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5 personajes claves de 'Infiel' que no han dejado a nadie indiferente

Muchas son las claves que acompañan al éxito de 'Infiel' pero uno de los aspectos más relevantes son sus personajes. Así, analizamos a los 5 personajes fundamentales de la telenovela.

Para que una serie guste, funcione y triunfe tiene que reunir una combinación perfecta de elementos: un guion atrayente, unos protagonistas interesantes, un elenco profesional, un ritmo adecuado… Y, además, necesita que todos y cada uno de sus personajes formen una unidad perfecta. Que cada pieza del engranaje esté exactamente colocada y en perfecto funcionamiento para que toda la maquinaria funcione.

En 'Infiel' esa premisa se cumple a la perfección. Todos los personajes reman en la misma dirección para que el barco surque las aguas de la audiencia. En esta historia hay muchas personalidades dignas de ser comentadas, pero, sin duda, hay 5 personajes que no han dejado a nadie indiferente.

Asya, la reina indiscutible

En el centro de la historia está indiscutiblemente Asya (Cansu Dere). No solo es la gran protagonista, el eje en torno al que todo gira, sino que, además, es uno de los personajes que mejor conocemos y que más logra sorprendernos capítulo a capítulo.

A Asya la conocimos feliz. Estaba en uno de los mejores momentos de su vida. Todo a su alrededor era armonioso, envidiable, perfecto. Sin embargo, un pelo rubio hizo que su burbuja con olor a rosas blancas explotara y se encontró de golpe en medio de la incertidumbre de la vida real.

Y ahí conocimos a la Asya fuerte. La Asya que apretó los dientes en público para gritar de dolor en privado. La Asya que templó su ira para dar rienda suelta a su rabia en el momento más adecuado. Porque, además de fuerte, descubrimos que Asya también tiene una dignidad y un orgullo a prueba de humillaciones. A ella la humillaron, pero ella devolvió el golpe más fuerte y donde más dolía.

A partir de ese icónico momento en que el que abrió la caja de Pandora, conocimos muchas otras facetas de su personalidad. Descubrimos a la Asya madre, capaz de todo con tal de mantener a su hijo junto a ella, incluso de idear un plan que, además de ser un tanto cuestionable, deja a Maquiavelo a la altura de un aprendiz. Pero, al margen de ese momento de debilidad moral, Asya ha demostrado que también sabe ser generosa por el bien de su hijo. A pesar de la incómoda relación que mantiene con su ex marido desde su divorcio, Asya nunca le ha cerrado la puerta al padre de su hijo, aunque se lo mereciera en más de una ocasión. Asya se ha llenado de paciencia y comprensión para hacer feliz a su hijo.

En medio de su turbulenta relación con Volkan, conocimos mucho mejor a la Asya profesional. Los indicios nos dicen que es una gran doctora, pero su vida personal también provocó un tsunami en su situación laboral. No hemos visto problemas con sus pacientes, ni errores en sus diagnósticos, ni absentismo laboral injustificado, pero, sin embargo, perdió su condición de jefe de médicos. ¿Por qué? Por una sucesión de dimes y diretes. Porque Asya siempre está en el ojo del huracán y fueron muy pocos los que se pararon a pensar si ella estaba ahí voluntariamente o si fueron las decisiones de otros quienes la posicionaron ahí. Y por una serie de sospechas, por el qué dirán, por la buena imagen del hospital, Asya perdió su empleo. Sin embargo, al final, ha sido el hospital quien ha salido perdiendo. Ha perdido a una gran profesional y ha ganado una competidora.

La última faceta que hemos descubierto es la de la sororidad. Porque Asya nunca ha querido una guerra con Derin. Siempre comprendió que había sido Volkan quien la había traicionado. Que Volkan fue quien mintió y engañó. Siempre comprendió, aún con dolor, que Derin era el presente de Volkan. De hecho no puso ningún impedimento a que Volkan se fuese con ella ni se inmiscuyó en su relación. Asya solo atacó cuando fue atacada. Asya solo sacó las uñas cuando se sintió injustamente tratada. Asya solo abofeteó cuando se manipularon y tergiversaron sus actos y su conducta.

Y cuando Asya ha visto que Derin bordeaba el abismo, Asya la ha puesto en su punto de mira. Pero no para atacarla, criticarla o lastimarla. No. Asya simplemente ha intentado hacerle ver el peligro que corría para evitar que Zeynep sufriese el mismo destino que ella misma.

¿Volkan sabe lo que quiere?

Sin duda, cuando pensamos en Volkan el primer calificativo que se nos ocurre es infiel. Fue la primera gran característica que conocimos de él: su traición a Asya. Pero, después, según lo fuimos conociendo fuimos añadiendo más adjetivos a su carácter, siendo algunos de los más destacados el de mentiroso y egoísta.

Mentiroso porque engañó tanto a Asya como a Derin. A la primera le ocultó la existencia de la segunda y a la segunda le contó una historia de infelicidad y matrimonio roto que no se ajustaban para nada a la realidad. Egoísta porque, de no ser por las dotes detectivescas de Asya, Volkan hubiera seguido sine die con su doble vida. Hubiera seguido llamando "cariño" a Asya y seguiría inventando excusas para Derin.

Volkan también vivió su particular torbellino emocional con su divorcio al perderlo prácticamente todo, pero se rehizo en la distancia y regresó como un triunfador. Cuando volvió a Tekirdag parecía que lo rodeaba un aura de fortuna y felicidad. Y, por supuesto, también una buena dosis de rencor acumulado. Volkan quería devolver el dolor sufrido, pero su rabia no era más que el enmascaramiento de otras emociones.

