ECONOMÍA DOMÉSTICA
En tiempos de crisis, la planificación es vital para controlar nuestros gastos, también en la cesta de la compra.
Con los precios por las nubes y el aumento del nivel de vida (pero no de los salarios), necesitamos mirar más que nunca qué es lo que metemos en la cesta de la compra. Ahora, la marca, la cantidad, el tipo de producto, incluso el supermercado en el que lo compras, importa y mucho.
Con la situación actual, ya no podemos ir llenando el carrito con lo que se nos antoje, añadiendo caprichos o artículos que no sepamos seguro si vamos a consumir. Los pequeños descuidos pueden hacer subir el precio de la compra, perfectamente, 20 euros o más.
Por esta razón, en tiempos de crisis, no está de más aplicar algunas pautas que nos ayuden a ahorrar en el momento de hacer la compra. A continuación, te damos algunos consejos útiles.
Cómo ahorrar en la cesta de la compra
Compara los precios
La diferencia de precios entre los carros de los diferentes supermercados puede ser de 30 o 40 euros. Por lo tanto, es de vital importancia hacer un poco de investigación previa entre los diferentes establecimientos antes de llenar el carro. Si comparas antes de comprar, encontrarás un supermercado que se adapte a tus necesidades y encaje en tu baremo de relación calidad-precio. Tu bolsillo lo notará seguro.
Compra más frescos
Tenemos la falsa creencia de que todos los frescos son más caros que los productos envasados. Pero esto es un error, ya que, los envasados suelen llevar añadido al precio final el coste de los embalajes con los que se venden al público.
Además, los envasados tienen tamaños estándares, por lo que no podemos elegir qué cantidad de producto queremos. Esto implica el riesgo de desaprovechamiento de comida si no consumimos toda la ración. Los frescos, en cambio, se adaptan mucho mejor a nuestras necesidades y acostumbran a ser de mejor calidad.
Frescos sí, pero de temporada
Los productos, como la fruta, son mucho más buenos y más baratos cuando los consumimos dentro de su temporada. Así que, no te encapriches en comer melón, piña o fresas en invierno u otoño. Si lo haces solo conseguirás alimentos más insípidos y caros.
Compra packs grandes
Es conveniente comprar packs grandes de todos aquellos productos que usamos muy a menudo y que no son perecederos. Por ejemplo, el aceite, agua, arroz, pasta, conservas… Los packs grandes siempre salen más económicos y son comida que nunca vamos a desaprovechar.
Evita los precocinados
No solo porque no sean tan saludables, sino porque acaban saliendo más caros. Por ejemplo, una ración de macarrones a la boloñesa precocinados acaba saliendo más cara que varias raciones del mismo plato elaborado en casa.
Compra congelados
No de todo tipo, pero, por ejemplo, las verduras congeladas tienen bastante calidad nutricional, son económicas y te sacan de un apuro cuando no tienes nada en la nevera.
Apuesta por los platos de cuchara
Este tipo de elaboraciones tradicionales son ideales para las estaciones frías, además de nutritivas y saludables. Si hablamos de economía doméstica, sus ingredientes son económicos (caldos, hortalizas, legumbres…) y saciantes como plato único.
Planifica los menús de forma semanal
Esta técnica es la que resulta más eficiente para no comprar a lo loco y ahorrar en el supermercado. Con una planificación previa compras solo lo que necesitas y nada más. Así, no desperdicias comida ni dinero. Para ello, no te olvides de elaborar una lista y ceñirte a los productos que tengas apuntados.
Aprovecha el congelador
En caso de que sobre comida, por poca que sea, guárdala en táperes y ponla al congelador. Sé consciente de lo que tienes en este compartimento y aprovecha la comida sobrante para hacer otras elaboraciones.
Orden en la nevera
El frigorífico no puede ser un caos absoluto. Mantén un orden, guarda cada tipo de alimento en su debido lugar y cierra bien los envases y recipientes. Mantener la higiene y el orden de la nevera también es una buena manera de alargar la vida de los alimentos.
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