Beber agua es muy importante

¿Tus resacas duran 2 o 3 días? Te explicamos por qué

Te estás haciendo mayor, reconócelo, pero también hay otras razones por las que ahora tienes peores resacas.

Lo primero que te preguntas después de levantarte después de una noche al estilo ‘Resacón en las Vegas’ es cuánto va a durarte ese mal rollo con tu cuerpo. Un malestar que si tienes suerte no pasa de ser un dolor de cabeza más o menos llevadero pero que desde hace algún tiempo has empezado a ver cómo se convierte en un “me quiero morir” que llega a durar dos o tres días.

Por lo general, las resacas solo duran esa mañana en cuestión (por ejemplo, hasta que finalmente logras desayunar y tu cuerpo tiene algo a lo que agarrarse), y la flojera o la sensación de mareo como mucho 24 horas. Pero a veces, los efectos secundarios de esa noche de copas que se te ha ido de las manos se quedan ahí eternamente esforzándose por que notes su presencia. Pues bien, si ya no estás en la universidad, tendrás que empezar a ocuparte de ello.

A veces las resacas se entienden mal desde un punto de vista médico. Los síntomas se suelen ver como los de un síndrome de abstinencia efímero que desaparece en poco tiempo. Pero no es así exactamente. Cuando bebes mucho, tu hígado también tiene que trabajar horas extras para procesar el alcohol. Debe descomponerlo primero en acetaldehído, que es tóxico, y luego convertir ese acetaldehído en acetato, que ya no es tóxico. Si una persona bebe demasiado para su cuerpo, o si su hígado no está funcionando de manera eficiente, el cuerpo no puede hacer esa segunda fase lo suficientemente rápido, y ahí es donde gana terreno la resaca.

Como imaginabas, la intensidad y la duración de una resaca van de la mano con la cantidad de alcohol que tomas. Pero más allá de eso, hay otros factores que parecen influir en que sus efectos duren más de la cuenta. Son estos:

1. No bebiste suficiente agua

El alcohol tiene un efecto diurético y un consumo excesivo puede maximizarlo. Por raro que parezca, beber puede deshidratarte, y más aún si vomitas o tienes diarrea. Y esto, además de los desequilibrios minerales añadidos (por la entrada de alcohol y la pérdida de líquidos y electrolitos), puede disminuir la rapidez con que tu cuerpo se desintoxica a sí mismo..

Alivia el dolor manteniéndote hidratado, alternando cada vaso de alcohol con un vaso de agua, y asegúrate de seguir bebiendo (agua) incluso cuando no tengas ganas de hacerlo al día siguiente.

2. No has dormido nada

Un buen sueño puede hacer que te sientas mejor por la mañana, pero después de unas cuantas botellas de vino posiblemente no te acuerdes ni de cómo has llegado a la cama, o que llegues tan tarde (o tan temprano) que apenas duermas unas horas. Si te acuestas nada más llegar a casa, sin beber agua, sin desmaquillarte y con la ropa puesta, lo más normal es que tu sueño se vea interrumpido unas cuantas veces durante la noche, ya sea por las nauseas o por las ganas de hacer pis. Es sencillo, cuanto más bebes peor duermes, y cuanto peor duermes peor te sientes al día siguiente. Y al otro.

3. Bebiste alcohol oscuro

Si no puedes con el enemigo tendrás que unirte a él, así que empieza por conocer en profundidad lo que te estás echando al cuerpo. Los agentes aromatizantes o subproductos de la fermentación alcohólica de determinadas bebidas están vinculados directamente con las resacas. Estos suelen estar sobre todo en el alcohol oscuro, al que se le asocia una resaca más larga y un malestar más agudo al día siguiente. Ten especial cuidado con el whisky, el ron, el vino tinto y el brandy. Los que menos malestar generan son el vino blanco, el champán, el vodka y la ginebra.

4. Te estás haciendo mayor (lo sentimos, pero así es)

Cuando tienes 21 años, tu capacidad para desintoxicar el alcohol es diferente a cuando tienes 40 (o incluso 28). A medida que envejecemos, nuestras células también lo hacen, y es posible que no podamos procesar las toxinas como lo hacíamos cuando éramos más jóvenes. Así, los tres mismos tragos que en segundo de carrera apenas te afectaban, te podrán parecer el doble diez años después.

Resaca | iStock

5. Eres intolerante al alcohol y aún no te has dado cuenta

Muchas personas tienen intolerancias a alimentos o sustancias químicas que ni siquiera conocen. La cerveza, por ejemplo, se hace con cebada y lúpulo (también conocido como gluten), los refrescos para mezclar pueden contener altas dosis de azúcar, el vino puede tener sulfitos… y tú puedes ser hipersensible a ello sin saberlo y por eso tu resaca es tan horrorosa incluso cuando sólo bebes una copa.

6. Bebiste con el estómago vacío

El alcohol puede irritar el revestimiento de tu estómago y empeorar cualquier náusea, dolor abdominal o vómitos provocados por una resaca severa. Las bebidas alcohólicas también pueden afectar el nivel de azúcar en la sangre, pues muchas veces entra en el cuerpo como una gran ola de calorías que aumenta el nivel de azúcar y luego lo deja caer. No tener comida en el estómago antes de beber puede hacer que esos niveles aumenten aún más drásticamente.

¿La solución? Comer aunque sea un poco de algo potente antes de beber para tratar de disminuir la absorción de alcohol.

7. Estabas con la regla

Tu cuerpo ya se encuentra mermado de fuerza durante el período (recuerda que está sangrando) y el alcohol puede llegar a deshidratarlo más rápidamente, puede agotar su energía completamente al encontrarlo más débil.

8. Estás tomando medicamentos

El hígado y los riñones metabolizan muchos medicamentos. Y son los mismos órganos que utiliza tu cuerpo para descomponer el alcohol, lo que puede hacer que esos trabajen tanto que no desempeñen su función con el rendimiento esperado.

Evita combinar analgésicos con alcohol, no sólo porque puedan darte sueño, sino porque la resaca será aún peor. El paracetamol, los antidepresivos, la medicina para el colesterol y las pastillas para la presión arterial son algunos de los medicamentos con los que has de tener especial cuidado.

Los antibióticos también pueden afectar a la forma en que tu cuerpo procesa el alcohol. Si bien no todos dan problemas, algunos pueden causarte náuseas, daño al hígado y presión arterial alta combinados con bebidas alcohólicas, por lo que siempre es mejor que consultes con su médico antes de esa fiesta en la que prevés que no sobrará ni el agua de los floreros.

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