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¿Sabes qué es la sudamina?

Con el verano y el calor, a veces llegan pequeños problemas. Nada grave, pero en ocasiones los padres os asustáis por una pequeña subida en la piel: la sudamina. ¿Sabes qué es y cómo tratarla? Vamos a intentar solucionar todas tus dudas.

Bebé con caloriStock

¿Qué es la sudamina?

Puedes oírla por el nombre de sudamina, miliaria o erupción por el calor. En algunos lugares de España también se conoce con el curioso nombre de borradura. Ya sólo con esos nombres, es posible que te puedas hacer una idea de cuál es la causa, ¿no?

La sudamina es una erupción que se produce en la piel cuando se obstruyen los conductos de las glándulas sudoríparas. ¿A qué se debe esta obstrucción? Pues las células de la piel y diferentes residuos taponan los conductos. Del calor, el niño sudará más y el sudor queda retenido, causando una inflamación que provoca la erupción en la piel.

La obstrucción de los conductos se puede producir a distintos niveles. En función de dónde sea, el nombre cambiará:

1. Miliaria cristalina o sudamina. Es la obstrucción en la parte más superficial del conducto. Es muy frecuente en los recién nacidos y niños pequeños, aunque los adultos no estamos exentos de sufrirla.

2. Miliaria rubra. Es el tipo más frecuente.

3. Miliaria profunda. Como su propio nombre indica, la obstrucción es la más profunda. Es bastante infrecuente. Cuando ocurre suele ser en varones adultos, sobre todo en climas tropicales.

¿Causas de la sudamina?

Cualquier cosa que pueda hacer que sudemos puede causar una sudamina. Piensa en ejemplos, como el calor, el ejercicio físico o la fiebre.

¿La sudamina es algo exclusivo de los niños?

No, claro que no. Es más frecuente en los niños pequeños, obviamente, pero también puede aparecer en los más mayorcitos y en adultos. No hay diferencias entre razas ni sexos. Los recién nacidos son particularmente susceptibles a la miliaria cristalina.

¿Qué notarás a tu hijo?

En la miliaria cristalina veremos unas ampollitas pequeñitas llenas de líquido transparente que a veces se unen. Las vesículas se rompen fácilmente, pero sin causar inflamación de la piel de alrededor. Los lugares donde suele aparecer las lesiones son en la cabeza, cuello y zona superior del tronco en recién nacidos o en todo el tronco en adultos. Este tipo de sudamina no es nada molesta, ni tampoco pica.

Bebé con granitos | iStock

Si vamos hacia abajo, cuando el conducto se bloquea un poco más profundo se producirá una miliaria rubra. Ahora la erupción será de pequeños granitos rugosos rojizos, como cabecitas de alfiler. Esta subida es más frecuente en el cuello, axilas o ingles. Este tipo sí que pica y, en ocasiones, hasta escuece. A más calor y más sudor, más picor.

¿Cómo diagnosticamos una sudamina?

Los pediatras no suelen necesitar ninguna prueba para confirmar el diagnóstico. A veces, las familias cuando acudís a consultar ya vais con la sospecha. “¿Será del sudor?” La mayoría de veces la sospecha se confirma.

Una vez que se confirma lo que tiene el niño, ¿qué hacemos con él?

Pues está claro que lo fundamental es evitar el calor y cualquier cosa que le haga sudar al niño. Consejos:

1. Ponlo en un sitio fresquito.

2. Usa tejidos que transpiren, tipo algodón.

3. Si el niño ha tenido un accidente y está vendado, intenta que sea lo más poroso posible, que ventile.

4. Si tiene fiebre, le daremos un antitérmico.

¿Podemos hacer algo más?

1. Un baño con agua fresca (cuidado, no helada, que puede ser desagradable para el niño).

2. Hay cremas o lociones con calamina u óxido de zinc que te pueden ser de utilidad. Si lo guardas en la nevera, además el efecto del fresquito también mejorará mucho.

3. No es muy frecuente pero, si hay mucha inflamación en la piel, es posible que tengas que acudir al pediatra, ya que puede ser que tengan que indicaros un tratamiento durante unos días. Si el picor es muy intenso, igual también os tiene que indicar un antihistamínico para que tu hijo no esté molesto en estos días.

¿Se puede complicar?

La sudamina suele ser un proceso bastante banal y no suele complicarse. De manera ocasional, podría infectarse alguna zona de la piel. En ese caso veremos unas costras amarillentas, como del color de la miel. Ése es otro de los motivos por los que tendríais que consultar con vuestro pediatra, por si fuese necesario tratamiento antibiótico.