TRAS EL ÉXITO DE LA PELÍCULA DE MARGOT ROBBIE
Repasamos la interesante vida de la madre de Barbie, una mujer empoderada que cambió la industria juguetera, pero con muchas luces y sombras en su biografía.
"Nunca soñé con intentar cambiar el mundo. Quería mostrarlo tal y como es. Y en ese momento, no había mujeres doctoras", decía hace tres décadas Ruth Handler, madre de la muñeca Barbie, sobre las frecuentes polémicas de si su creación de plástico era sexista. Sí logro cambiar, al menos, la forma de jugar de las niñas (y niños) de todo el planeta. Y ahora que el juguete estrella de Mattel ha dado el salto a la pantalla grande, con Margot Robbie encarnándola, la figura de Handler ha vuelto a estar en primer plano, especialmente porque la película dirigida por Greta Gerwig utiliza su figura, representada como una viejecita entrañable. Pero, ¿Cómo fue realmente la creadora de Barbie?
Lo cierto es que Ruth Handler fue una empresaria más guerrera que su versión cinematográfica, con sus luces y sus sombras, y definitivamente, una mujer empoderada y adelantada a su época. Nacida como Ruth Mosko en Denver en 1916, siendo la menor de diez hermanos, viajó a Los Ángeles a los 19 años y decidió quedarse allí para siempre. Eran los años 30 del siglo pasado y Ruth no tenía pensado volver a casa para casarse como mandaba la norma social: en vez de eso escribió a su novio, Elliot Handler para que se mudase con ella. Tres años después se casaron y tuvieron dos hijos: Bárbara, la mayor, y Kenneth, el pequeño. Efectivamente, sus diminutivos son Barbie y Ken. El matrimonio Handler comenzó su incursión en los negocios con una empresa de muebles; él los diseñaba y ella los vendía. Después se adentraron en el campo de los juguetes y forjaron Mattel, siendo sus primeros éxitos muebles para casas de muñecas y réplicas infantiles de instrumentos o armas.
Con Mattel viento en popa, y con varios ejecutivos todos ellos hombres trabajando en la empresa, Ruth tuvo su gran idea. Por aquel entonces, los niños tenían bastante más opciones de juego que las niñas, para las cuales el producto estrella eran los muñecos de bebés. Se dice que ni a Ruth ni a Barbara les gustaban en sus infancias y que la hija prefería jugar con muñecas de papel a las que se les cambiaba la ropa: fue entonces cuando Handler pensó en hacer una muñeca en tres dimensiones de una mujer adulta para poder vestirla y jugar con ella. La idea se topó con la negativa masculina: creían que los padres no se sentirían cómodos comprando una muñeca con pechos de mujer adulta a una niña y las madres tampoco. "La idea era que una niña pequeña pudiese soñar con hacerse mayor y todas las mujeres adultas tienen pechos", argumentaba ella.
Se decía en contra de su propuesta que las madres tampoco iban a querer ese tipo de muñeca para sus hijas, pero Ruth Handler tuvo una idea brillante: uno de los primeros anuncios de Barbie incluía a una muñeca con vestido de boda; las madres sí querrían que sus hijas tuviesen como modelo a una muñeca que quiere casarse. No fue el movimiento más feminista de la historia, desde luego, pero sí uno muy astuto. Así, Barbie se vendería como rosquillas cuando llegase a las tiendas en 1959, pero antes hubo que darle forma. Y a esta parte de la historia no se hace referencia en la película de 'Barbie'.
Antes que Barbie existió Bild Lilli Doll, o simplemente Lilli, una muñeca alemana que Ruth Handler descubrió en un viaje por Europa y que compró para inspirarse para el prototipo de Barbie (posteriormente Mattel adquirió los derechos de Lilli para que no se pudiese seguir fabricando). Sin embargo, Lilli no era tan inocente como sería luego Barbie: era un personaje que había nacido como una caricatura picante en un periódico poco serio, el Bild-Zeitung, en 1963, y representaba a una chica de posguerra descarada, que hacía bromas sexuales a su jefe y usaba ropa sensual.
