ALTAS TEMPERATURAS
Ana Lombardía, sexóloga y terapeuta sexual de las marcas de Lovehoney Group en España, nos explica qué le ocurre a nuestro cuerpo en verano y cómo afecta al apetito sexual.
Dicen que la primavera, la sangre altera, pero lo cierto es que el verano, también. A pesar de que las altas temperaturas conviertan cualquier actividad en todo un reto, en la temporada estival muchas personas afirman que experimentan un aumento en su apetito sexual. Pero, ¿es esto realmente cierto?
Ana Lombardía, sexóloga y terapeuta sexual de las marcas de Lovehoney Group en España, asegura que sí y que las culpables de que esto ocurra son las hormonas. "El calor y la luz estimulan de forma natural las glándulas que segregan serotonina y otras hormonas del placer que contribuyen a nuestro bienestar", explica. Esto nos hace sentir más alerta y receptivos a las sensaciones eróticas.
Pero este no es el único motivo, según apunta la experta, durante el verano, solemos vestirnos con menos ropa, lo que hace que nuestros cuerpos se revelen y el cerebro se active hacia una mayor excitación sexual. "Sentir el viento directamente sobre la piel, caminar descalzo por la arena o por la hierba crea estímulos adicionales, sensaciones que ayudan a despertar y excitar un poco más nuestro sistema nervioso y nuestros impulsos", añade.
Otro factor importante que influye en nuestro apetito sexual durante el verano es el contexto de las vacaciones. Estar de vacaciones nos brinda más tiempo libre, menos cansancio y una sensación de libertad. Esto nos permite relajarnos y estar más abiertos a la intimidad y la exploración sexual.
Además, las vacaciones suelen ser una oportunidad para descubrir nuevos lugares y participar en actividades novedosas. La excitación de lo desconocido pueden estimular nuestros sentidos, emociones e imaginación, lo que a su vez aumenta nuestro deseo sexual.
Lombardía también menciona que la transpiración durante el calor del verano puede ser sensual para algunas personas. El sudor contiene feromonas, partículas volátiles que desencadenan atracción sexual. Sin embargo, es relevante destacar que esto puede variar de una persona a otra. Mientras que para algunos el sudor puede ser altamente erótico, para otros puede resultar repulsivo e incluso inhibir su deseo sexual. No hay reglas fijas cuando se trata de preferencias individuales.
Aunque nuestro cuerpo tenga más ganas de mantener relaciones sexuales, no podemos olvidar que el sexo es una forma de ejercicio físico. Durante las relaciones sexuales, nuestro ritmo cardíaco aumenta y sudamos mucho.
Por lo tanto, es importante tomar las mismas precauciones que tomaríamos para realizar cualquier actividad deportiva en medio de una ola de calor: como buscar espacios frescos y mantenerse hidratado.
En última instancia, la experta insta a experimentar y jugar con la sexualidad durante la temporada estival. Desde utilizar cubitos de hielo hasta aprovechar el chorro de agua fría en la ducha o incluso el uso de juguetes sexuales diseñados para brindar sensaciones refrescantes. Lo más importante es encontrar lo que funciona para cada persona y disfrutar del placer y la conexión que la sexualidad puede ofrecer, independientemente de la estación del año.