SALUD
A veces los atribuimos a las hormonas, al estrés, a la falta de descanso o a vicisitudes varias, pero es frecuente que esos cambios de humor que ni nosotras mismas entendemos estén directamente asociados a la dieta.
No solo a los alimentos que ingerimos, sino cómo los ingerimos y cómo estructuramos las ingestas a lo largo del día, puesto que existen algunos hábitos que tenemos más que interiorizados que están confundiendo a nuestro organismo.
“Para estar saludables y no vivir en una montaña rusa de energía durante todo el día lo primero que debemos hacer es eliminar por completo de la dieta las harinas refinadas”, explica la nutricionista Pilar Esquer, creadora de Nutrihabits y profesora de la Escuela Gasma, en Castellón. Esto se debe a que las harinas refinadas presentes en productos de consumo tan habitual como pan, pasta, arroz y otros cereales provocan subidas de glucosa, con la consiguiente bajada súbita al poco rato, que será la responsable de que nos sintamos flojas, fatigadas e irritables. En este momento el cuerpo nos va a pedir más glucosa. “Esto significa que entraremos en un bucle de repentinas subidas y bajadas durante todo el día, que no solo afectan a nuestro estado de ánimo sino que agotan al páncreas y pueden acabar incluso en diabetes”, continúa Esquer.
La nutricionista recuerda que lo ideal es sustituir las harinas refinadas por su versión integral, un gesto sencillísimo y fácil de incorporar a la dieta que, si escuchamos a nuestro cuerpo, nos hará sentir mucho mejor tanto física como emocionalmente. “Al tener fibra, la glucosa de los integrales se absorbe lentamente, de manera que nos mantendremos estables durante todo el día y nos sentiremos saciadas más tiempo”, señala Esquer.
La experta recuerda que es precisamente cuando se agotan las reservas de glucosa en el torrente sanguíneo que el cuerpo echa mano del glucógeno. “El glucógeno no es más que glucosa almacenada en el hígado, cosa que somete a este órgano a un estrés excesivo”, continúa la especialista. La fibra, además de hacer que la glucosa presente en las harinas refinadas se absorba lentamente –exactamente igual que ocurre con la que encontramos en las frutas, aunque no en los zumos–, favorece el tránsito intestinal, cosa que nos ayudará a ir bien al baño y nos sentiremos más ligeras y con más energía.
De hecho, una de las principales causas por las que muchas personas sufren dolores de cabeza o episodios de astenia y fatiga de intensidad leve o moderada es precisamente por las fluctuaciones en los niveles de glucosa. Para controlarlas, además de sustituir las harinas refinadas por integrales, es interesante reestructurar la dieta e intentar comer más a menudo si es que no lo hacemos ya, para tratar de garantizar una estabilidad en los niveles de glucosa durante todo el día.
Además de este gesto, otros hábitos que podemos incorporar para evitar los cambios de humor y los accesos de malestar o fatiga a lo largo del día son los siguientes:
Eliminar las grasas trans
Según un estudio elaborado por la Universidad de California, el consumo de grasas trans presentes en numerosos ultraprocesados como bollería industrial y precocinados puede dar lugar a comportamientos agresivos, mientras que la ingesta de otro tipo de ácidos grasos, como los insaturados, podría reducir, según otras investigaciones, la incidencia de depresión. Las grasas trans, pues, no solo son malas para el corazón, sino también para el cerebro, de manera que conviene sustituirlas por otras de buena calidad que mejorarán nuestra salud cardiovascular y nuestro estado de ánimo. Estas están presentes en alimentos como el aceite de oliva, el aguacate y los frutos secos.
Adiós al alcohol
El momento de desinhibición y efusividad que puede desencadenarse tras el consumo de alcohol no es más que un canto de sirenas. El alcohol es un depresor del sistema nervioso cuya persistencia en sangre durará entre 2 y 3 horas, y tras su consumo se pueden producir cambios drásticos de humor, puesto que afecta a las funciones cerebrales y repercute también sobre los estados emocionales.
Cuidado con el café y el té
Puede que seas de las que toman un café y acto seguido duermen como un angelito, pero si no es el caso es importantísimo moderar la ingesta de cafeína para poder dormir bien. Tener una buena higiene de sueño es fundamental para estar ágiles y despiertas al día siguiente, de manera que es fundamental combatir cualquier incidencia que entorpezca nuestras ocho horas de sueño apacible. Es fundamental dormir en un espacio acondicionado, con una temperatura agradable y sin estímulos exteriores que entorpezcan la calidad del sueño si no queremos estar irritables y fatigadas al día siguiente.