SE RECUPERÓ A TIEMPO
Jamie Lee Curtis fue adicta a los opiáceos durante una década aunque lleva recuperada 20 años. Sin embargo, la actriz ha confesado que tuvo suerte de no haber coincidido con el auge del fentanilo porque de lo contrario "estaría muerta".
Jamie Lee Curtis reveló al mundo, allá por 2008, que fue adicta a distintas sustancias como a los analgésicos que llegó a robar a su hermana. Uno de los relatos más duros sobre ello lo dio tras la muerte de Prince en 2016 con una carta en la que aseguraba que quería "matar el dolor físico y emocional" con drogas.
"He llegado a esperar ansiosa a una prescripción de opiáceos, a los que estuve enganchada en secreto. La mayoría de la gente que se vuelve adicta, como yo, lo hace después de una prescripción de analgésicos seguida de un proceso médico. Una vez que el ansia se ha instalado, ya es demasiado tarde", relató.
La actriz de 'La noche de Halloween' estuvo una década luchando contra esta adicción, a la que pudo dejar atrás hace 20 años. Sin embargo, la ganadora del Oscar tiene muy claro la suerte que tuvo de no ser arrestada nunca. "Mi peor día fue casi invisible para los demás", ha revelado en una entrevista para MSNBC. "No tomé decisiones terribles bajo la influencia de las drogas de las que me tenga que arrepentir el resto de mi vida".
"Hay mujeres en prisión cuyas vidas se han visto destrozadas por las drogas y el alcohol, no porque fueran delincuentes violentas o porque fueran personas horribles, sino porque eran adictas. Y soy increíblemente afortunada de que ese no fuera mi camino. Me dirigía allí", respondió aliviada.
De lo contrario, Curtis ha admitido que hoy en día "estaría muerta" si "el fentanilo hubiese estado disponible, tan fácilmente como lo está hoy en la calle".
Esta droga es una de las que más preocupa a las autoridades, sobre todo en Estados Unidos, donde se viven verdaderas epidemias con esta sustancia, cobrándose vidas a diario entre las que se encontró, por ejemplo, el nieto de Robert De Niro.
De hecho, la estrella podría haber corrido el mismo destino que su hermanastro de Jamie Lee, Nicholas Curtis, quien murió en 1994 por una sobredosis de heroína cuando tenía 23 años: "Estaba limpio y sobrio. Consumió una vez y murió de una sobredosis", reflexionó. "Él es uno de millones y millones de personas cuyas vidas se han terminado debido a la adicción".
No fue la única experiencia familiar con las drogas que golpeó a la actriz, ya que su padre, Tony Curtis, sufrió durante toda su vida de alcoholismo hasta su muerte en 2010.