NÚMERO DE SERIE
Con motivo de la semana del Orgullo elegimos las cinco nuevas ficciones que mejor representan los retos de presente y futuro del colectivo LGTBIQ+.
Josh Thomas es un claro ejemplo de cómo normalizar las relaciones homosexuales siendo un creador de ficción. Lo hizo con su serie debut, ‘Please Like me’, donde interpretó al protagonista, un chico al que dejaba su novia y descubría entonces que era gay. Da un paso más allá en ‘Todo va a ir bien’, su segunda apuesta personal y con extra de honestidad, en la que la búsqueda de la identidad sexual ya no es el eje central de la trama. Como si continuase ‘Please Like me’, el cómico australiano se pregunta qué hubiera pasado si aquel chico desorientado, ahora abiertamente gay y con pareja, tuviera que cuidar de sus dos hermanastras cuando fallece su padre. Desde un punto de vista siempre luminoso y encantador –hasta en los momentos más agridulces– Thomas es capaz de despojarse de inseguridades propias de la comunidad gay para lanzarse de pleno en otro tipo de temores. Desde su nuevo yo adulto, el personaje debe lidiar en la primera temporada con el autismo de una de sus hermanas (interpretada por una actriz que lo padece) o con la mordacidad e ingenio de la otra. Es decir, una nueva perspectiva de vida salpimentada además por sus propias neuras en lo que es una ficción semiautobiográfica.
Vivir la homosexualidad en la adolescencia es una de las claves de la mayoría de series con temática LGTB+. Es de las pocas vías con las que cuenta la ficción televisiva para ir eliminando poco a poco ciertos tabúes. Las primeras experiencias se cuentan también en ‘Con amor, Victor’, que continúa la película ‘Con amor, Simon’ (2018). Esta serie queer intenta normalizar la situación, como ya lo hacía el filme en el que un adolescente salía del armario sin causar mucho revuelo. En la segunda temporada, se analiza la reacción de su familia, de origen latino, al descubrir que el chaval es gay. También se reflexiona desde la perspectiva de otro chico de origen árabe, en un esfuerzo de la saga por representar al mayor número de minorías posible. Un punto a favor para una serie que intenta ir un paso por delante de la vida real.
A corazón abierto. Biografía de Roberto Enríquez, el alias de Bob Pop, escritor televisivo, conocido por sus intervenciones en ‘Late Motiv’. La primera serie española con un gay como absoluto protagonista, y además, reflexionando sobre los cuerpos no normativos. Muestra la evolución desde la preadolescencia a la madurez, desde el acoso escolar a la enfermedad, relatando aquellos episodios más violentos relacionados con su sexualidad, pero sin dejar de lado la comicidad y la alegría ante la adversidad. Aquí importa el contraste entre la búsqueda de la identidad, de la aceptación, cuando uno se encuentra perdido, y cómo se superan los momentos más difíciles, esos que empujarían a cualquiera a tirar la toalla, a dejar de ser uno mismo para defender sus ideales. Bop Pop comienza siendo un niño curioso y bondadoso, y no olvida nunca quién fue para reencontrarse consigo mismo en el futuro. Es una deconstrucción de una vida entera, decantada en pequeñas dosis de aprendizaje y encima cuenta con un cameo del mismísimo Almodóvar.
Estos chavales de instituto se enfrentan desde la ingenuidad al descubrimiento de su propia identidad, incluida la sexualidad. Es lo que tiene la adolescencia, la búsqueda de la libertad, la rebeldía, la impetuosidad y la falta de respeto por la autoridad. Si la serie está ambientada en la época actual con unos personajes que casi podríamos decir que se saltan todas las reglas como ocurre en ‘Genera+ion’ que alude en su propio título al “más” en apoyo a la inclusividad–, lo que nos sale es una especie de ‘Sensación de vivir’ del siglo XXI producida por Lena Dunham, que ya quiso ser la voz de una generación en ‘Girls’. Esta serie juega a incomodar a aquellos espectadores que tal vez no estén tan habituados a las escenas amorosas entre homosexuales, aunque en realidad lo que busca es poner sobre la mesa una serie de conflictos que se dan en la adolescencia. De todos es Nathan el que más destaca, un chico bisexual que pretende levantarle el novio a su propia hermana gemela. Rizando el rizo.
Puede presumir de ser la única serie española protagonizada por lesbianas. Aquí no son personajes satélite ni chicas que acompañan al protagonista. Luisita (Paula Ausero) y Amelia (Carol Rovira) saltaron de ‘Amar es para siempre’ para liberarse de los encorsetados años 70 en su propio spin-off que se convirtió en todo un fenómeno en redes sociales. ¿La clave? Hablar sin tapujos de una relación homosexual entre dos mujeres en la actualidad y explorar cómo viven su sexualidad dos chicas jóvenes que podrían ser como algunas de sus propias espectadoras. Con un formato insólito, la serie, que muestra cómo ha evolucionado la sociedad durante este tiempo, ha rodado su cuarta temporada, que tendrá más episodios (ocho) de mayor duración (30 minutos) y nuevos personajes.
En la temporada 4 que llega en julio a ATRESplayer Premium, la historia de amor de la pareja seguirá evolucionando, ampliando universos, y se profundizará en temas más delicados. Seguro que como ocurrió con las tres anteriores y exitosas entregas, las fans de la serie vuelven a empatizar con las #Luimelia.