EFECTOS DEL ESTRÉS

¿Sabías que el estrés puede provocarte heridas en la piel? Todo sobre la dishidrosis

La dishidrosis es la evidencia de que tenemos el estrés a flor de piel. Descubre todo lo que tienes que saber sobre esta reacción de la epidermis.

Dishidrosis iStock

El estrés, la ansiedad y el acelerado ritmo de vida que llevamos muchas veces nos supera mentalmente y nuestro cuerpo tiene una reacción física para ponernos sobre aviso. Hay personas a las que los nervios se les alojan en el sistema digestivo y padecen dolor de estómago, digestiones pesadas, acidez y gases; otras canalizan el estrés a nivel muscular y sufren contracturas en la espalda, sienten rigidez en la zona cervical y aprietan la mandíbula; otras padecen calvicie incipiente o se muerden las uñas o les salen tics.

El cuerpo humano tiene diversas maneras de manifestar el estrés y, teniendo en cuenta que la epidermis es el órgano más grande del cuerpo humano, la piel es proclive a reaccionar a enfermedades que nos afectan a otros niveles.

¿Qué es la dishidrosis?

Una de las maneras que tiene nuestro cuerpo de manifestar el exceso de estrés que estamos viviendo es a través de la dishidrosis -también conocida como pomfólix y dermatosis eccematosa-, la aparición de pequeñas ampollas con líquido que suelen salir en las palmas de las manos y en los laterales de los dedos. A veces las plantas y los dedos de los pies también se ven afectados.

Las ampollas suelen ser pequeñas -aproximadamente entre uno y dos milímetros- y se agrupan en racimos. Los casos más graves, las ampollas pequeñas se fusionan con otras y forman ampollas más grandes.

Estas ampollas causan picor intenso, quemazón, eczema irritativo -grietas y rojeces- e, incluso, dolor al tacto. No obstante, en aproximadamente tres semanas, las ampollas se secan y se desprenden, dejando la piel con un aspecto escamoso.

La complicación reside en que las ampollas suelen reaparecer, generalmente cuando todavía no se han llegado a secar del todo las anteriores, de manera que en la piel conviven brotes de ampollas que se encuentran en diferentes grados de evolución, hecho que multiplica los síntomas y la complejidad del tratamiento.

Cómo se puede tratar

Evidentemente, el mejor tratamiento para la dihidrosis es poner solución al estrés que ocasiona esta reacción en la epidermis. Sin embargo, como no es una tarea fácil, lo más conveniente es que visites a un especialista para que te recete el tratamiento más adecuado según tu caso; no obstante, desde NovaMás te informamos de las soluciones más comunes que puedes incorporar en tu rutina diaria.

Lo primordial es llevar una adecuada higiene de manos, el lavado es fundamental para atenuar los síntomas de la dishidrosis, siempre y cuando se haga con agua tibia, jabón neutro y se sequen concienzudamente.

Para ayudar a acelerar la desaparición y mejorar la apariencia de las ampollas puedes encontrar en las farmacias variedad de ungüentos y cremas con corticoides. También hay compresas, antihistamínicos e incluso tratamientos con fototerapia que te ayudarán a minimizar las molestias.

Una medida extremadamente eficaz -aunque para muchos molesta- es usar guantes. No solo los de látex para evitar el contacto de la piel con productos abrasivos -como pueden ser los que utilizamos para la limpieza de la ropa o del hogar- sino que, por ejemplo, los guantes de algodón son un método excelente para asegurar que los tratamientos tópicos se filtran adecuadamente bajo la piel.

Posibles complicaciones

El picor que pueden causar estas ampollas hacen que las personas que las padecen sientan una necesidad irrefrenable de rascarse. Caer en la tentación es un gran error porque se aumenta el riesgo de contraer una infección bacteriana en la zona afectada de la piel.

Cuando las ampollas propias de la dishidrosis se secan pueden acabar causando fisuras y grietas en las manos. Estas son muy molestas porque se tratan de una herida abierta en la palma de las manos.