FESTIVAL DE SITGES 2023
Se han consumido ya la mitad de los días de esta 56 edición del Festival de Sitges y se notaba un ambiente más calmado comparado con el frenético fin de semana. Sin embargo, aquí el cine no para. Entre las muchas películas del día dos podrían competir en los Oscar: La Sociedad de la Nieve, de J.A. Bayona, y Tiger Stripes, la elección de Malasia a representarles en Hollywood.
Las sesiones de las 8h en el Festival de Sitges son de entrada libre para la prensa. No están mi mucho menos vacías pero lo habitual es que haya asientos libres, salvo en días excepcionales como lo el de este lunes.
El motivo, la primera proyección de La Sociedad de la Nieve, la última película de J.A. Bayona que trata sobre la tragedia (y milagro) del avión uruguayo que se estrelló en Los Andes en 1972.
Por sus redes sociales hemos sabido que Bayona estaba en la sala de proyección una hora antes del arranque, es decir a las 7 de la mañana, para asegurarse de que su película se iba a ver y escuchar como debía. Hasta este nivel de perfección llega el realizador catalán en cuya filmografía conviven la espectacularidad en lo visual con una gran sensibilidad para las historias humanas.
A pesar de que La Sociedad de la Nieve tiene una secuencia, la del accidente, que es espectacular hasta el punto de ser lo más aterrador que ha visto quien os escribe (literalmente me dejó con taquicardia y temblando de miedo en la butaca) es evidente que Bayona quería diferenciarse de las anteriores películas sobre el suceso y profundizar en la parte más emocional. No obstante, según sus propias palabras lo que quería ante todo con la película era honrar la memoria de los 16 supervivientes del accidente y de los 29 que no lo consiguieron.
Por la tarde, la cita era mucho más festiva. En Tiger Stripes, la directora malaya Amanda Nell Eu presenta a Zaffan, una niña de 11 años alegre y vital que empieza a experimentar cambios físicos en su cuerpo al menstruar por primera vez. Este coming of age se construye en torno al folklore de Malasia para abordar temas universales como el de la revolución que supone la adolescencia, el malestar de sentirse diferente, inadaptada, el no reconocer el propio cuerpo. Su tono desenfadado y optimista y unos "efectos especiales" deliberadamente serie B han gustado bastante al público. Como curiosidad, su directora cuando presentó la película contó que este proyecto se gestó en la edición de 2018 del Sitges Fanpitch.
Monolith no es candidata de Australia a los Premios Oscar pero para nosotros merece un reconocimiento por la manera en que se sostiene este thriller que vira hacia la ciencia ficción con un solo personaje en pantalla durante los 94 minutos de película. La actriz Lucy Campbell es la protagonista absoluta y borda el papel de una periodista en un bache laboral que busca una historia para su podcast de misterio que reflote su carrera. Un e-mail anónimo le pone en la pista de unos extraños ladrillos negros marcados con símbolos desconocidos. La acción transcurre en una casa y desde allí la locutora realizará llamadas a diferentes personas que van arrojando luz sobre su investigación. Es una maravilla ver cómo sin grandes medios se pueden conseguir resultados sobresalientes.
Mucho menos trepidante ha resultado Acide, del francés Just Philippot. Una distopía ambientada en Francia en la que, debido al cambio climático, comienza a caer una lluvia ácida que desencadena el caos. El realizador, que ya sabe lo que es triunfar en el Festival (se llevó dos premios por su sorprendente La nube) ha presentado en un Auditori repleto esta nueva propuesta que a pesar de lo angustioso que plantea no termina de emocionar.