Esa es, a grandes rasgos, la historia del nacimiento de Barbie, aunque existe una disputa sobre hasta qué punto no fue un esfuerzo compartido. No se pone en duda que Handler tuviese la idea y la visión sobre cómo debería ser la muñeca, pero parece que quien la materializó fue un empleado suyo, Jack Ryan, que trabajaba como vicepresidente de diseño en Mattel. Él habría sido quien habría concebido a Barbie en cuanto a lo material, siendo el autor de las patentes, por las que además se hizo inmensamente rico porque su contrato le daba un porcentaje de las ventas de cada muñeca.
Si este conflicto de autoría siempre estuvo más o menos presente en la historia de la muñeca, estalló tras la muerte de Ryan. Handler publicó un libro en el que se atribuía todo el crédito. Entonces, la hija del juguetero, Ann Ryan, reclamó el legado de su padre y mantuvo que el nombre de Barbie, en realidad, se lo debe a su madre, también Barbara y llamada Barbie como diminutivo. Más allá de esa coincidencia, para entender por qué Handler pudo querer borrar el nombre del que fue su empleado del universo Barbie, hay que saber dos cosas. Primero, el mencionado contrato a porcentaje era algo que cada vez fue gustando menos a Mattel y tuvieron una trifulca al respecto cuando la empresa dejó de pagarle y él lo reclamó, ganando finalmente él tras años de contiendas legales. Segundo, Jack Ryan, además de un genio dando forma a los juguetes, resultó ser un hombre adicto al sexo que realizaba en su mansión fiestas temáticas que acababan en orgías y drogas semana a semana. No era la imagen que alguien querría asociar a una inocente muñeca.
En su aparición en la película 'Barbie', la Ruth Handler cinematográfica hace una broma sobre sus problemillas legales y económicos. Es una sutil e inteligente referencia que hace Gerwig a la historia real: en 1975, Ruth y Elliot fueron expulsados de Mattel, la compañía que ellos mismos habían fundado, debido a una investigación federal que determinó que eran culpables de fraude, conspiración y contabilidad falsa. Con el fin de inflar el precio de las acciones de la compañía, habían declarado ingresos de 34 millones de dólares en 1971, cuando en realidad ganaron alrededor de 14 millones. Aunque con el tiempo sería reivindicada por Jill Barad, CEO de Mattel en los noventa, quien la invitó a un acto conmemorativo, reconciliándose así con su empresa, Ruth quedó apartada de Barbie.
No obstante, en los años setenta, Handler tuvo otro movimiento empresarial, y social, brillante. En aquellos años fue diagnosticada de cáncer de mama y le tuvieron que hacer una masectomía. Como no encontraba una prótesis mamaria que le viniese bien, fundó la empresa Nearly Me para producirlas ella misma. Quería, dijo, recuperar su feminidad. "De alguna forma, toda mi vida tiene que ver con los pechos", bromeaba relacionando esto con la polémica de Barbie.
Fue su segunda contribución al público femenino, quizás menos recordada que la de la muñeca pero no menos importante. Por aquel entones, existían unas pocas compañías que realizaban estas prótesis, pero no prestaban atención a la diferencia entre el pecho derecho e izquierdo. No solo produjo las prótesis, sino que recorrió medio Estados Unidos enseñando su producto, cómo usarlo, incluyendo intervenciones en programas de televisión para que las mujeres se familiarizasen con ello y se sintiesen cómodas.
Ruth Handler se retiró en 1991, dos años después de perder su segundo pecho a causa del cáncer. Vivió hasta los 85 años, cuando finalmente falleció en 2002 a causa de un problema de colon. Pero su nombre y su legado, como los de Barbie, continúan.