RECUPERADO DE SU ADICCIÓN
El actor estadounidense Alec Baldwin ha confesado que lleva casi 40 años sobrio después de haber consumido drogas "de aquí a Saturno".
La vida de Alec Baldwin en los últimos años ha estado marcada por el tiroteo, presuntamente accidental, de Rust que se saldó con la muerte de su directora de fotografía, Halyna Hutchins.
Desde entonces, el actor ha tratado de demostrar su inocencia en el caso y que el fatal desenlace se debió a un error en la cadena de mandos del rodaje. Ahora, está envuelto en un nuevo juicio para esclarecer a los culpables mientras le acusan de comprometer la seguridad de la producción con su "actitud emocional" y apresurada.
A pesar de este incidente, el actor goza de una estabilidad personal junto a su numerosa familia con Hilaria. Aunque no sin un gran esfuerzo ya que, según ha confesado en el podcast titulado Our Way con Paul Anka y Skip Bronson, pasó muchos años en una oscura espiral de adicciones al alcohol y a las drogas.
"No hablo mucho de esto (del consumo de alcohol). Lo hablo de vez en cuando, cuando tiene sentido. Llevo 39 años sobrio. Inicié la sobriedad el 23 de febrero de 1985", , aseguró según recoge la revista People.
El actor de 66 años, recordó haberse mudado de su ciudad natal, Nueva York, a Los Ángeles en 1983 y les dijo a los presentadores Anka y Bronson: "Tuve un problema candente todos los días durante dos años. Creo que esnifé una raya de cocaína desde aquí hasta Saturno".
Baldwin, nominado a los premios Oscar y los Globos de Oro, explicó además que en aquellos años "la cocaína era como el café. Todo el mundo lo hacía todo el día".
También dijo que, al dejar las drogas, "mi consumo de alcohol aumentó, lo cual te dicen que va a pasar. Y eso sucedió. Empecé a beber".
Al ser preguntado sobre su situación actual, Baldwin indicó que tras su aumento en el consumo de alcohol después de dejar las drogas, también dejó de beber: "No echo de menos las drogas en absoluto, pero sí la bebida. Me gusta beber".
El protagonista de Bitelchús o La caza del Octubre rojo, ha admitido que para sobrellevarlo ahora "intenta meditar" y que esta tarea no está exenta de desafíos considerando los hijos que comparte con su esposa en su casa en Nueva York.
"Meditar con siete niños es como intentar jugar al ping pong en la cubierta de un portaaviones. Es un verdadero dolor de cabeza", señaló.