BETTY VE TELENOVELAS

Burak Özçivit y otras claves de la segunda temporada de 'El Sultán' en Nova

Nuevos personajes, nuevos romances, nuevas intrigas palaciegas son solo algunos de los nuevos ingredientes de la nueva temporada de 'El Sultán' en Nova.

Si la llegada de Hürrem al harén del sultán Soliman supuso un cataclismo en palacio, la segunda temporada de esta gran producción histórica está provocando más de un sobresalto dadas las nuevas relaciones que se están creando y los nuevos acontecimientos de los que estamos siendo testigos cada noche en 'El Sultán'.

Bali Bey, el nuevo asesor sultánico

Uno de los nuevos personajes que parece ganar protagonismo día a día es Bali Bey, interpretado por Burak Özçivit. Al principio parecía un soldado más del numeroso ejército del sultán, pero pronto demostró que era algo más. No tiene la pesada responsabilidad de cargar continuamente con la espada del sultán a su espalda, pero tuvo la habilidad (y la agilidad) de evitar que un atentado se convirtiera en un magnicidio. Solimán resultó herido, pero sin la rápida intervención de Bali Bey las consecuencias hubieran sido catastróficas.

Con esa acción y con su brillante actuación en el campo de batalla, Bali Bey se ha ido ganando un sitio en el círculo más próximo al sultán. De hecho, con Ibrahim ausente, ocupado en resolver revueltas internas, Solimán ha ascendido a su leal soldado al cargo de responsable de su más ilustre huésped.

Hay que reconocer que Bali Bey se desenvuelve mejor en el campo de batalla que en los salones palaciegos. No tiene las habilidades “diplomáticas” de Ibrahim ni su templanza a prueba de provocaciones, pero ¿es posible que llegue a hacer sombra al gran visir? Ibrahim parece muy asentado en su posición de poder, pero ¿podrá evitar que Bali Bey se haga más fuerte a ojos del sultán?

Isabela, la huésped prisionera

Gran parte del futuro de Bali Bey se decidirá en base a cómo gestione el importante encargo que le ha hecho el sultán: atender a Isabela, la huésped a la fuerza del imperio otomano. Melike Ipek Yalova interpreta en esta ocasión a una princesa de Castilla cautiva en Constantinopla después de su triste despedida como Müjgan en ‘Tierra amarga’.

Isabela es otro de los grandes misterios de esta temporada. No hay instante en el que no clame por su libertad y jura amor eterno a su prometido Federico, pero, a veces, su actitud con Solimán nos desconcierta. Es capaz de quedarse embelesada y llamarle bárbaro en cuestión de segundos. ¿Qué piensa en realidad Isabela? ¿Sigue considerándolo un bárbaro infiel o ya lo ve con otros ojos? ¿Lamenta que no la visite por no poder negociar su libertad o es porque ya no le resulta tan desagradable su compañía?

Y la verdad es que en esta duda Solimán tampoco ayuda. Evidentemente no trata a la hija de un emperador como a una de sus concubinas, pero ¿por qué la mantiene cautiva? ¿Por qué rechaza todas las propuestas de rescate que recibe? Si solo es una prisionera, ¿por qué la visita? ¿Por cortesía monárquica o hay algún otro motivo? ¿Por qué llevó a Mustafá a conocerla? ¿Por qué mantiene en secreto que tiene una invitada tan especial en el palacio de caza?

Hürrem, la soledad del sultanato

Esas mismas preguntas se las hace Hürrem desde que descubrió la existencia de la misteriosa mujer. Hace mucho que dejó de ser la esclava problemática que llegó al harén. Hace mucho que dejó de ser una concubina más. Hace mucho que dejó de ser una favorita. Ahora Hürrem es la sultana, por más que le pese a Mahidevran, que no ostenta el cargo de ex sultana por el simple hecho de que no está contemplado en el protocolo imperial.

Hürrem ha ido ganando poder, pero sigue estando igual de sola que cuando llegó a palacio y continúa en permanente peligro. Es cierto que Solimán la quiere, la consiente y hasta la protege cuando su temperamento le juega malas pasadas, pero cuando el padre de sus hijos se pone el turbante de sultán, toda la influencia de Hürrem desaparece y, como Hatice no parece cansarse de repetir, vuelve a convertirse en una simple esclava cuyo destino está siempre en cuestión.

La esclava rusa ha dado tres príncipes y una sultana a la dinastía otomana, pero, aún así, sigue siendo una sultana de segunda división y todas y cada una de sus actuaciones y decisiones son cuestionadas.

Además, a su situación no ayuda haberse ganado la enemistad del gran visir. Y ese es ahora mismo uno de sus grandes peligros. Hürrem ha intentado de mil maneras dejar en evidencia a Ibrahim pero, por una razón u otra, siempre fracasa reforzando la posición de poder de su “cuñado”.

