SIN RIESGOS
Como padres y madres siempres queremos lo mejor para nuestros hijos. Queremos verlos crecer sanos, felices y lejos de los peligros de la vida. La prevención ante ciertos comportamientos empieza mucho antes de la adolescencia y hay que trabajar los hábitos saludables desde pequeños.
Uno de esos peligros a los que todo padre y madre teme cuando tiene hijos es que caiga en adicciones porque pueden tener un impacto devastador en la vida de nuestros hijos.
Ya sea con sustancias como el alcohol y las drogas, o con comportamientos como el uso excesivo de dispositivos electrónicos y redes sociales. Ante esta realidad: ¿Cómo podemos prevenir que caigan en estos hábitos nocivos? Aquí, veremos algunas estrategias que pueden ayudar desde muy temprana edad.
Sí, hablar con tus hijos sobre los peligros de las adicciones es indispensable. No esperemos a que ellos sean los que pregunten, es bueno iniciar nosotros la conversación. Explicarles de manera sencilla y directa lo que son las adicciones y cómo pueden afectar su vida. Usemos ejemplos que ellos puedan entender y relacionemos las consecuencias con cosas que les importan como sus estudios, deportes o relaciones personales.
Las principales adicciones en las que se corre más riesgo de caer en la etapa de la adolescencia son:
Para prevenir, definamos horarios para el uso de dispositivos electrónicos. Por ejemplo, podemos prohibir el uso de teléfonos durante las comidas y establecer una hora límite para el uso de pantallas por la noche.
Además promovamos actividades sin pantallas, animemos a nuestros hijos a participar en actividades extracurriculares como deportes, música, arte o cualquier otra actividad que les apasione.
Y más importante, seamos su ejemplo, limitemos nuestros propio uso de dispositivos electrónicos y mostremos cómo disfrutar de la vida sin estar constantemente conectados.
Para prevenir, fomentemos un equilibrio saludable, limitando el tiempo de juego y asegurándonos de que este no interfiera con las responsabilidades escolares o actividades deportivas.
Además, busquemos elegir juegos apropiados para su edad, supervisemos los juegos que eligen nuestros hijos y asegurémonos de que no contentan contenido inapropiad.
Por último, fomentemos que nuestros hijos jueguen con amigos o familiares, en lugar de hacerlo en solitario.
Para prevenir, hablemos con nuestros hijos sobre los riesgos del consumo de alcohol desde una edad temprana y seamos honestos sobre sus efectos y consecuencias.
Además, si consumimos alcohol como padres, recordemos hacerlo de manera responsable para ser un buen ejemplo para ellos demostrando que es posible disfrutar sin llegar a los excesos.
Por último, mantengamos una comunicación abierta y conozcamos las amistades de nuestros hijos, de manera especial en su pubertad y adolescencia ya que las amistades con buenos hábitos pueden influenciar positivamente.
Para prevenir, promovamos una alimentación equilibrada en casa y evitemos usar la comida como recompensa o consuelo. Además, cocinemos y comamos en familia, mostrando que la comida es parte de una vida saludable y no una fuente de consuelo emocional.
Por último, enseños desde pequeños a nuestros hijos sobre la importancia de una dieta equilibrada y cómo tomar decisiones saludables respecto a la comida.
Los niños y adolescentes con una autoestima alta son menos propensos a buscar la aprobación o el escape en sustancias o comportamiento adictivos.
Ayudemos a nuestros hijos a desarrollar una autoimagen positiva elogiando sus esfuerzos y logros, enseñándole a enfrentar los casos con una actitud constructiva y mostrándole que es amado y valorado incondicionalmente.