LA MEMORIA FUNCIONAL
"No te esfuerces tanto, que luego al bebé se le olvida todo lo que hiciste por él", "no te preocupes, no se acordará". ¿Te suenan estas frases? Veamos en este artículo cuánto tienen de verdad. ¿Realmente a los bebés se les olvida todo?
Ninguna persona se acuerda de sus experiencias en la tripa de su madre antes de nacer, del parto, de cómo se alimentaba los primeros días, de aprender a gatear o de sus primeros pasos. Sin embargo, sí creamos aprendizajes a partir de esas experiencias y nos desarrollamos con esta base. ¿Qué sentido tiene esto?
Existen distintos tipos de memoria y los bebés no tienen memoria autobiográfica. Es decir, no recuerdan cosas que les pasan, pero sí recuerdan lo que necesitan recordar para avanzar en su aprendizaje y conocimientos. Por ejemplo: saben si una persona les gusta o no les gusta en base a las experiencias positivas o negativas con esa persona. Además, aprenden a cómo hacer distintas actividades en base a lo que ven y lo que experimentan.
La memoria funcional está relacionada con las funciones ejecutivas de nuestro cerebro y nos permite realizar actividades básicas de nuestro día a día. La memoria funcional nos ayuda a procesar, utilizar y recordar la información rápidamente. A los adultos nos ayuda a recordar números de teléfono o direcciones, pero a los bebés también les ayuda a recordar cómo mover las piernas para girarse, cómo balbucear para que le entiendan mejor o qué botones pulsar de su juguete favorito.
Por otro lado, la memoria funcional permite que la información se vaya organizando en el cerebro y creando unas bases para incluir el resto de información que vaya apareciendo en la vida de la persona. Además, la memoria funcional permiterecordar información nueva, que exista flexibilidad de pensamiento y promueve el autocontrol.
La memoria sensorial es aquella que nos permite identificar a qué estímulo pertenece todo lo que percibimos con nuestros sentidos. Por ejemplo: la voz de la madre o el olor de la leche. Relacionado con este tipo de memoria también se encuentra la memoria implícita, que es aquella que permite actuar de forma anticipada a ciertos estímulos a través de patrones.
A partir de los 6 meses, se desarrolla la memoria episódica, aquella que permite familiarizarse con las rutinas o saber qué es lo que va a pasar después de algo determinado. Por ejemplo: que lo pongan en la trona, significa que va a comer.
Existen distintas teorías que explican por qué los bebés no recuerdan nada de sí mismos hasta los 2 años aproximadamente. Una de ellas es que no tienen desarrollado el hipocampo (lugar donde se almacenan los recuerdos en el cerebro) y otra explica que, para tener recuerdos de nuestra vida, debemos tener desarrollado un concepto sólido de nuestra identidad. Es decir, de quién somos exactamente. En este punto, cabe recordar que los bebés se empiezan a reconocer en el espejo a partir del año aproximadamente.
A veces creemos recordar cosas que nos sucedieron a muy temprana edad, incluso siendo bebés y la explicación más acertada suele ser que nos han contado tantas veces ese recuerdo que ya lo recordamos como si fuera nuestro, cuando realmente no lo es. Es importante ser conscientes de esto para evaluar de donde proviene la información que tenemos almacenada e incluso en ocasiones, cuestionarla.
Algunas conclusiones sobre la memoria de los bebés son las siguientes: