Hogar
No hay nada más delicado y a su vez más cálido que un suelo de parquet. Ya sean de madera natural o sintética, el parquet aporta calidez y elegancia a los espacios, aunque a menudo resulta difícil evitar que se rallen y que mantengan el brillo y la consistencia del primer día.
Si sigues a rajatabla estos consejos verás cómo consigues que tu parquet se mantenga siempre como el primer día. Olvida la creencia de que hay que renovarlo cada diez años: no es cierto, ya que si lo tratas con delicadeza y lo cuidas bien te podrá durar incluso treinta siempre que hagas una mínima puesta a punto cada cierto tiempo. ¿Y si empiezas hoy mismo?
En casa, siempre descalzos o en zapatillas específicas
Es importantísimo acostumbrarte (y acostumbrar a tus invitados) a andar por casa o bien descalzos, o bien en zapatillas. Hay quien lleva este hábito a su máxima expresión y cuenta con zapatillas para invitados en la entrada, de manera que todo el mundo se sienta cómodo, el parquet no se estropee y –no menos importante– tengamos que limpiar mucho menos. Nunca es un mal momento para empezar. Importantísimo: ni se te ocurra caminar con tacones ni medio segundo. Pueden crear pequeños hoyos en el parquet que estarán ahí para siempre.
¡Mopa al poder!
Ya puedes desterrar la escoba y la fregona y apostar por el uso de la mopa con un producto especifico para parquet. Si solo con la mopa sientes que tu suelo no acaba de estar limpio, puedes usar la fregona una vez cada dos semanas, asegurándote de que esté muy bien escurrida, prácticamente seca. No olvides que la madera detesta la humedad. Una vez pases la fregona, también con un producto específico, asegúrate de que las ventanas están bien abiertas para que la madera se seque lo antes posible. Cuando se te caiga algo de agua o algún líquido, apresúrate a limpiarlo enseguida y secarlo completamente con un trapo seco. Si el agua ha calado entre las juntas, siempre puedes secarlas con un secador de pelo.
Calza las patas de los muebles
Por un lado, asegúrate de calzar con un material blando las patas de los muebles, especialmente de los que más uses. Asimismo, asegúrate de no arrastrarlos, por muy calzados que estén, y acostumbra a tu familia y tus invitados a hacerlo así.
Una puesta a punto cada diez años
Puede ser cada ocho o cada doce, pero intenta lijar y barnizar tu parquet cada cierto tiempo para garantizar que se mantenga en buen estado. Un consejo: no te embarques en semejante aventura tú sola. Vale la pena pagar a un parquetista profesional para que te deje el parquet como nuevo.
¿Cera o pegamento? La solución es el quitaesmaltes
Si cae alguna sustancia pegajosa en tu parquet, ya sea pegamento o cera de velas, y no sabes cómo eliminarla, la solución es que te armes de algodón, quitaesmaltes y mucha paciencia y retires poco a poco los restos a medida que se vayan ablandando. ¿Pese a todo ha quedado alguna mancha? Suena a broma, pero prueba con un poco de vodka. Es mano de santo.
Un chorrito de aceite
Un chorro de aceite es bueno para casi todo, también para el parquet. No abuses de él, porque en grandes cantidades puede acabar estropeando la madera, pero si cada dos o tres meses te acostumbras a pasar un trapo seco con un poco de aceite (el de pino funciona de maravilla) verás cómo mejora el aspecto de tu suelo. Estará mucho más lustroso y brillante, y contribuirás a alargar su vida útil.
No al parquet en baños y cocinas
Por más que te guste el parquet, no olvides que es enemigo de la humedad, de manera que no conviene instalarlo en baños, cocinas o estancias de la casa particularmente húmedas. Hay algo que tampoco debes hacer: hacerte con unas baldosas que imitan parquet, porque no dan el pego en absoluto y va a acabar siendo peor el remedio que la enfermedad.
Cuidado con el sol
El contacto directo con el sol puede modificar el color del parquet, de manera que lo mejor es que intentes tener cortinas en aquellos lugares donde le pueda tocar directamente. Ten cuidado si decides retirar un mueble o cambiarlo de sitio: puede que se note la diferencia de tonalidad en la madera.
Contra los rayones
Si son muy profundos puedes utilizar lija, aplicada con mucho cuidado; si son moderados con cera para rellenar o incluso rotuladores te bastará, y si son superficiales puedes aplicar aceite. También existen productos específicos que pueden ayudarte a borrar los rayones y que tu parquet esté siempre en buen estado. En el caso de que el arañazo sea profundo, puedes aplicar masilla tras lijar y posteriormente barnizar por encima, aunque la operación tiene sus riesgos y puedes acabar haciendo una chapuza (ante la duda, mejor poner tu parquet en manos de un profesional).
Ojo con tus mascotas
Corta y lima las uñas de tus mascotas, y en la medida de lo posible intenta evitar que rasquen el parquet. Mejor que tengan otro lugar de la casa para hacerlo.