Y precisamente esa guerra de poder entre el asesor y la amante, entre el amigo y la mujer, está resultando muy interesante. ¿Logrará Hürrem que Ibrahim caiga en desgracia a ojos del sultán? ¿Será capaz Ibrahim de librarse de esa mujer que tiene tanta o más influencia sobre Solimán que él mismo? ¿Su pésima relación es consecuencia de una enemistad manifiesta o es una cuestión de celos por la atención del sultán?

Ibrahim, el meteórico ascenso de un pescador

Ibrahim es, sin duda, uno de los personajes más fascinantes de esta serie. Aunque se hiciese el ofendido, el príncipe Federico dijo una verdad más grande que la mezquita de Santa Sofía: Ibrahim era un pobre pescador que ha acabado como gran visir del imperio otomano y, además, como cuñado del sultán, aunque ya sabemos que este parentesco no implica prácticamente nada si recordamos el aciago destino de otro cuñado imperial.

Ibrahim toma medidas decisivas para evitar que las revueltas sigan progresando | Ibrahim toma medidas decisivas para evitar que las revueltas sigan progresando

Ibrahim tiene la inteligencia suficiente para desempeñar su cargo con brillantez y tiene la habilidad necesaria para esquivar todas las zancadillas que se interponen en su camino, pero también tiene un defecto incontrolable: el orgullo. Ibrahim es importante y se sabe importante. Es poderoso y se sabe poderoso. Y en muchas condiciones esa importancia y ese poder le hacen olvidar cuál es su papel real: servidor del sultán. No sultán.

Porque Ibrahim tiene tendencia a considerar que sus decisiones son decisiones del sultán y se muestra claramente molesto cuando Solimán decide por sí mismo en contra de sus opiniones. O, lo que es peor, cuando atiende consejos de terceros que van en contra de las recomendaciones de Ibrahim.

Eso es lo que pasa con Hürrem. A Ibrahim nunca le gustó la nueva sultana. No sabemos si es por su inexplicable lealtad a Mahidevran, por antipatía personal, por miedo a perder su influencia sobre Solimán o por una combinación de todas ellas. O tal vez sea que Ibrahim se ve representado en Hürrem y no quiere que ella siga sus pasos. Ibrahim también llegó a la vida del sultán como esclavo y ahora es su mano derecha. Hürrem llegó como esclava y ahora es sultana ¿No será acaso que teme que la esclava rusa lo relegue a un segundo plano?

Hasta ahora Ibrahim ha logrado esquivar todos los dardos que le ha lanzado su “cuñada”, pero ¿seguirá conservando ese escudo protector? Hasta ahora ha acertado con sus consejos al sultán, pero ¿qué pasará el día en que fracase alguna de sus estrategias? ¿De verdad Solimán considera a Ibrahim como un amigo o solo es un servidor más?

Hatice, una peligrosa obsesión

Pero Ibrahim no solo tiene problemas en palacio y en el campo de batalla, su casa tampoco es ya el nido de amor que era. Hatice y él siguen enamorados, pero la maternidad ha convertido a la dulce y serena sultana en una mujer controladora, obsesiva y malcriada. Tiene un ejército de criadas a su disposición, pero, aún así, exige que su marido no se separe de ella ni de su bebé. ¿Acaso alguien se imagina a Ibrahim cambiándole el pañal a la criatura?

Si bien su miedo puede tener cierta justificación en su condición de madre primeriza, su actitud con Hürrem es absolutamente inaceptable. Esa esclava que prácticamente no debería ni mirar a los ojos a una sultana del imperio otomano salvó la vida del hijo de esa ilustre representante de la dinastía imperial y Hatice parece haberlo olvidado demasiado pronto.

Además, está cometiendo un error que puede dañar seriamente su matrimonio. Si hay algo que Ibrahim quiere más que a su sultana, es su cargo de gran visir. Si Hatice empieza a interferir, directa o indirectamente, en sus responsabilidades políticas, tal vez Ibrahim deje de ser el esposo ejemplar que la sultana cree tener. Y seguro que Nigar Kalfa aprovecha la oportunidad si llega a presentarse.

Por lo tanto, son muchos los interrogantes que aún quedan por revelar en esta serie. ¿Por qué Solimán parece estar enfadado con el mundo? ¿Qué pasa verdaderamente por su cabeza? ¿Qué pretende con el cautiverio de Isabela y Federico? ¿Quiere una nueva guerra o reforzar su condición de mandatario más poderoso? ¿Es Hürrem la mujer definitiva de su vida o aparecerán nuevas distracciones? ¿Seguirá siendo Ibrahim el solucionador oficial de problemas del imperio o fracasará en su nueva misión?