El armario de Derin y las constantes y continuas visitas a Ali pronto nos desvelaron al verdadero Volkan. Él no le compraba regalos a su mujer para contentarla. Se los compraba para conservar el recuerdo de su ex mujer. Él no solo iba a visitar a su hijo, iba a pasar tiempo con su ex mujer. ¿Por qué? Porque la echaba de menos. Echaba de menos la vida que perdió. Echaba de menos la familia que perdió. Echaba de menos a la mujer que perdió.

Finalmente el marido infiel comprendió la dimensión de su error y pidió perdón, pero fue demasiado tarde. Asya no solo ha pasado página, sino que ya ha cerrado el libro.

Es curioso. Ahora, cuando Volkan intenta cerrar su libro con Derin, vuelve a provocar otro cataclismo. Y, una vez más, vuelve a causar dolor a las dos mujeres de su vida. Y, una vez más, pone en peligro la estabilidad y la felicidad de sus hijos.

La inestabilidad de Derin

En medio de toda esta historia, Derin ha sido víctima y victimaria a partes casi iguales.

Fue víctima de Volkan porque creyó que la quería, creyó que quería formar una familia con ella, creyó que había olvidado a Asya, creyó que había dejado atrás su pasado, creyó que era feliz en su nueva vida.

Fue victimaria cuando comprendió que su cuento de hadas sólo existía en su imaginación, cuando convirtió a Asya en la bruja que amenazaba su felicidad. No dudó en dejarla en evidencia cada vez que era posible y su plan para que todos la creyeran culpable de su desaparición nos mostró que había perdido por completo el rumbo.

Volkan no traicionó a Derin con Asya, o, mejor dicho, Asya siempre rechazó todos sus intentos de aproximación. Sin embargo, para Derin, era Asya quien buscaba una y otra vez a su marido. Era Asya quien buscaba una y otra excusa para verlo. Era Asya quien utilizaba a Ali como excusa para pasar tiempo juntos.

Derin se negó a ver la realidad tal cual era. Y no tuvo las herramientas emocionales con las que sí contó la doctora cuando su matrimonio se desmoronó. Asya supo contener sus emociones y utilizar la razón para canalizar su ira. Sin embargo, Derin no tuvo la capacidad para racionalizar ese proceso. Derin actuó con el corazón, con el instinto. Dejó que la rabia se apoderase de ella y que anulase por completo su capacidad para razonar y actuar con lógica y sentido común.

Los hilos de Gönul

Pero Derin no estuvo sola en todos y cada uno de sus planes anti-Asya, siempre tuvo la compañía y la complicidad de su madre. Las alas de Gönul siempre se estiraban protectoras sobre su hija. Cada vez que Derin cometía un traspiés, una salida de tono, un error, ya se encargaba Gönul de mover todos los hilos para que su niña fuese la víctima y convertir a Asya en una mujer amargada y celosa que no soportaba el abandono de su marido.

Siempre nos llamará la atención que Gönul pasase de ser casi la presidenta del club de fans de Asya por salvarle la vida tras el infarto a convertirse en la principal instigadora de un buen número de falsedades, calumnias e injurias. Cada vez que el nombre de la doctora Yilmaz aparecía en los titulares al lado de la palabra escándalo, la mano de Gönul estaba detrás. Cada vez que Asya escuchaba murmullos a su espalda, los comentarios de Gönul habían iniciado el runrún.

Sin embargo, hasta la protectora Gönul tiene un límite. Quiere que su hija sea feliz, pero no a cualquier precio. Y es lo suficientemente inteligente como para haber comprendido que su yerno se ha convertido más en un problema que en una solución. Que causa más dolor que felicidad. Que ha convertido a la alegre y jovial Derin en una mujer infeliz y obsesionada.

El nuevo Selçuk

Al margen del triángulo amoroso central de esta historia, hay otro personaje que siempre capta toda nuestra atención: Selçuk.

En los primeros tiempos de esta historia, estaba en la lista de más odiados de toda la audiencia. Nadie podía soportar sus malos tratos a Nil ni su agresividad con Asya.

Sin embargo, a lo largo de este tiempo hemos llegado a conocerlo mejor y hemos visto cómo se ha esforzado por cambiar, por evolucionar, por madurar, por dejar atrás al sinvergüenza que era. Es cierto que aún le queda mucho camino por recorrer, pero, al menos, parece haber encauzado su vida después de los golpes que dio y de los golpes que también recibió. No tuvo una infancia fácil y, desde luego, no debe ser sencillo asimilar que tu padre es uno de los hombres más importantes de la ciudad. No debe ser sencillo ver que tus hermanastros viven al calor de una familia y en medio de la abundancia mientras que tú has vivido vagando solo por las calles.

Y ahora, al igual que el resto de los personajes, está en un momento clave. Debe decidir si sigue adelante con su evolución regalándonos grandes momentos como el "rubiales" o si retrocede hacia un pasado que ni Nil ni nosotros queremos ni recordar ni revivir.

Habría mucho más de lo que hablar. De la complicada adolescencia de Ali. De la amistad redimida de Bahar. De la envidia constante de Derya. De la paciencia infinita de Turgay. De la generosidad de Nil.

Pero aún queda mucho más por ver y descubrir. Asya aún tiene que escribir muchas líneas de esta historia. De su historia.