NUTRICIÓN
La OMS recomienda reducir el consumo de sodio en los adultos a menos de 2 gramos diarios. Este simple gesto contribuye, según este organismo, “a reducir la tensión arterial y el riesgo de enfermedades cardiovasculares, accidentes cerebrovasculares y cardiopatía coronaria en adultos”.
Mantener bajo control el consumo de sal parece algo relativamente sencillo si tenemos en cuenta las cantidades que solemos añadir a los alimentos cuando comemos en casa, pero en realidad una buena parte de la población supera esta cifra prácticamente sin darse cuenta. “Gran parte de procesados y ultraprocesados llevan grandes cantidades de sal añadida, de manera que si los incluimos en la dieta es facilísimo superar el máximo recomendado”, explica el nutricionista de Medicadiet, Álvaro Sánchez.
Además, cuando acostumbramos al paladar a la sal añadida que encontramos en los ultraprocesados es probable que cada vez nos pida más y más, lo mismo que ocurre con el azúcar. “Lo mejor es ir reduciendo poco a poco la cantidad de sal que consumimos, si es que excedemos la cifra que recomienda la OMS. Para ello, lo mejor es tomar alimentos que cocinamos en casa, la única manera de saber a ciencia cierta cuánta sal estamos consumiendo, y evitar los ultraprocesados, que suelen estar cargados de sales añadidas”, señala el nutricionista. Aquellas personas con problemas de hipertensión o afecciones cardiovasculares deben seguir esta máxima a rajatabla, y evitar snacks, fast food y precocinados como las sopas de sobre. La organización alerta de que tomar demasiada sal durante un periodo de tiempo largo puede provocar hipertensión crónica, responsable del 62% de los accidentes cerebrovasculares y del 49% de las enfermedades coronarias.
Pese a que las recomendaciones de la OMS y de la comunidad médica sobre en consumo de sal han sido concluyentes a lo largo de los años, un ambicioso estudio realizado en 2018 publicado en la revista The Lancet cuestiona la necesidad de restringir por sistema el consumo de sal en la población. Liderado por el Population Health Research institute de Ontario y elaborado por científicos de 21 países, con una muestra de más de 95.000 personas de 18 estados, la investigación alerta sobre el riesgo de ser demasiado exagerados a la hora de reducir la ingesta de sal, pues corremos el peligro de tomar menos sodio del necesario y, por tanto, de impedir que este mineral realice correctamente sus funciones en nuestro organismo.
En cualquier caso, existen algunas señales que nos pueden estar advirtiendo de que estamos tomando más sal de la cuenta. Estas son algunas de ellas.
Hinchazón
Pies, rodillas, tobillos e incluso párpados hinchados pueden indicar que nos estamos pasando con la sal. No obstante, no solo la sal provoca edema, que también puede aparecer en periodos de mucho calor o si llevamos una vida sedentaria o estamos mucho rato en la misma postura. No obstante, presta atención a los síntomas y trata de paliarlos reduciendo el consumo de sal, poniendo las piernas en alto, ayudándote con duchas frías y, sobre todo, practicando ejercicio físico a diario.
Presión arterial alta
La presión arterial total se determina midiendo la presión sistólica (el valor superior) y la diastólica (el inferior). La primera mide la fuerza que ejerce el corazón sobre las paredes de las arterias cuando late y la inferior la que ejerce entre cada latido. Una presión arterial correcta se sitúa en valores inferiores a los 120/80. Si nuestra presión es más elevada, cosa que puede ocurrir puntualmente en situaciones de tensión o estrés, lo mejor es ponernos en contacto con un profesional que la controle, realizar cambios en la dieta y, llegado el caso, optar por la medicación. La presión arterial alta se relaciona también con el aumento de las cefaleas, así que si tienes dolores de cabeza frecuentes lo mejor es que consultes a tu médico y pongas freno en el consumo de sal.
Tienes demasiada sed
Tener sed cuando hace calor o en momentos puntuales en que nos vemos sometidas a una situación de estrés no debería ser motivo de preocupación. Si la sed es constante y persiste, puede significar que estamos tomando un exceso de sal, ya que el agua nos ayuda a eliminar la sal sobrante. Esta creencia, sin embargo, ha sido puesta en duda en una reciente investigación publicada en The Journal of Clinical Investigation, que echa por tierra todo lo que hemos creído hasta ahora sobre el consumo de sal y la sed y viene a decir todo lo contrario. La investigación constata que durante una misión simulada a Marte, los cosmonautas que tomaban sal retenían más agua y por tanto tenían menos sed que los que la tomaban en pequeñas cantidades. Según estos científicos, la ingesta de sal estimula la producción de orina, pero eso no significa que bebamos más.
Tienes la necesidad constante de más sal
Si es frecuente que pidas el salero en restaurantes y casas ajenas, lo más probable es que tu paladar esté acostumbrado a tomar un exceso de sal y tengas que ponerte las pilas para reducirla. La idea es que cada vez vayas tomando menos y menos hasta acostumbrarte a los nuevos sabores.
Calambres y dolores musculares
Cuando se producen desequilibrios en las cantidades de sodio o potasio podemos experimentar contracciones musculares en forma de calambres y dolores en los diferentes músculos del cuerpo. Atenta a las señales.
Dolor de huesos
Pese a que podemos experimentar dolor de huesos por múltiples motivos, uno de ellos es el consumo excesivo de sal. Cuando tomamos más sodio del que necesitamos, los riñones se esfuerzan en deshacerse de él, cosa que en ocasiones puede provocar la pérdida de calcio, que puede afectar a los huesos, especialmente de la cadera y rodilla. Si es el caso, no solo debes reducir la ingesta de sal sino asegurarte de introducir calcio en la dieta, que se encuentra en múltiples alimentos.