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Beren Saat nos conquistó en 'Fatmagül' y nos vuelve a hechizar en 'Amor prohibido'

Hace aproximadamente un año'Fatmagül' marcó un antes y un después en la televisión española al conseguir datos históricos en la emisión de su último capítulo. Y gran mérito de ese fenómeno que abrió las puertas a las restantes ficciones turcas fue de su actriz protagonista, Beren Saat. Y, ahora, doce meses después, esa misma actriz, que nos conquistó en 'Fatmagül', nos reconquista cada tarde como Bihter en 'Amor prohibido'.

Beren SaatNova

'Fatmagül', la historia que cambió todo

Que 'Fatmagül' supuso el principio de una nueva era en las pantallas españolas está fuera de toda discusión y que la novela turca no sería lo mismo sin Beren Saat tampoco.

Nos convenció en todas y cada una de las facetas, etapas y situaciones que interpretó. Nos convenció cuando soñaba con casarse con su novio de toda la vida. Nos convenció cuando se quedó sin lágrimas tras ser violada. Nos convenció cuando guardó su silencio mientras otros decidían sobre su vida. Nos convenció cuando buscaba desesperada una salida a su dolor y su miedo. Nos convenció cuando salió corriendo a buscar a ese marido al que al principio no podía, literalmente, ni ver. Nos convenció cuando levantó la cabeza para hacer frente a las murmuraciones. Nos convenció cuando se plantó en comisaría reconociéndose como víctima y exigiendo justicia para los culpables.

Pero Fatmagül no hablaba sólo con sus palabras. Lo hacía también con su mirada. ¿Cómo olvidar su terror cuando se vio en peligro? ¿Cómo olvidar el rencor con el que miraba a Kerim? ¿Cómo olvidar la desilusión al descubrir la verdadera cara de Mustafá? ¿Cómo olvidar la ternura con la que miraba a su hermano y su sobrino? ¿Cómo olvidar la frialdad con la que trató a su cuñada tras descubrir sus múltiples traiciones?

Y, por supuesto, lo hacía con cada músculo de su cuerpo. Cuando se acurrucaba al revivir los peores momentos. Cuando pasó de repeler cualquier intento de acercamiento de Kerim a buscar consuelo en su abrazo.

Y en todas esas secuencias Fatmagül contó con el público. Quisimos avisarla de que huyera cuando vimos el peligro. Quisimos consolarla cuando se derrumbó. Quisimos advertirle cuando se equivocaba. Quisimos ayudarla cuando volvía a sucumbir al dolor. Quisimos reír con ella cuando superó todos sus miedos.

Fueron, por tanto, muchos los factores que hicieron que 'Fatmagül' nos conquistara como historia y como personaje y, sin duda, Beren Saat merece una matrícula de honor por la relevancia que tuvo en conseguir que nadie dude en hablar de fenómeno al referirse a esta ficción, que, además, tuvo repercusión mucho más allá de cuestiones televisivas.

Comparaciones fuera de lugar

Aunque Beren Saat llegó a las pantallas españolas con 'Fatmagül', en su carrera había otro gran éxito anterior:'Amor prohibido', la serie más vista de la historia de Turquía.

Y ahora al llegar a España 'Amor prohibido' a través de Nova, inevitablemente, surgen las comparaciones. Justo lo mismo que sucedió hace un año cuando Engin Akyürek protagonizó dos de las telenovelas turcas más vistas en España. Era inevitable comparar a Omar Demir con Kerim Ilgaz. Entonces, fue necesario únicamente un capítulo para darnos cuenta de que el capitán de 'Amor de contrabando' ('Kara para ask') no tenía absolutamente nada que ver con el atormentado marido de Fatmagül.

¿Qué sucede con Beren Saat? ¿Consigue la Bihter de 'Amor prohibido' que olvidemos a 'Fatmagül'? Partiendo de la base de que olvidar 'Fatmagül' es absolutamente imposible, no sólo por su repercusión mediática sino por sus connotaciones sociales, lo que sí es evidente es que Beren Saat consigue que mientras estamos viendo a Bihter borremos temporalmente de nuestro disco duro mental y emocional a Fatmagül.

¿Por qué? Primero, porque Beren Saat tiene el talento más que necesario para dotar de vida propia, autónoma e independiente a cuantos personajes interprete. Segundo, porque Bihter no se parece absolutamente en nada a Fatmagül.

Y no se trata sólo de que Bihter use mucho más maquillaje, pase mucho más tiempo en la peluquería y tenga un presupuesto mucho mayor para estilismo. Las diferencias son mucho más profundas.

Ambas mujeres coinciden en el hecho de que entramos en su vida en su peor momento. Aunque son situaciones totalmente incomparables, lo cierto es que ambas han vivido circunstancias que las sitúan en posiciones muy vulnerables. Pero, a partir de ahí, surgen las diferencias. ¿Por qué? Porque ambas toman rumbos totalmente opuestos. Una se deja de llevar hasta que encuentra las fuerzas suficientes para decir "basta" mientras que la otra se empodera desde el primer instante tomando las riendas de su vida.

