PREVENCIÓN
El virus que causa la gripe suele mutar cada año y por eso se debe de poner una vacuna nueva por cada temporada. Este año hay nuevas recomendaciones y medidas para prevenir complicaciones asociadas al contagio de este virus.
La gripe es una de las infecciones respiratorias más frecuentes que se dan en la temporada invernal y está causada por un virus llamado influenza, que muta cada año.
El objetivo de la campaña de vacunación de la gripe es reducir la mortalidad y la incidencia de casos asociada a la gripe y el impacto de la enfermedad.
Por ello, va dirigida fundamentalmente a proteger a los grupos de personas que tienen un mayor riesgo de presentar complicaciones respiratorias asociadas a la gripe. La campaña comenzó a mediados de octubre y terminará a finales de enero, por lo que todavía estás a tiempo de ponerte la vacuna en caso de que sea necesario.
Esta campaña se realiza conjuntamente con la campaña de otoño de refuerzo frente a la Covid-19 con vacunas adaptadas a las nuevas variantes y aunque las medidas higiénicas de prevención son fundamentales, la vacunación es la medida más efectiva para prevenir la gripe y sus complicaciones.
La vacuna empieza a hacer efecto a las 2 semanas tras su administración. Estas vacunas son tetravalentes (compuestas por 4 cepas del virus) son inactivadas, no contienen virus vivos se encuentran compuestas por fracciones de virus o subunidades proteicas y por lo tanto no pueden causar gripe.
Los pacientes que deben vacunarse de la gripe se encuentran en los siguientes grupos:
Como novedad esta temporada 2023/2024, teniendo en cuenta las Recomendaciones del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud se ha incorporado la vacunación sistemática frente a la gripe de la población infantil.
Además, han sacado una vacuna que se administra de forma intranasal, muy cómoda.
Hay numerosas razones para vacunar a los niños menores de 5 años, pero las más importantes son:
Se puede solicitar una cita de vacunación en los siguientes centros:
La gripe puede provocar fiebre y escalofríos, dolor de garganta, secreción o congestión nasal, dolores musculares, fatiga, tos, dolor de cabeza, también algunas personas pueden tener vómitos y diarrea, aunque esto es más frecuente en los niños que en los adultos.
Hay en pacientes que pueden complicarse y desencadenar otros procesos infecciosos como neumonía, la bronquitis, sinusitis y otitis.
Los fármacos antivíricos deben administrarse en los primeros días tras el inicio de los síntomas y actúan disminuyendo la duración de la enfermedad y la posibilidad de complicaciones. Estos medicamentos deben ser prescritos por un médico.
Actualmente se encuentran en desabastecimiento por el pico en el que nos encontramos de la epidemia.