SALUD
Pese a que de momento no existe evidencia científica sobre la relación entre la vacunación del COVID y las alteraciones en el ciclo menstrual, al menos 6 de cada 10 mujeres reportan algún tipo de incidencia.
Aunque todavía no se han registrado datos concluyentes sobre la vacunación del COVID y el ciclo menstrual, un equipo de investigadoras de la Universidad de Granada ha puesto en marcha el proyecto EVA, un estudio para averiguar cuáles son los efectos secundarios de la vacunación en mujeres en edad fértil, a través de una serie de encuestas en las que 6 de cada 10 mujeres aseguran haber sufrido algún tipo de alteración. Además de las encuestas, que se realizan a mujeres de entre 18 y 50 años, el estudio también consta de analíticas en las que se observa el hemograma, los niveles de las diferentes hormonas y la coagulación de las participantes.
Una de las autoras del estudio, la doctora en enfermería Laura Baena, asegura que las alteraciones del ciclo menstrual suelen ser "leves y transitorias", pero es importante tenerlas en cuenta tanto para ahorrar pruebas innecesarias como para no generar alarma. Baena señala que los trastornos más habituales son un aumento del sangrado, la ausencia de regla durante uno o dos meses y la aparición de pequeños sangrados entre reglas, coincidiendo con el periodo de ovulación.
Numerosas mujeres han reportado alteraciones menstruales a sus centros de salud
Es curioso, en este sentido, que ninguna de las vacunas que se están administrando incluyan las alteraciones menstruales como posible efecto adverso de la vacunación. "No existen investigaciones al respecto porque el sesgo de género en los estudios científicos viene de largo, ya que tradicionalmente se ha inferido como modelo estándar de ser humano el modelo masculino", explica la ginecóloga Miriam Al Adib Mendiri, autora de los libros Hablemos de vaginas y Hablemos de nosotras. Esto se traduce en que durante la fase de prueba de la vacunación no se recogieron datos sobre posibles alteraciones menstruales pese a que numerosas mujeres han reportado modificaciones a sus centros de salud y también en redes sociales.
Al Adib Mendiri lo corrobora. "Estoy observando cambios en el patrón del sangrado menstrual en mujeres que no tenían alteraciones menstruales previas, de manera que aunque no existan datos todavía sí que se observa en las consultas con bastante frecuencia", señala la ginecóloga. Además de los cambios en la frecuencia y sangrado menstrual, que pueden variar en función de cada mujer, "también estamos observando la aparición de ganglios en la axila y dolor mamario en el lado donde se puso la vacuna", explica Al Adib Mendiri, quien insta a las autoridades sanitarias a que "de una vez por todas se recojan datos diferenciados por sexos y se deje de utilizar el modelo masculino como el único de ser humano".
El Informe de Farmacovigilancia sobre Vacunas COVID (el último de los efectuados hasta el momento, con fecha del 27 de julio), realizado por la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios (AEMPS), sigue sin reconocer las alteraciones menstruales como posible efecto secundario de las vacunas, pese al creciente número de mujeres que las han notificado en sus centros de salud. Este organismo, de hecho, señala que "los acontecimientos más frecuentemente notificados siguen siendo los trastornos generales (fiebre y dolor en la zona de vacunación), del sistema nervioso (cefalea y mareos) y del sistema musculo-esquelético (mialgia y artralgia)", pero no menciona los trastornos menstruales. La AEMPS indica, además, que los trastornos en la menstruación pueden deberse a otros factores y que de momento no ha podido demostrarse una relación causal entre regla y vacunas.
El estrés podría ser una de las causas de estos desajustes
El estrés ante la vacunación se ha apuntado como una de las posibles causas de estos desajustes menstruales posteriores a la vacuna, algo que, de hecho, tampoco genera consenso entre la comunidad científica. Unestudiorealizado por la Pennsylvania State University señala que tanto el estrés como los cambios en la rutina o tener relaciones sexuales tras un tiempo de inactividad podrían provocar adelantos en el ciclo menstrual, mientras que otras investigaciones relacionan el estrés con una mayor dismenorrea (dolor menstrual) o con la desaparición de la menstruación.
“Estrés era cuando estabas en la cueva con tus cuatro niños y venía a comerte un león”, explica, por su parte, el ginecólogo Antonio Gosálvez, director de la Unidad de Reproducción Asistida del Hospital Universitario QuirónSalud, en Madrid. El experto señala que "tener cierta preocupación o estar agobiadas por algún tema no influye en el ciclo menstrual: no es más que uno de los muchos falsos mitos que circulan sobre el tema". Gosálvez señala, en este sentido, que es frecuente establecer una relación causal entre estrés y menstruación que en ocasiones no tiene fundamento: "el ovario no es una máquina y es de lo más normal que haya meses en que su funcionamiento cambie y se tengan reglas más o menos dolorosas o se den modificaciones en los sangrados. Es algo natural del organismo y es un error atribuir estos pequeños cambios puntuales al estrés o a cualquier otro factor", concluye el experto.
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