirar de frente a la adversidad, desmitificando (entre otras cosas) las relaciones sentimentales. Que duele, claro, por muy auténtica y empoderada que una sea, pero que una ruptura no es el fin del mundo, eso también.

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