SALUD ANIMAL
Una gastroenteritis con vómitos en cadena o contenido sanguinolento es un caso claro para correr al veterinario. Te contamos muchos más casos en perros y gatos.
Ser dueña de una mascota no siempre es fácil. Decidir cuándo hay que salir corriendo al veterinario puede llegar a ser tan complicado como con los bebés humanos. Ya sea porque las urgencias suelen caer en festivo o porque nos pilla a desmano el centro veterinario, muchas veces saber cuándo no podemos dejarlo pasar puede ser una ardua tarea.
En este artículo os expongo las causas más frecuentes de urgencias veterinarias en perros y gatos en las que sí o sí tenemos que desplazarnos sin demorar más el asunto.
Urgencias en perros
1. Cuadro Gastrointestinal
Los perros son muy dados a comerse cosas que no deben. Levantarse un día y ver la cocina sembrada de contenidos intestinales puede no ser tan raro. Dependiendo del número de deposiciones, el estado anímico del perro y del color de las mismas, podemos necesitar darnos un paseo a ver al veterinario, ya que, sobre todo en razas pequeñas, pueden llegar a producir desequilibrios electrolíticos graves.
Otro punto son los vómitos. Los veterinarios solemos preocuparnos más cuando las gastroenteritis cursan con vómitos en cadena o si presentan contenido sanguinolento. En estos casos hay que darse prisa en que lo vean, ya que pueden deberse a una intoxicación o un cuerpo extraño en el estómago.
2. Torsión de estómago
Los propietarios de razas medianas y grandes deben ser conocedoras de esta patología, ya que es la urgencia por excelencia. Suele ocurrir con más frecuencia en invierno y en perros que viven en el exterior, aunque no siempre es así. Por culpa de un espasmo visceral denominado reflejo vagal, el estómago comienza a dilatarse a causa de la fermentación del bolo alimenticio y esos gases hacen que se hinche o incluso se torsione sobre sí mismo, pudiendo provocar en cuestión de horas la muerte del animal si no se pone remedio antes.
Los síntomas son: arcadas sin vómito, decaimiento muy acusado, incapacidad para moverse y distensión del abdomen con dolor agudo.
No cabe duda de que en una situación así no solo hay que salir corriendo, sino también acudir a un centro veterinario con medios para una intervención quirúrgica de urgencia.
3. Dolor abdominal agudo
No siempre es fácil determinar qué le pasa a nuestro mejor amigo. A veces simplemente le vemos raro, ante lo cual debemos probar un par de trucos para saber más o menos por dónde va el asunto.
Lo primero es ver si quiere moverse, si abrimos la puerta de casa y se levanta, si ladra a los ruidos y si reacciona a esos premios tan suculentos que nunca rechazaría.
Si tenemos dudas, podemos intentar tocarle la tripa y posteriormente la espalda, despacio y sin mucha presión. Si vemos que nos mira, llora, jadea o nos avisa con un movimiento rápido de la cabeza, es que tiene dolor y debemos acudir a la clínica para una evaluación más detenida.
4. Atropellos
Sin duda, ante una situación así debemos ir inmediatamente a que lo revise el veterinario. Incluso aunque no se vean heridas, puede haber daños internos que no den la cara hasta pasadas unas horas y, quizás entonces, ya sea tarde para ponerles remedio. Esta situación no debemos ignorarla nunca.
5. Mordiscos
Salir de paseo puede convertirse en un engorro cuando se coincide con todos los vecinos del barrio, puesto que según el ambiente hormonal que haya, ese perrito tan adorable puede convertirse en un foco de problemas cuando una hembra está en celo.
Un mordisco puede no ser de importancia o puede requerir una intervención inmediata. No debemos ignorarlo nunca, pues solo el veterinario puede evaluar acertadamente cómo de grave es y qué tratamiento necesita.
Urgencias en gatos
Nuestros mininos no están exentos de situaciones de peligro aún no saliendo de casa y es imprescindible saber cuándo acudir a un profesional.
1. Gato paracaidista
Como ya comentamos en el artículo referente a este suceso, un gato que se cae desde una altura de más de 2 metros debe ser revisado siempre. No por ser una altura relativamente baja debemos pensar que es menos grave: es justo ahí donde los daños internos pueden ser mayores, dado que no tener altura suficiente les impide hacer el giro característico de los felinos en los saltos.
2. Orina fuera de la caja o inexistente
De todos es sabido que los gatos son muy limpios. Cuando nuestro minino maúlla al ir a la caja, usa lugares raros para sus deposiciones o vemos que intenta orinar y no sale nada, nos toca correr a la clínica. Casi con total seguridad estamos ante una obstrucción uretral y debemos eliminarla sin mayor demora.
3. Peleas callejeras
Si nuestro gatito disfruta de salidas por el jardín y vuelve con algún signo de pelea, siempre debemos realizarle una exploración veterinaria, ya que las infecciones en estos casos están casi siempre aseguradas y debemos instaurar el tratamiento adecuado cuanto antes.
4. Mi gato no se lava
Muchas veces no vemos un signo claro de dolor, pero de pronto notamos que el pelo de nuestro amigo está mate y apelmazado. Un gato que no se lava denota uno de los signos más claros de malestar y no debemos esperar a que deje de comer o veamos un vómito para acercarnos a la clínica, ya que, a diferencia de los perros, puede ser tarde y que le cueste mucho más recuperarse de ese estado.
En cualquier caso, no siempre es fácil saber qué le pasa o cuándo corre peligro nuestra mascota, por lo que el mejor consejo que podemos daros los profesionales es que tengáis el teléfono de urgencias siempre a mano y que ante la duda llaméis para comentarlo con el veterinario que esté de guardia y os aconseje en cada caso qué decisión tomar.
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