PUEDE ARRUINARLA
La perfección en el mundo no existe. Y si buscas una historia de amor perfecta, estás equivocado. Por eso te contamos cuál es el error más común que cometemos al buscar pareja y por qué.
Hay épocas en las que preferimos estar solteros, disfrutar del tiempo libre solos o con amigos y no comprometerte con nadie. Sin embargo, hay otras épocas en las que buscamos vivir un amor romántico, aunque no tengamos a la persona con la que hacerlo. Pero, cuidado, porque tendemos a cometer un error más común de lo que pensamos. Te lo contamos.
Todos sabemos que al empezar una relación, nuestro entusiasmo, emoción y nervios son los grandes protagonistas. Además, pensamos que la historia de amor es perfecta y que no hay ningún desperfecto. Error.
Y es que, según el médico cirujano Mario Alonso Puig, tener esta imagen irreal de la pareja puede llevar a sufrir decepciones y frustraciones cuando surgen diferencias y defectos; es decir, cuando nos damos cuenta de que esa imagen de pareja perfecta no existe.
Pues uno de los errores más comunes al elegir a tu compañero de vida es idealizarle, lo que puede tener un impacto negativo a largo plazo. Lo que consigue la idealización de la persona es tener unas expectativas de ella que distan mucho de la realidad.
Al no aceptar a la pareja tal y como es, cuando empiezas a descubrir sus defectos o cuando empiezan a salir a la luz aspectos que no te gustan de esa persona, se pueden generar conflictos y, en la mayoría de los casos, frustración porque la persona no es como tú habías idealizado que fuera.
Tal es el problema que incluso uno de los dos se puede sentir incomprendido o insuficiente. Asimismo, crear una visión errónea de la persona lo que hace es que no conozcamos realmente a esa persona, y mucho menos su esencia. Es decir, que creamos una imagen errónea e incompleta de la pareja que hemos escogido.
Es por ello que hay que hacer hincapié en que la clave para construir una relación sana y estable es conocerse hasta lo que no te gusta de esa persona. Es decir, conocer sus virtudes y sus defectos y aceptarlos. Y, sobre todo, tener una visión realista de la relación, con comprensión mutua y comunicación como pilares fundamentales.