FITOESTRÓGENOS
Si se consume leche, ¿es recomendable cambiarse a la bebida de soja con la llegada de la menopausia? ¿Qué hay de los suplementos de isoflavonas, alivian los sofocos y otros síntomas? ¿Aumenta el consumo de soja el riesgo de cáncer de mama?
Hay mucho interés en el uso de fitoestrógenos para tratar los síntomas de la menopausia, en parte porque las mujeres asiáticas experimentan síntomas vasomotores y cáncer de mama con mucha menos frecuencia que las mujeres en América o Europa. La soja es una parte predominante de la dieta asiática, lo que puede ser un factor contribuyente y de ahí el interés por su estudio.
Hasta el 74% de las mujeres sufren sofocos durante la menopausia, que pueden tener un impacto negativo en la calidad de vida y que incluso pueden ser experimentados por algunas mujeres de 70 años. Otros síntomas frecuentes de la menopausia incluyen parestesia, insomnio, nerviosismo, melancolía, vértigo, debilidad, artraligas/mialgias, dolores de cabeza, palpitaciones y hormigueos.
La soja es un alimento fuente de isoflavonas, una clase de fitoestrógenos que se encuentran predominantemente en las legumbres. Las isoflavonas de soja tienen una estructura química similar al estradiol y son moduladores selectivos de los receptores de estrógenos. Estos compuestos parecen ejercer un efecto estrogénico o antiestrogénico según el nivel de estrógeno circulante (es decir, ejercen un efecto antiestrogénico cuando el nivel de estrógenos circulante es alto, pero cuando el nivel de estrógenos circulante es bajo, su efecto se vuelve más estrogénico).
Los fitoestrógenos de la soja se usan comúnmente para el alivio de los síntomas de la menopausia, pero aunque ha habido gran cantidad de investigación dedicada a determinar si los fitoestrógenos son efectivos para el este fin, los estudios no han sido concluyentes y han arrojado resultados contradictorios sobre su eficacia, por lo que no se ha llegado a un consenso sobre su utilidad.
La mayoría de metaanálisis realizados sobre el tema sí encuentran una mejora en los sofocos con el uso de extractos de soja de entre el 21 al 38% en comparación con el placebo. Sin embargo, la mayoría de los estudios no encontraron un alivio significativo de los otros síntomas. Aunque sin datos concluyentes, se sugiere que pueden tener un impacto positivo en la atrofia vaginal, el insomnio, la densidad mineral ósea, la cognición y el perfil de lípidos en sangre.
Por otro lado, la mayoría de los estudios indican que los fitoestrógenos se toleran bien sin efectos secundarios graves. No parecen provocar cáncer de mama ni hiperplasia de endometrio.
Al margen de lo comentado con anterioridad, en los estudios hablamos de cantidades elevadas de isoflavonas de soja, que no se cubren consumiendo bebidas de soja o yogures de soja, sino con extractos de isoflavonas de soja consumidos específicamente con este fin como suplemento. En la dieta asiática, el consumo es más elevado ya que los derivados de la soja están presentes como porte de la alimentación básica diaria.
En definitiva, los datos actuales son insuficientes para sacar conclusiones definitivas sobre el uso de isoflavonas como alternativa a los estrógenos para el reemplazo hormonal en mujeres posmenopáusicas.
Aunque los estudios aluden a los posibles efectos protectores de las isoflavonas de soja en tejidos específicos, se necesita todavía más investigación para extraer resultados concluyentes. Es decir, que si te gusta consumir bebida de soja o sus derivados, puedes hacerlo por otros motivos, pero si ya los efectos de los extractos concentrados en isoflavonas no tienen resultados concluyentes, no se va a notar ningún efecto ni positivo ni negativo en el consumo de estos alimentos, que presentan cantidades mucho más bajas.