Los desastres naturales o humanitarios, como lo ocurrido en Valencia debido a la DANA, son una de las principales causas del Trastorno por Estrés Postraumático (TEPT). Además, la probabilidad de desarrollar TEPT aumenta con la intensidad, duración y frecuencia del agente estresante, sobre todo si se vive en primera persona.
Síntomas del Trastorno por Estrés Postraumático
El manual diagnóstico DSM-5 (Diagnostic and statistical manual of mental disorders) describe las siguientes como algunas de las características más relevantes del Trastorno por Estrés Postraumático:
- Intrusión: nuestra mente busca distintas maneras de revivir el evento traumático de forma involuntaria. Por ejemplo: mediante flashbacks (recuerdos angustiosos recurrentes) o pesadillas (sueños relacionados con el trauma que nos generan malestar).
- Evitación: tras vivir un evento traumático, es probable que busquemos la evitación de situaciones asociadas al trauma. Por ejemplo: mediante el aislamiento social o evitando lugares específicos relacionados con el evento.
- Alteraciones en el estado de ánimo: los pensamientos negativos sobre uno mismo (como pensamientos que nos hacen sentir emociones como la culpa o la vergüenza), así como dificultad para recordar el evento o desinterés en actividades son reacciones que caracterizan al TEPT y que afectan a nuestro estado de ánimo.
- Hipervigilancia y reactividad: permanecemos alterados, expectantes y en alerta tras vivir un evento traumático. Debido a ello podemos notarnos hipervigilantes (estando siempre en guardia) y mostrar reacciones exageradas.
Qué hacer tras vivir una catástrofe
Vivir una catástrofe como las fuertes inundaciones de Valencia el pasado 30 de octubre, puede ocasionar en las víctimas un TEPT. Si se identifican los síntomas descritos en el apartado anterior, es importante contactar con psicología y psiquiatría lo antes posible. Además, se hacen las siguientes recomendaciones generales:
- Expresión emocional: es fundamental hablar con alguien sobre lo que sentimos. Expresar nuestras emociones y pensamientos es crucial para sentir cierto alivio. Se trata del primer paso. Por ejemplo: expresando con palabras nuestra ira o tristeza.
- Buscar ayuda profesional con especialistas de catástrofes o trauma: el acompañamiento profesional es casi obligatorio tras vivir este tipo de eventos. Aunque creamos que "el tiempo lo soluciona todo", si en ese tiempo no se utilizan las estrategias adecuadas, precisamente con el tiempo las cosas pueden empeorar en nuestra salud mental.
- Redirigir los pensamientos de culpabilidad: es importante ser conscientes de que no somos culpables de lo sucedido ante una catástrofe natural y redirigir nuestros pensamientos hacia creencias más saludables y tranquilizadoras. Por ejemplo: en vez de "tuve la culpa de no llegar a tiempo a ver a mi familia", "hice todo lo que estaba en mi mano para llegar a tiempo".
- Tener una rutina en la medida de lo posible: además, esa rutina debe ser saludable para que nos ayude a adquirir un día a día de bienestar. Las rutinas nos ayudan a poner orden en nuestra mente y nuestra vida y despreocuparnos por las cosas menos importantes de nuestro día a día.
- Pasar tiempo de calidad con familia y amigos: es fundamental sentirnos acompañados y arropados, por ello se recomienda dedicar tiempo de calidad a familia y amigos. Por ejemplo: una llamada de teléfono consciente, un paseo acompañados por un familiar o cualquier plan que nos resulte agradable y lo podamos hacer bien acompañados.
- Participar en funerales y eventos relacionados: se trata de rituales que representan hitos que nos ayudarán a crear un cierre. Por ejemplo: acudir al funeral de un ser querido y despedirnos de él.
- Acudir a grupos de apoyo: los grupos de apoyo, así como lo que haga falta en ese sentido para recibir la ayuda profesional recomendada. Por ejemplo: si en una clínica de psicología o en nuestro ayuntamiento se organiza un grupo de apoyo para personas que hayan pasado por lo mismo.
- Ayudar a otros: ayudar a otros en la misma situación nos permite sentirnos útiles, aportar valor y encontrar un sentido. Por ejemplo: ver con frecuencia a alguna persona que estuvo con nosotros en el evento y sabemos que lo está pasando mal.
- Buscar la forma de protegernos de eventos similares dentro de nuestras posibilidades en el futuro: tras vivir una situación así, también nos ayuda pensar en un plan de acción de lo que hemos aprendido que nos pueda permitir prevenir dentro de lo posible una situación similar. Por ejemplo: tener siempre en el coche una botella de agua o alguna herramienta para romper los cristales en caso de urgencia.
- Poner límites en la exposición a los medios de comunicación: no tenemos que obligarnos a nosotros mismos a seguir las noticias si lo que nos pide el cuerpo es descansar y dejarlo un poco a un lado. Por ejemplo: puedes tomarte un respiro de telediario y de hablar sobre el tema los días que lo necesites.
En conclusión, las catástrofes naturales como la de Valencia son situaciones muy difíciles tanto física como emocionalmente, por tanto, es importante aceptar toda la ayuda que se nos pueda aportar.