MASCOTAS
No podemos caer en el error de creer que por ser animales deben asumir los fenómenos climatológicos como normales. Nuestras mascotas llevan más de 15.000 años domesticadas y no saben a qué es debido ese estruendo o esas descargas que sienten cada vez que empiezan a caer gotas del cielo.
La primavera ha llegado cargada de tormentas y muchos propietarios de mascotas se preguntan cómo actuar ante este evento climatológico tan incómodo.
Es lógica la incertidumbre existente ya que todos conocemos numerosos mitos sobre las tormentas, los rayos y el riesgo que representan.
Cuando tenemos una finca o jardín y nuestro perro duerme en el exterior, es frecuente que veamos que una tarde nublada decide esconderse cuando aún no ha caído la primera gota. La explicación es que los animales son capaces de notar variaciones en la humedad ambiental, la caída de la presión barométrica y la vibración de los truenos cuando aún no son apreciables por nuestro débil oído humano.
No por ser un perro grande o de finca debemos asumir que son inmunes a las tormentas. Muchos sienten miedo a los estruendos y buscan refugio en sus casetas, sin mover ni un pelo del hocico, hasta que cesa la tempestad.
Sin embargo, esos refugios no son seguros. Su pelo es capaz de cargarse de electricidad estática y cualquier contacto con metal puede provocarles pequeñas descargas molestas y que no ayudan a solucionar ese miedo que, poco a poco, irá aumentando sin remedio.
Si realmente queremos ayudar a nuestro amigo, durante estos días de tormentas deberíamos dejarle entrar en casa y separarle de las ventanas si estamos en una casa de pueblo con cristales antiguos.
Pero la mayoría de los perros hoy en día vive dentro de las casas. Pareciera que eso ayudaría a que ese miedo a los truenos fuese menor y, sin embargo, cada vez se diagnostican más casos de terror a las tormentas.
Sin venir a cuento vemos cómo nuestro can sale corriendo a esconderse bajo nuestra cama y no para de relamerse y de aullar. Muchos propietarios cometen el error de acudir corriendo a ese escondite e intentar sacarlo de ahí.
Dicha maniobra puede llegar a ser muy peligrosa ya que, bajo ese estado de ansiedad, puede responder de manera agresiva, mordernos y desde luego, sacarle del escondite que ha elegido como guarida, no va a ayudar a que se encuentre más seguro.
¿Cómo podemos ayudarles?
No hay un consejo único y milagroso que ayude a todos por igual. Según el grado de ansiedad que desarrollen, habrá incluso que recurrir a medicación para calmar dichos ataques.
Sin embargo, siempre recomendamos probar antes estos trucos y dejar la opción de la medicación para los casos más extremos.
El exceso de caricias no está recomendado ya que puede llevarlos a error y que les sirva de refuerzo a su estado de ansiedad, justo todo lo contrario de lo que queremos conseguir. Debemos actuar con normalidad y tranquilizarnos, sin correr de un lado a otro a cerrar ventanas, para evitar que esos momentos de nerviosismo incrementen el malestar de nuestra mascota.
Para que vayan habituándose al estruendo de los truenos podemos grabar los ruidos de una tormenta en un audio y ponerlo de manera aleatoria, primero a volumen bajo e ir incrementándolo poco a poco cada vez para ver como reaccionan. Mientras dura el audio, podemos jugar con ellos y realizar actividades tranquilas para que lo asocien a recuerdos positivos y poco a poco extingamos esa asociación negativa de la tormenta.
Nuestras mascotas llevan más de 15.000 años domesticadas y no saben a qué es debido ese estruendo o esas descargas que sienten cada vez que empiezan a caer gotas del cielo.