El acoso tiene lugar cada vez más pronto
Es un problema que sigue muy de actualidad y que pone los pelos de punta cuando eres madre/padre: un 32% de los alumnos en España reconoce haber sufrido bullying, acoso escolar, lo que equivale a uno de cada tres niños, según las últimas cifras publicadas por la Fundación Mutua Madrileña y la Fundación Anar.
Los insultos y las agresiones físicas son las formas más habituales de acoso, seguidas de diferentes formas de presión psicológica (aislamiento, exclusión y difusión de rumores).
Aunque es un problema del que cada vez tenemos más conciencia, tanto padres como los profesionales que trabajan en los colegios, sigue copando las noticias de los medios de comunicación porque muchas veces, cuando se intentan tomar medidas, ya es demasiado tarde para el niño que lo ha sufrido. Es por eso que consideramos fundamental abordar la cuestión de si hay señales que nos puedan estar indicando si nuestro hijo sufre acoso: ¿en qué debemos fijarnos?
Teresa Rodríguez, profesora en el colegio Espíritu Santo de Madrid, y formada en talleres de prevención del acoso escolar, nos da unas claves muy útiles, la primera, que, al parecer el acoso se está empezando a producir en niños cada vez más pequeños: “En primero y segundo de Primaria”, o sea, a edades realmente tempranas.
“Suele ser muy común que un niño que lo sufre se aísle socialmente, se encierra en su habitación evitando cualquier conversación acerca de lo que han hecho en el colegio ese día. También, deja de hacer actividades deportivas, mientras que antes las disfrutaba mucho. Pero ahora prefiere no salir de casa”, aclara.
También, añade, que son niños que suelen estar tristes y se vuelven irascibles: “Tienen cambios de humor repentinos, e incluso comportamientos agresivos en casa”, dice. Otro signo es que baja su rendimiento escolar. “Parece que se vuelvan despistados o patosos porque suelen perder o perder el material escolar, la ropa, las gafas… Otros síntomas es que por las mañanas suelen tener dolor de cabeza, mareos, sensación de asfixia y problemas gastrointestinales. Además, suele ser muy común que los fines de semana se encuentren bien pero repentinamente, el domingo por la tarde, suele encontrarse mal, sobre todo del estómago, llegando incluso a vomitar”, explica la profesora.
Puede haber alteraciones del sueño, falta de apetito, excesivo nerviosismo… Evidentemente estas alteraciones, por sí solas, no significan siempre que el niño esté sufriendo bullying pero conviene estar atentos si se dan muchas de las descritas anteriormente. Lo importante sería poder detectar a tiempo los casos de acoso (que suele comenzar siempre por acciones de baja intensidad y luego degenera en otras) porque habitualmente, se identifica a la víctima cuando ya es tarde y el niño acusa ya de estrés post traumático. De ahí la importancia de la detección temprana.
Procura hablar a menudo con tu hijo, pasar tiempo con él y que sepa que siempre tienes la puerta abierta para una charla sobre lo que sea. Que sepa que tiene tu confianza es fundamental a la hora de que quiera confiarte un problema que le haya surgido, sea del tipo que sea.