Derribamos mitos
Siempre hemos escuchado que “de lo que se come, se cría”. Más nos gustaría. Como muchos refranes, la realidad está bien lejos. ¿A alguien le han ayudado por madrugar? Pues eso.
En asuntos de alimentación, el tema es un poco más complicado porque en nuestra mente parece bastante lógico.
Por ejemplo, si como algo con colesterol… me subirá el colesterol. Lo pensáis vosotros y hasta hace poco tiempo, nosotros también creíamos que así era. Pero resulta que no. Ahora conocemos que la ingesta de colesterol en la dieta tiene una influencia muy pequeña en el aumento de esta sustancia.
Por eso, antes se escuchaba que no se podía comer más de un huevo a la semana si tenías el colesterol alto y ahora la recomendación es que se puede comer 14 a la semana si no tienes ningún problema.
¿Entonces? Diréis ¿por qué sube el colesterol? Entre sus muchas funciones, el colesterol hace de “autobús” para las grasas. Éstas no saben moverse solas y necesitan un transporte. El colesterol puede llevarlas a dos destinos:
- A dar una vuelta por la sangre (LDL), el colesterol “malo”, que, por su tamaño, puede quedarse acumulado en las arterias.
- A metabolizarse en el hígado (HDL), el colesterol “bueno”, que, se supone que retira grasa de la sangre.
Se dice que altos niveles de LDL y bajos de HDL se asociaban a un alto nivel de riesgo cardiovascular. Y así es, pero es que también se ha visto a personas con placas de ateroma en sus arterias y tenían niveles normales de LDL. Así que hay que seguir investigando.
¿Os acordáis de la moda que hubo en los envases de alimentos “SIN COLESTEROL”? Ya no está, ¿verdad? Claro, porque ya no nos interesa ese tema… ahora hay otros que están en el candelero y hay que aprovechar el tirón. Por ejemplo… el colágeno.
Este es otro claro ejemplo que de lo que se come, no se cría. Nos bombardean con suplementos alimenticios diciendo que el colágeno es fundamental.
A ver, y lo es. Es la proteína más abundante del cuerpo. Es responsable de formar fibras para la epidermis, está en los músculos, para el pelo, huesos, cartílagos…
Con esta lista de funciones ¿os imagináis qué es lo que ocurre? Da igual lo que os pase, todo se soluciona con suplementos de colágeno. Aquí viene el disgusto, ¿preparados? No funcionan y te lo contábamos ya en este artículo.
El colágeno está compuesto por muchos aminoácidos, que son los componentes de las proteínas. Cuando ingerimos este compuesto, nuestro cuerpo lo corta en “cachitos” y se guarda cada uno de ellos para hacer lo que mejor considera. Y no tiene por qué ser colágeno.
Un aumento de consumo de colágeno sólo hará que aumenten los aminoácidos en el cuerpo (cuidado si tenéis problemas renales). Os doy un truco, en consumo de carne y pescado hace lo mismo.
Si elegís la opción de pescado, será fantástico porque así solucionáis otro de los temas candentes que también ha demostrado que no funciona en forma de suplementos. El omega3.
Ni los alimentos enriquecidos en este compuesto ni el propio Omega3 en cápsulas, funcionan.
La única manera de confirmar que el Omega3 llegue como debe llegar es desde los alimentos que lo contienen. Ahí es nada. Así que, señoras, derribemos mitos. De lo que se come no se cría y no es necesario que gasten en suplementos, sino que coman bien.
De momento no somos capaces de decirle a nuestro organismo cómo queremos que gaste los recursos que les estamos dando. Tampoco importa mucho, hasta ahora nos ha ido bastante bien.