No tienen base científica
Seguramente lo habrás visto anunciado en tu farmacia o en tu clínica de estética: una prueba que, rápidamente, te permite saber qué alimento no le sienta bien a tu organismo.
En teoría, estas pruebas, que no son especialmente económicas (más de 30 euros pero en algunas clínicas superan los cien), nos deberían ayudar a comer mejor y por extensión, a encontrarnos mejor. Porque ya sabemos que lo que ingerimos tiene una acción directa sobre tu salud y que ese vientre hinchado con el que te acuestas cada noche puede desaparecer como por arte de magia simplemente, modificando lo que pones en el plato.
Pero, ¿realmente sirven para algo estos test de intolerancias? Lo primero es aclarar qué es una alergia y qué una intolerancia: una alergia es una reacción del sistema inmune hacia una sustancia, que puede ser polen, marisco, frutos secos, etc. En contacto con dicha sustancia, nuestras defensas sobre reaccionan y pueden incluso causar un shock anafiláctico. Según la Asociación Española de Pediatría, solo entre un 2% y un 5% de los niños tienen alguna alergia alimentaria.
En una intolerancia no entra en juego el sistema inmune, es el sistema digestivo el que tiene problemas para procesar un alimento. Aunque puede que hayas oído hablar de muchas intolerancias, solo se consideran científicamente probadas la intolerancia a la lactosa, la hipersensiblidad a los sulfitos y la sensibilidad al gluten no celíaca.
¿Qué hace uno de estos test de los que estamos hablando? Dicen poder analizar, con una muestra de sangre (aunque los hay que analizan un cabello) la intolerancia a numerosos compuestos y alimentos. Eso dicen, pero parece ser que la evidencia científica no les apoya ya que distintos estudios ponen de manifiesto que no hay base científica que respalde el mecanismo por el que dicen funcionar estas pruebas.
Pero, aparte de que no hay prueba de que funcionen y que suponen tirar el dinero, pueden suponer riesgos para tu salud y esto ya es más peligroso. El dietista y nutricionista Julio Basulto los ha abordado en su blog: por ejemplo, que la persona que se lo haga adopte un tratamiento dietético innecesario, ineficaz, quitándose de consumir determinados alimentos sin motivo. Además, un diagnostico incompleto o erróneo puede hacer que una persona con un problema digestivo concreto tarde en saber realmente qué es lo que le sucede (y en encontrar una solución a ese problema).
Estas pruebas, que son poco intrusivas, prometen solucionarte en pocas horas el problema x que te está dando la lata: no perder peso, problemas digestivos, vientre hinchado incluso, migrañas. Pero no existen soluciones mágicas y en este caso, no funcionan: lo único que conseguirás será perder dinero, aparte de quizás iniciar una dieta y evitar alimentos que tal vez necesites. ¿Lo mejor? Consultarlo con un médico.