Sol y niños
Seguro que has ido a alguna tienda de ropa de niños o de ropa deportiva y has visto ropa con un logo que indica su nivel de protección frente al sol. ¿Será verdad? ¿Hay que fijarse en ese etiquetado? ¿Sirven para algo ese tipo de prendas?
Los dermatólogos bien lo dicen: “El mejor sol es el que no se toma”. La radiación solar es acumulativa a lo largo de la vida y con efectos perjudiciales tomada en exceso. Lo mejor es la prevención. Pero en los niños no siempre es sencillo, ya que pasan horas jugando al aire libre. Protegerse del sol con ropa es efectivo, como bien podemos ver en el corte del bañador o la manga de la camiseta, el tan conocido como “moreno albañil”. Pero, ¿qué tipo de ropa debemos utilizar? ¿Qué hace que una prenda proteja mejor del sol que otra?
Está claro que es mucho mejor la manga o el pantalón largo y los tejidos más tupidos que los traslúcidos, ya que dejan pasar menos la radiación solar. Hasta ahí todo claro.
Es importante que sepas que, como no todos los tejidos son iguales, desde hace unos años se ha estandarizado a nivel mundial una escala de medición de este grado de protección. Esa escala se conoce como el “ultraviolet protection factor”, UPF o factor de protección ultravioleta. Este factor mide la capacidad de la prenda de bloquear la radiación ultravioleta, que es la que más causa daños en nuestra piel. Sería el equivalente al factor de protección solar de las cremas o SPF.
Vamos a lo importante. Como ya hemos dicho, todos los tejidos protegen en mayor o menor medida. ¿Qué diferencia hay con los que llevan la etiqueta indicativa? Que aquellos que llevan el sello UPF han sido testados y se puede demostrar la cantidad exacta de radiación ultravioleta que pueden bloquear, así que son un sello de garantía y confianza.
Veamos ejemplos prácticos, para que lo entiendas un poco más a qué equivale ese nivel de protección. El típico UPF 50 que todas buscamos para tener más protegidos a los niños significa que dicha prenda deja atravesar 1 dividido entre 50 de la radiación solar que le llega hasta la piel. Si haces la división, supone un 2% del total de radiación que llega al tejido. Por esta regla de tres, podrás calcular de cualquier tejido con etiqueta UPF cuánta radiación llegará a la piel de tu niño. Desde un UPF de 15 hasta 25 se considera que el tejido proporciona una buena protección, se considera muy buena cuando el UPF es de 25 a 40 y excelente cuando es mayor de 40. Como ya habías sospechado, a mayor UPF, mejor. Por eso todas solemos buscar el 50, como en el fotoprotector.
No te obsesiones, cualquier tejido tiene su cierto grado de protección, aunque no lleve el etiquetado del UPF que tiene. Para el día a día, no merece la pena preocuparse por esto. Lo importante es que te fijes para aquella ropa que vaya a usar tu niño cuando vayas a la playa, a la piscina o al campo, aquellos sitios donde la exposición solar va a ser mayor. ¿Qué prendas podemos buscar que le protejan? Camisetas técnicas, bañadores, gorros o sombrillas, por ejemplo, para esas circunstancias sí que interesan que tengan un grado de protección alto.
¿Otras características que debes buscar en la ropa que lleve tu hijo cuando vaya a la playa, la piscina o el campo a parte del factor de protección ultravioleta?
1. Busca tejidos de mayor densidad, bloquearán más el paso de la radiación ultravioleta que los tejidos más livianos.
2. Elige colores oscuros, por lógica, dejarán pasar menor radiación solar que los claros. Los colores brillantes también bloquean mejor la radiación.
Ya sabes, el mejor sol es el que no se toma. Pero como eso es imposible en los niños, protégelo todo lo que puedas. ¡Disfruta del verano!