Bihter, una mujer por descubrir

Bihter sufre el dolor por la pérdida de su padre y el rencor de culpabilizar a su madre. Se mueve entre el duelo y el ansia de venganza y el destino pone en su camino la solución a ambas emociones. Adnan.

A estas alturas, parece claro que Bihter quiere a Adnan. Sus esfuerzos por reconciliarse con él así lo demuestran. Sin embargo, sigue presente la duda de si cuando aceptó su propuesta de matrimonio lo hizo por auténtico y genuino amor o por echar por tierra el 'proyecto' de su madre. ¿Hubiera aceptado Bihter tan rápidamente si Fatma no hubiese puesto sus miras en Adnan?

Y ese es uno de los grandes encantos de Bihter. Que es indescifrable, impredecible e imprevisible. Que en las semanas que hace que la conocemos no terminamos de ver claramente cómo es. Que cada día que pasa, que cada nueva situación que vive, nos hace descubrir una nueva faceta de su personalidad. Por ejemplo, ya hemos descubierto que tiene mano para la cocina (o al menos para los remedios caseros) y que sabe tanto o más de coches que el chófer de la casa.

Pero, anécdotas al margen, es una mujer a la que no terminamos de descubrir. O dicho de otro modo, no conseguimos identificar cuál es su verdadera cara.

Quiere a su madre lejos de su vida porque se niega a ser como ella. Sin embargo, la aloja en su casa y, a su manera, sigue sus consejos para retener a su marido. ¿Seguirá influenciando Fatma a su hija o Bihter le pondrá un alto?

Es la señora de la casa e intenta ejercer como tal, pero se encuentra son unos empleados que tienen más poder en su hogar que ella misma. Ahora estamos en una situación de cierto empate, pero ¿cómo continuará la historia? ¿Se adaptará Bihter al estilo informal y de confianza con el que Adnan ha gestionado a su personal o conseguirá imponer el modelo distante y autoritario que vivió en casa de Fatma?

Bihter no sólo se casó con Adnan, en cierto modo lo hizo también con sus hijos. Bulent se ha adaptado bien, pero con Nihal mantiene una silenciosa guerra fría. Bihter por ahora pone buena cara y la mejor de sus sonrisas a los desplantes y comentarios nada inocentes de su hijastra, pero ¿hasta cuándo? ¿Hasta dónde permitirá Bihter que lleguen los caprichos de su hijastra?

Pero, sobre todo, Bihter es todo un misterio en su relación con Behlul. En él ya empezamos a descubrir los primeros detalles que indican que ya no ve a Bihter como su tía política. Pero ella sigue completamente distante. Es cierto que su relación es ahora mucho más próxima y hasta el propio Adnan ha tenido algún amago de celos (su instinto parece advertirle del inminente peligro), pero ella parece no percibir todos esos cambios.

Y esa incertidumbre es la que nos obliga a ver un capítulo detrás de otro porque queremos seguir todos y cada uno de pasos que da esta incipiente historia. ¿En qué momento descubrirá Bihter lo que provoca en Behlul? ¿Cómo reaccionará? ¿Qué nueva Bihter descubriremos? ¿Ignorará la situación tal y como hace con las indirectas envenenadas de Nihal o actuará impulsivamente como hizo con los criados? ¿Mantendrá y aumentará las distancias o las acortará apresuradamente? ¿Sus sentimientos hacia Behlul surgirán progresivamente o descubrirá un día que todo ha cambiado?

¿Y qué reacción provocará en los espectadores? Por ahora, ha conseguido que el TeamBihter sea inquebrantable en todos los frentes que tiene abiertos. En su lucha por ocupar el lugar que le corresponde en una casa que le es abiertamente hostil. En su afán por diferenciarse todo lo que sea posible de las malas mañas de su madre. En su intento de llevarse todo lo bien que sea posible con una adolescente caprichosa y malcriada como Nihal.

¿Conseguirá que el público también la apoye en su relación clandestina con el sobrino de su marido? ¿Se quebrará esa alianza que se ha creado entre espectador y personaje? ¿Estaremos ante una protagonista que se alce como la heroína de la historia o terminará convertida en la villana?

Ese es el gran atractivo de 'Amor prohibido'. Que nos mantiene en la duda permanente, en la inquietud constante, en la interrogación sucesiva, en la sorprendente intriga de que a estas alturas aún no tengamos claro si Bihter será uno de esos personajes que adoraremos por siempre o que terminaremos aborreciendo.

Beren Saat nos conquistó como 'Fatmagül' y ahora nos reconquista en 'Amor prohibido'. ¿Por qué? Porque nos mantiene pegados a la pantalla deseando saber qué les va a pasar a los personajes que interpreta con todas sus luces y también con todas sus sombras. Pase lo que les pase. Sean como sean.

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