FIRMEZA Y AMOR
Como asesora familiar, experta en neuroeducación y certificada en disciplina positiva, te comparto técnicas y prácticas sencillas que pedes aplicar sin importar la edad de tus pequeños.
Criar a nuestros hijos es uno de los mayores retos y alegrías de la vida. La crianza positiva puede ser nuestra mejor aliada en este viaje, ayudándonos a construir relaciones saludables y a enseñarles habilidades para la vida. Estas técnicas y principios básicos de la crianza positiva y respetuosa sirven para todas las edades, desde la primera infancia hasta la adolescencia.
Celebrar los esfuerzos de nuestros hijos, no solo los resultados. Recordemos la importancia de reconocerles cuando se esfuercen en algo, aunque no necesariamente hayan logrado el objetivo máximo deseado. Esto les enseña a valorar el proceso y entender que el esfuerzo y aprendizaje detrás también cuentan.
Por ejemplo: Si tu hijo dedica tiempo a un proyecto escolar, podemos decir: "Me encanta ver cuanto te esforzaste en esto, ¡buen trabajo!, siéntete orgulloso de ti".
Los niños son esponjas que absorben todo lo que ven, así que, seamos su modelo a seguir. Si demostramos actitudes como la empatía y la paciencia, ellos van a aprender a ponerlas en práctica poco a poco.
Por ejemplo si enfrentamos una situación nuestra, que es estresante, pero intentamos gestionarlo bien, y modelamos calma estaremos enseñándoles a manejar sus propios momentos detonantes, de una buena manera.
Otro ejemplo puede ser, si nosotros mostramos gratitud y respeto siempre con ellos, es probable que cuando llegue la preadolescencia y adolescencia, ellos también lo hagan con nosotros y en sus demás interacciones.
Desde que son muy chiquitos, es primordial que nuestros hijos sientan y sepan que pueden hablar con sus papás sin miedo. Usemos preguntas abiertas para motivar la converdación.
En lugar de un simple, "¿Cómo te ha iso en el cole?", probemos con "¿Qué fue lo más emocionante que aprendiste hoy?". Este tipo de preguntas no solo les permite compartir, sino que también los estaremos enseñando a reflexionar sobre sus propias experiencias, lo que genera un entrenamiento en su pensamiento crítico. Nos podemos apoyar de frases como "Cuéntame más sobre esto, tu opinión es importante para mí".
Las rutinas establecidas y la responsabilidad van de la mano. Ambas son indispensables para que nuestros hijos se desarrollen de manera saludable.
Recordemos que las rutinas aportan seguridad, creemos horarios para actividades como la hora de la cena, la hora de acostarse, etc. Esto, siempre ayudará a nuestros hijos a saber qué esperar, además de aportarles un sentido de estabilidad.
Ahora bien, fomentar la responsabilidad desde pequeños, por ejemplo, darles pequeñas tareas adecuadas a su edad. Esto, les enseña habilidades útiles y les hace sentir que son parte importante del hogar. Podemos motivarlos y proponerles desde ayudar a poner la mesa, hasta cuidar y regar alguna planta; según la edad.
Vamos a involucrar a nuestros hijos en actividades cotidianas que les enseñen habilidades prácticas, como el manejo de tiempo o la organización, por ejemplo, podemos auydarles a crear un calendario familiar donde puedan anotar tareas, actividades y fechas importantes. Esto no solo les enseñará a planificar, sino que también les ayudará a gestionar mejor sus responsabilidades.
Podemos dedicar un rato cada semana para revisar juntos el calendario. Preguntarles qué actividades les gustaría añadir y cómo pueden organizar su tiempo. De esta manera, aprenderán a priorizar y a tomar decisiones sobre cómo utilizar su tiempo de manera efectiva.
Queridas familias, recordemos que la crianza positiva no se trata de ser perfectos, sino de aprender y crecer juntos. Cada conversación, cada momento compartido, cuenta. Mantengamos la mejor disposición, seamos pacientes con nuestros hijos y con nosotros mismos y disfrutemos juntos los esfuerzos y logros, nuestros hijos lo agradecerán.