BETTY VE TELENOVELAS
Por muchas despedidas y muchos adioses que hayamos dado en Hermanos, nunca nos acostumbramos a las pérdidas y más si son de dos personajes que lograron hacerse con el cariño de la audiencia, como Sengül y Suzan.
¿Cuánto dolor emocional es capaz de soportar el ser humano? Es posible que exista alguna investigación científica sobre este tema, pero desde luego debería analizarse la capacidad de sufrimiento que están demostrando los personajes de Hermanos. Han sido tantas las veces que han tenido que despedir a sus seres queridos en el cementerio que ya casi hemos perdido la cuenta. Y, desde luego, ni ellos ni nosotros logramos acostumbrarnos. Prueba de ello es la tristeza que nos han causado las dos últimas grandes tragedias de esta serie: las muertes de Sengül y Suzan.
Es más, a estas alturas ya no sabemos a qué santo encomendar a esta familia para que los cobije y proteja de tantos dramas. Ya ni queremos imaginarnos a cuánto ascenderá su cuota en el seguro de decesos. Y, desde luego, no queremos ni pensar en el tamaño del panteón familiar.
En lo que sí queremos detenernos es en recordar quiénes fueron Sengül y Suzan, qué significaron para los hermanos Eren y qué repercusión tuvieron en la audiencia porque, mientras las recordamos, siguen vivas.
Nuestra relación con Sengül podría calificarse de tormentosa. Absolutamente todos estamos de acuerdo en que, junto con Akif, es el personaje más controvertido de la serie, pero, al mismo tiempo, ha sido una pieza imprescindible en su desarrollo.
Nuestra primera impresión de Sengül fue más que negativa. Si echamos la vista atrás aún somos capaces de escuchar sus quejas cuando sus cuatro sobrinos se mudaron a su casa cuando fallecieron sus padres. Si somos justos, su razonamiento era correcto, pero no eran ni las formas ni el momento de actuar así. El resultado fue que los Eren terminaron en el gallinero.
Después, nuestra relación ha tenido sus más y sus menos. Es cierto que muchas veces actuó como una madre con ellos, pero tampoco podemos pasar por alto muchos de sus grandes errores como cuando no dudó en vender a Emel por una buena cantidad de liras.
Quizá porque ese ha sido el gran punto débil de Sengül. En conjunto ha sido una buena madre, una buena esposa y una buena tía, pero todas esas bondades desaparecían cuando aparecían en escena los euros, las liras o los dólares. Es como si Sengül se transformase en otra persona en cuanto aparecía en escena la palabra dinero.
Y aquí es donde se abre el debate. ¿Esa afición desmedida por el dinero era para garantizar la subsistencia de su familia o era por avaricia? ¿Quería tener dinero para dar una mejor vida a sus hijos o para equipararse a Nebahat y Ayla?
Ha habido muchos momentos en los que Sengül actuó por necesidad porque han sido demasiadas las ocasiones en las que no tenía prácticamente nada que poner sobre la mesa, pero en otras ocasiones la ambición la cegó y fue su familia quien pagó las consecuencias.
Eso sí, hay que reconocerle su valentía a la hora de convertirse en una mujer emprendedora y en levantarse siempre que se caía. Su food truck de albóndigas fue un gran ejemplo de emprendimiento femenino y muchas de sus ideas para desarrollar negocios eran bastante buenas, aunque la puesta en práctica nunca saliese como debía.
Fuera por necesidad o por ambición, lo cierto es que Sengül no era de las que se lamentaban de su mala suerte quedándose llorando comiendo pipas en el sofá. No. Ella ideaba, pensaba, imaginaba, actuaba y nunca se daba por vencida.
Pero, además de por su querencia a los billetes, a Sengül la recordaremos siempre por su don innato para enterarse siempre absolutamente de todos los secretos de medio elenco de la serie.
Uno de sus grandes méritos es haber sido capaz de descubrir prácticamente todos los trapos sucios de Akif y quizá por eso la relación entre ambos personajes ha sido tan especial. Sus perfiles eran absolutamente incompatibles. ¿Cómo podían establecer algún tipo de relación el gran empresario con la humilde sirvienta? Pues porque no hay nada que una más que un secreto y Sengül y Akif han compartido demasiados, se ha protegido el uno a otro en innumerables ocasiones y, al final, llegaron a respetarse.
Por otro lado, Sengül ha sido un personaje que siempre ha logrado sorprendernos. Sin saber muy bien cómo pasó de ser la sirvienta de Nebahat a ser su mejor confidente. Era capaz de ir a la compra por su barrio con Hilmi y a la media hora estar tomando té en el elegante salón de Nebahat. Era capaz de robarles dinero a sus propios sobrinos, pero también hizo cuanto pudo para que Elif se reencontrara con su hermano y tuviera los mismos privilegios que Berk.
Si hacemos un balance global podríamos decir que Sengül ha sido capaz de despertar en nosotros todas las emociones posibles. La hemos odiado, detestado y aborrecido. La hemos compadecido. La hemos querido y admirado. Y, desde luego, la echaremos de menos. ¿Quién se va a ocupar de ponerle los dibujos animados a Emel? ¿Quién le lanzará la zapatilla a Ogulcan? ¿Quién discutirá con Fatma? ¿Quién ideará los planes más rocambolescos para conseguir dinero? ¿Quién descubrirá y revelará los grandes secretos de esta serie?
En cuanto a Suzan, la otra tragedia que hemos sufrido en Hermanos, hay que decir que su personaje fue ganando peso poco a poco. Pocas veces nos dio razones para odiarla (salvo cuando anteponía los caprichos de Harika al bienestar de Ömer), pero también es verdad que siempre hemos echado en falta un poco más de personalidad, de carácter, de fuerza, de temperamento.
De hecho, nunca logramos entender su concepto de maternidad. Sengül podría tener mil y un defectos, pero era una madraza. Suzan se emocionaba cuando Ömer la llamaba "mamá", pero le costó muchísimo tiempo comportarse como tal. ¿Dónde estaba Suzan cuando su hijo pasaba frío y hambre en el gallinero? ¿Dónde estaba Suzan cada vez que su hijo acababa en el hospital? Si hacemos memoria casi somos capaces de recordar las veces que le dio dinero o que le llevó algo de comida. Y nos sobran dedos de las manos.
Eso sí, justo es reconocer que en los últimos tiempos estaba esforzándose por ejercer de madre y estaba mucho más presente en la vida de su hijo.
Si como madre Suzan nos generaba muchas dudas, su gusto por los hombres tampoco era para ser aplaudido. Nunca entenderemos cómo se dejó embaucar durante tanto tiempo por Akif, algo que también nos preguntamos en el caso de Nebahat.
Pero lo cierto es que no ha tenido suerte en amores. Todas sus relaciones han terminado de forma trágica. Casi podría decirse que Suzan ha tenido en su vida sentimental la misma mala suerte que su hijo en la laboral.
Una mala suerte que la ha acompañado hasta el final. Si ya había sido traumático que Süsem hubiese estado implicada en la muerte de Kadir, ¿tenían que ser precisamente Akif y Süreyya quienes causasen el accidente de Suzan? ¿De verdad era necesario que la atropellasen su ex marido y la ex de su actual marido?
La muerte de Suzan nos deja la amarga sensación de la injusticia. ¿Por qué ahora? ¿Por qué ahora que empezaba a ser una más de la familia Eren? ¿Por que ahora tiene que perder Ömer a otra madre? ¿Por qué ahora que parecía que había encontrado de nuevo el amor?
Y, además, nos confirma a Akif Atakül como el personaje clave de esta serie. Siempre que pasa algo Akif está involucrado.
Pero, con sus virtudes y sus defectos, con sus aciertos y sus errores, Sengül y Suzan, han sido claves para la familia Eren. Cada una a su manera y con su estilo han sido las matriarcas de unos jóvenes que, siendo adolescentes, acumulan más vivencias que algunos jubilados.
Ömer, Ogulcan y Aybique lloran la pérdida de sus madres y nosotros lamentamos la pérdida de dos grandes personajes.